La cantidad de agentes de tránsito no alcanza a controlar todas las intersecciones afectadas y sin semáforos. La crisis también ha obligado a dejar de hacer otros operativos de control.
POR: Esteban Cárdenas
Estruendos agudos cobran protagonismo en las calles. Pitos, sonidos que se repiten una y otra vez en medio del vaivén de carros de todos los colores y tamaños. Unos sobre otros, todos se abalanzan en fila y en grupo para poder pasar un cruce en el que el semáforo luce apagado.
Sin colores que definan quién pasa y quién no, sin luces que marquen el rumbo y sin ninguna autoridad en la calle. El tránsito en la intersección de la avenida Eloy Alfaro y Ramón Borja, en Quito, se convierte en un caos, en el que los trancones son parte del día a día, sobre todo en horas pico y por las noches, momentos en los que, sin luz, las reglas parecen dejar de existir.
Esta realidad se ha convertido en el día a día de Quito. Los cortes de luz que vive el país desde hace dos meses han conflictuado cada vez más la movilidad en la ciudad, afectando a los semáforos y a intersecciones críticas, donde la falta de una guía ha generalizado el caos. Y es que, además, el control del tránsito de la ciudad no ha llegado a abastecer todos los problemas que se viven por los cortes de energía, ni tampoco a establecer un control más severo.
Fernanda Guzmán, de 39 años, es una de las conductoras que debe vivir con estos atascos día a día en la capital. Ella explica que ha estado cerca de chocar en más de una ocasión, sobre todo en intersecciones en las que cruzar es más complejo por el alto flujo vehicular.
“Cuando no hay luz es complicado, por ejemplo, tomar la Diego Vázquez de Cepeda, aquí en la bajada de la Mariano Paredes. Hay tantos cruces y carros que pasan, que cuando no hay agentes de tránsito es casi imposible bajar para ir por la Occidental. Yo debo coger esa calle para ir al trabajo y cuando cortan la luz por la mañana y no hay agentes me demoro más de 10 minutos a veces en poder pasar”, dice.
Justo hace dos días en este mismo cruce casi se roza con un taxi al intentar pasar, “estaba avanzando y de la desesperación me lanzaron el carro, con los justas alcance a parar porque, si no, me chocaba”.
Esto no sólo ha complicado su rutina y le ha obligado a salir más temprano, sino que también ha llenado su día de estrés desde temprano por la mañana. “La situación ya es insostenible. Cada vez es más difícil circular en la ciudad y no en todos lados hay agentes”.
Ante este caos, en algunas calles de Quito las mismas personas civiles han optado por ponerse en el papel de agentes y controlar el tránsito en distintas intersecciones.
Este es el caso, por ejemplo, de la avenida Eloy Alfaro y Los Álamos. Allí, el cruce de vehículos es controlado por un grupo de tres personas que, con chalecos naranjas y cintas reflectivas, se paran frente al tráfico para permitir y prohibir el paso de carros, de modo que todos avancen en orden y seguros.
Con silbidos o pitos improvisados, David González, de 31 años, es una de las personas que se paran en esta vía. Él es un migrante venezolano que, generalmente, se dedica a limpiar vidrios o vender dulces en estos mismos semáforos. Sin embargo, con la llegada de los cortes de luz, junto con otros compatriotas se juntó para ayudar con el manejo del tráfico.
“Ya aquí se iba la luz y era difícil incluso vender. Así que con unos compañeros nos juntamos para ayudar a la gente. Aquí también hay personas que pasan y nos dan unas monedas por la ayuda, pero el punto es hacer algo también para contribuir, ya que estamos aquí”, dice. “La mayor parte de carros les hacen caso, otros no pero al menos ya algo se hace”.
El hombre de gran estatura y contextura delgada, después de sus palabras, vuelve al ruedo y a pararse frente a los carros esperando que frenen para dar paso al otro grupo de vehículos. Aquí el caos se esfuma, mientras más adelante se mantiene en la ausencia de agentes.
Falta de control
Según la Agencia Metropolitana de Tránsito de Quito, todos los días se activan 1.410 agentes de tránsito en la ciudad para controlar las intersecciones afectadas por los cortes de luz. Estos trabajan en diferentes horarios: 650 trabajan de 06:00 a 13:30, 650 más entran de 13:00 a 20:00 y 110 cumplen estás labores de 18:00 a 06:00.
Así, se puede ver que el número aproximado de agentes de tránsito activos para el control de las intersecciones ronda los 650 durante el día y 110 durante la noche. Pero, ¿es realmente este número suficiente para controlar todos los posibles problemas que se presentan por la falta de energía en la ciudad?
Si se analiza el número de intersecciones semaforizadas que pueden verse afectadas durante los horarios de corte, estas rondan las 1.267. En otras palabras, el número activo de agentes de tránsito podría cubrir alrededor del 51% de las intersecciones semaforizadas afectadas; lo que se traduce en poco más de la mitad.
Para Carlos Páez, experto en movilidad, estos mismos datos reflejan la falta de capacidad que tiene la Agencia Metropolitana de Tránsito para controlar eventos de tan alta magnitud cómo los cortes de luz. “Nunca va a alcanzar, porque no se tiene agentes suficientes para controlar todas las calles de la ciudad. Hay un déficit que siempre va a existir”.
Con esto concuerda Guillermo Abad, exsecretario de movilidad. Él asegura que la cantidad de agentes de tránsito que hay en la ciudad resulta insuficiente ya en periodos ordinarios, por lo que el déficit se remarca aún en situaciones extraordinarias, como la que vive el país en el marco de los cortes de luz.
Además, asegura que el uso de toda la fuerza de agentes de tránsito en el control de las intersecciones semaforizadas afectadas hace que resulte aún más complejo controlar otros aspectos del tránsito o realizar operativos de prevención. Por esto, dice, tampoco se realizan controles de velocidad u otros operativos.
Según información brindada por la Agencia Metropolitana de Tránsito, es verdad que en Quito ya no se realizan estos controles, sino que todo su personal se encarga de controlar el tráfico en intersecciones afectadas. Sin embargo, se aclaró que los dispositivos por consumo de alcohol se mantienen.
Los expertos concuerdan que es elemental que la ciudad ejecute nuevas soluciones tecnológicas para el control de velocidad y de otros aspectos del tránsito, de modo que los agentes disponibles puedan cubrir las demás demandas, sin necesidad de que exista un abandono de otros aspectos.
De momento, aseguran que la crisis del tránsito en la ciudad se mantendrá mientras la crisis se mantenga en el país con los cortes de luz. En varias ocasiones, Pabel Muñoz, alcalde de Quito, ha asegurado que el control actualmente prioriza intersecciones críticas, por lo que escenarios como los descritos al inicio, seguirán ocurriendo mientras no haya luz.
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