Las dos grandes crisis que ha sufrido Ecuador en 2024: de inseguridad y energética, han empujado las ventas de autos a niveles de pandemia y la tendencia se mantendrá en 2025. Esta realidad es un reflejo, dicen los entendidos, de la economía del país.
POR: Juan Camilo Escobar
Las ventas del sector automotor en Ecuador registran una caída significativa durante este año, con dos periodos críticos de contracción que llevaron los resultados por debajo de los niveles reportados en 2020, durante el pico de la pandemia que paralizó al mundo entero, según cifras oficiales del gremio.
El primer periodo de mayor impacto se registró entre enero y febrero, en el contexto de los primeros meses tras el reconocimiento oficial de un conflicto armado interno atribuido al aumento de la violencia criminal. El segundo ocurrió entre octubre y noviembre, coincidiendo con los dos primeros meses de la crisis de apagones que afecta al país.
Ambos momentos críticos presionan aún más a la baja las ventas de los 11 primeros meses de este año, que concluyeron con un 19% menos que el mismo período del año anterior, al pasar de 123.035 unidades a 99.559.
Así, sin excepción, cada mes entre enero y noviembre fueron inferiores en ventas en comparación con el año anterior y con gran parte de los cinco años anteriores, conforme se puede apreciar en el siguiente reporte gráfico:

La venta de vehículos en Ecuador sigue siendo un reflejo de la situación económica del país, según Genaro Baldeón, presidente ejecutivo de la Asociación de Empresas Automotrices del Ecuador (Aeade). Baldeón lamentó que la desaceleración del comercio automotor se mantiene como tendencia desde julio de 2023, con la única excepción de marzo de 2024, cuando se registró un repunte en ventas previo al incremento del Impuesto al Valor Agregado (IVA) que entró en vigor en abril.
“La crisis energética que vivimos casi todo el año, agravada en los últimos meses; la inseguridad en varias provincias golpeadas por la delincuencia; la contracción del crédito; y la falta de liquidez del sector público y del aparato productivo afectan la confianza del consumidor y, en consecuencia, desaceleran las ventas”, manifestó Baldeón.
El dirigente gremial destacó que los cortes de energía han impactado negativamente en la dinámica comercial y la confianza de los consumidores. “La crisis energética tuvo cierta incidencia en el comercio automotor, especialmente porque los cortes generaron menos recursos y menor liquidez para que el consumidor final destine recursos a la compra de bienes de larga duración”, afirmó.
Perspectivas para 2025
Baldeón anticipó que la tendencia actual se mantendrá durante lo que resta de 2024 y, probablemente, a lo largo de 2025. Y subrayó que el alto costo tributario sigue siendo un obstáculo significativo para la recuperación del sector. “Los vehículos en Ecuador tienen una carga tributaria que incrementa su precio entre un 40 % y un 60 % sobre el valor final, lo que afecta la decisión de compra”, explicó.
El representante de la Aeade sugirió que una revisión de la estructura tributaria y arancelaria por parte del Gobierno podría ser clave para mejorar las condiciones del mercado. La Aeade prevé continuar monitoreando el comportamiento del sector y plantear propuestas que permitan mitigar los impactos económicos y recuperar la confianza del consumidor.
DECISIONES E INCERTIDUMBRE ECONÓMICA
La caída sostenida en la venta de vehículos en Ecuador refleja las profundas tensiones socioeconómicas que enfrenta el país, aseguró el economista Francisco Espín. Según Espín, factores como el recrudecimiento de la violencia criminal, que llevó al reconocimiento de un conflicto armado interno a inicios de este año, y los racionamientos eléctricos derivados de la crisis energética, han impactado directamente en las decisiones de consumo e inversión.
“La gente se está reservando las decisiones de compra de vehículos porque los apagones, al dejar de ser algo coyuntural y prolongarse con aumentos en los horarios de racionamientos, generan un escepticismo generalizado sobre el futuro económico”, señaló.
Espín subrayó que la incertidumbre sobre la estabilidad económica a mediano plazo también está afectando las decisiones de compra, tanto en los hogares como en las empresas. “Las familias postergan estas grandes adquisiciones porque temen que las empresas reduzcan personal en 2025, algo que algunas ya lo están haciendo. Por su parte, las empresas también están restringiendo sus decisiones de inversión”, afirmó.
El economista también destacó que el panorama económico para el cierre del 2024 e inicio del 2025 es preocupante: “Se prevé que el 2024 cierre con un crecimiento económico nulo, y para el 2025 la tendencia sería similar. Esta expectativa frena decisiones de compra e inversión, ya que tanto las familias como las empresas prefieren esperar a que el Gobierno tome medidas claras para gestionar la crisis”.
Perspectivas
El experto advirtió que el primer semestre de 2025 será crucial para evaluar el impacto de las medidas gubernamentales y su capacidad para mitigar la crisis energética. “Por ahora, se espera que la economía continúe afectada durante el primer semestre del próximo año. Las decisiones que tome el Gobierno en los próximos meses serán determinantes para evitar que persistan los mismos problemas de racionamientos”, puntualizó Espín.
Con este escenario, las expectativas sobre el comportamiento del comercio automotor, y en general de la inversión privada, dependen en gran medida de las acciones estructurales que se implementen para abordar la crisis energética y la inseguridad.



