En su primera audiencia en Nueva York, alias ‘Fito’ se declaró no culpable. En el país, el crimen se reordenará y podría darse una nueva arremetida.
POR: Esteban Cárdenas Verdesoto
Medios como el New York Times reportaron que con su barba canosa y vestido con una camiseta oscura, escuchó su primera audiencia realizada en Nueva York. José Adolfo Macías Villamar, alias ‘Fito’, enfrentará la justicia en Estados Unidos, desde hoy, luego de haber sido extraditado ayer desde Ecuador, para enfrentar siete cargos de los que es acusado en el país norteamericano.
Su extradición se hizo sin mayor anuncio ni bullicio. De hecho, las autoridades tardaron en confirmar que el narcotraficante, detenido semanas atrás tras su última fuga, salió con rumbo a Estados Unidos en un avión del Departamento de Justicia, que arribó al país al mediodía de ayer y salió a las 14:00. Hoy, Carolina Jaramillo, vocera del Gobierno, lo oficializó.
“El operativo de traslado y entrega se cumplió desde las 12:00, con intervención del Bloque de Seguridad, liderado por el ministro (del Interior, John) Reimberg”, dijo la funcionaria en su conferencia matutina de todos los lunes.
‘Fito’ fue llevado desde La Roca hasta la base aérea, para su posterior entrega. El Gobierno anunció que este acto se logró en menos de un mes desde su recaptura, asegurando que estos golpes permiten debilitar a las estructuras criminales en el país.
Hoy, el criminal se convierte en uno de los casos emblemáticos de extradición de ecuatorianos al exterior desde la aprobación de esta medida en consulta popular. Una medida que, según expertos, marca un precedente en el manejo del sistema judicial de cara hacia el extranjero. Hoy, cabe preguntarse, entonces, cuáles son las implicaciones que tiene esta acción para el país.
Más sobre el caso ‘Fito’
En menos de 24 horas desde su arribo, alias ‘Fito’ ya se presentó ante una jueza de la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York, la magistrada Vera M. Scandon, quien fue la encargada de presidir la audiencia de formulación de cargos, Se sentó frente a ella, junto con su abogado y un intérprete de español y escuchó los siete cargos por los que se le acusan: conspiración para el tráfico internacional de cocaína, tráfico internacional de cocaína, por aproximadamente 1.800 kilogramos; tráfico internacional de cocaína, por aproximadamente 1.100 kilogramos; tráfico internacional de cocaína, por aproximadamente 800 kilogramos; uso de armas de fuego para el tráfico de drogas; contrabando de bienes a Estados Unidos y compra de armas de fuego a través de testaferros.
La audiencia duró alrededor de 20 minutos, en la que el narcotraficante recién extraditado se declaró, a través de su abogado, Alexei Schacht, como no culpable por cada una de las acusaciones.
Asimismo, durante la audiencia, la jueza decidió que mientras avanza el caso, ‘Fito’ permanecerá en el Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn, en Nueva York. Además, se dispuso que el criminal sea revisado médicamente en esa prisión, debido a que su abogado aseguró que Macías padece de artritis e, incluso, declaró tener esquirlas de bala en su cuerpo.
Por último, se declaró que su próxima audiencia será el 19 de septiembre en el juzgado, debido a que las partes procesales pidieron aplazar lo más posible el proceso, con el objetivo de analizar la información, tanto acusatoria como para la defensa de ‘Fito’.
Los fiscales, durante el proceso, afirmaron que Macías, quien tomó el mando de Los Choneros en 2020, ha utilizado una extensa red delictiva, que incluye grupos como el Cartel de Sinaloa, para facilitar el traslado de toneladas de cocaína de Sudamérica a México y, finalmente, a Estados Unidos. “Su alcance era amplio y extenso”, dijo Chand Edwards-Balfour, ayudante del fiscal estadounidense, ante el tribunal.
La acusación presentada por la Fiscalía del Distrito Este de Nueva York, sobre la que tendrá que defenderse ‘Fito’, lo señala como el principal líder de una “organización criminal transnacional notoriamente violenta”. La organización, afirma la Fiscalía, se armaba con fusiles AK-47, ametralladoras, granadas y otros dispositivos adquiridos ilegalmente en Estados Unidos, luego contrabandeados hacia Ecuador a través de terceros.
En ese contexto, el fiscal federal Joseph Nocella fue enfático: “Durante años, el acusado fue el despiadado e infame traficante de drogas y armas de fuego al mando de Los Choneros. Inundó a Estados Unidos y otros países con cocaína, y utilizó violencia extrema en su búsqueda de poder y control”. Sus palabras fueron respaldadas por la DEA, la ATF y la Oficina de Control de Exportaciones del Departamento de Comercio de Estados Unidos, quienes afirmaron que la captura y extradición de Macías es parte de la ‘Operación Recuperar América’, una ofensiva que busca desmantelar a las organizaciones criminales transnacionales.
A pesar de estar encarcelado en Ecuador desde 2011, acusado de asesinato, robo y narcotráfico, las autoridades estadounidenses aseguran que Macías nunca perdió el control. En la acusación se detalla cómo, desde prisión, dirigía operaciones usando teléfonos celulares e internet. Incluso durante su segunda fuga, en enero de 2024, ocurrida apenas dos días antes de ser trasladado a una cárcel de máxima seguridad, su escape provocó una ola de violencia sin precedentes: atentados, secuestros, motines, explosiones. Fue recapturado recién el 25 de junio de 2025, y extraditado tres semanas después. Y allí es donde tendrá que empezar el resto del proceso que podría culminar con una sentencia mínima de 20 años de prisión.
Hoy, su salida del país no sólo representa un traslado físico; sino que simboliza, al menos en el discurso oficial, una ruptura en el manejo de los casos vinculados a la delincuencia transnacional y al narcotráfico. Por primera vez, un líder de alto valor es entregado a otro país para que enfrente un juicio, desde la reforma constitucional aprobada en la consulta popular de abril de 2024. Pero, esto también conlleva otras implicaciones para el país.
Implicaciones en temas de justicia
Para el abogado Mauricio Alarcón, el caso de ‘Fito’ deja más preguntas que certezas sobre la solidez del sistema judicial ecuatoriano. La rapidez con la que se concretó, en menos de un mes desde su recaptura, no responde, dice, únicamente a la eficiencia institucional que se evidenció en este caso; sino a una decisión del propio procesado.
“Contrario a lo que muchos pensábamos, la extradición de ‘Fito’ se concretó en un tiempo mucho menor del que podría haber tomado. Por supuesto, esto radica en el hecho de que ni él, ni su defensa, se opusieron”, dice el experto.
Y esa aceptación voluntaria, sin reparos, dice mucho más de lo que parece. “Un capo de estos prefiere sin reparo someterse a la justicia estadounidense, dura, rígida, bastante más independiente que la ecuatoriana, permeada por grupos de delincuencia organizada”, dice. En ese contraste, lo que se expone es una fisura profunda en la confianza institucional, el reconocimiento tácito de que la justicia ecuatoriana ha perdido autoridad ante los actores del crimen organizado.
Además, la extradición de ‘Fito’ es el primer gran caso ocurrido bajo el nuevo marco constitucional aprobado en el referéndum de abril de 2024. “No es la primera extradición de un ecuatoriano, pero sí el primer gran caso. Y esto no habría sido posible si no se aprobaba la extradición de nacionales”, sostiene el jurista, quien considera que este hito también ratifica que las reformas pueden tener efectos concretos cuando existe voluntad política y cooperación internacional.
Pero la implicación más sensible no está en el traslado ni en el juicio que deberá enfrentar ‘Fito’ en Estados Unidos. Está en lo que pueda decir. “Lo que ‘Fito’ ‘cante’ ante la justicia estadounidense podría terminar trayendo una cola muy larga al sistema ecuatoriano”, anticipa Alarcón. Y no se refiere sólo a la estructura interna de Los Choneros o a sus redes logísticas. “Podrían visibilizarse relaciones con grupos de poder y con autoridades que todos conocemos, pero que no han podido ser probadas”, advierte.
Esa posibilidad, aunque incierta, amenaza con sacudir no solo al sistema penal, sino a los cimientos institucionales de un país donde, durante años, el narcotráfico y la política han convivido en silencio. Además, esta se ve reforzada con los posibles acuerdos que pueda alcanzar ‘Fito’ con la justicia estadounidense con el objetivo de cooperar con el proceso y verse beneficiado en las penas finales alcanzadas.
Sin embargo, las implicaciones también van más allá. Y es que el vacío que dejó Fito en el país, en temas de mando y control de bandas delincuenciales, también puede generar un efecto en cadena.
Implicaciones en Ecuador
Desde el ámbito de la seguridad, la extradición de Macías representa un hecho sin precedentes. Según el experto en seguridad Daniel Pontón, esta es la primera vez que Ecuador entrega a uno de los capos de las bandas por delitos directamente vinculados al narcotráfico. Y es que para él, “esto marca un antes y un después”. Pero no se trata sólo de una decisión judicial, también es parte de una estrategia política.
El Gobierno ha posicionado la extradición como un triunfo dentro de su discurso de “hiper mano dura” en el marco del conflicto armado interno. La captura, traslado y comparecencia de ‘Fito’ en Nueva York han sido usadas como símbolo de control estatal y cooperación internacional. Sin embargo, Pontón advierte que este tipo de acciones, aunque contundentes desde el punto de vista simbólico, pueden tener efectos secundarios no deseados. “Estamos en las puertas de un conflicto criminal, con un posible escalamiento de la violencia”, advierte.
Y las señales ya están ahí. En las últimas semanas, ciudades como Manta han sido escenario de asesinatos vinculados a disputas entre facciones criminales, como Los Lobos y los remanentes de Los Choneros. Para Pontón, estos episodios son el resultado directo del reacomodo de fuerzas que suele seguir a la caída de un líder. “Cuando se toca una pieza clave del crimen organizado, lo que viene es una mutación: nuevos liderazgos, fragmentación, violencia territorial”.
En el mediano plazo, el escenario puede volverse aún más complejo. Pontón sostiene que cabecillas de alto perfil podrían optar por replegarse, bajar el perfil o sofisticar sus métodos operativos. “En Colombia, los grandes carteles desaparecieron, pero surgieron microcarteles más difíciles de rastrear”, dice para ejemplificar lo que podría pasar en Ecuador. Y asegura que en el país, donde no existe una estrategia de largo plazo para enfrentar el narcotráfico, el riesgo es que el sistema criminal se adapte y evolucione más rápido que el Estado.
“La problemática de Ecuador tiene características propias, de orden geopolítico y económico, que hacen que hoy sea uno de los centros más conflictivos del narcotráfico global”, sostiene el experto. Y en ese contexto, las extradiciones, por necesarias que sean, no bastan para desmantelar estructuras complejas y bien financiadas. “Vamos a vivir unos años más de una arremetida criminal muy agresiva. No hay estrategia de largo plazo”, dice.
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