La desinformación más elaborada en torno a la pandemia del COVID19 tiene forma de teoría conspirativa. No son memes ni frases aisladas. Son complejos entramados que contienen datos imprecisos y descontextualizados que, planteados dentro de una estructura, tienen una apariencia lógica. Esa característica los convierte en falacias peligrosas.
Para empezar. Las «teorías de la conspiración” en plena crisis sanitaria mundial se usan para responsabilizar a ciertos gobiernos como agentes de la creación del coronavirus en un laboratorio. Además, sostienen que lo propagaron intencionalmente con el objetivo de generar una crisis económica global y, por ende, caos colectivo. El país que se ha convertido en blanco de estos ‘ataques’ es Estados Unidos.
Por ejemplo, el canal de YouTube Enrique Sierra Mendoza -que cuenta con 378,000 suscriptores y una imagen de Vladímir Putin en su perfil- publicó un video el 14 de marzo que ya ha sido visto 145,270 veces y afirma que el COVID19 fue desarrollado en laboratorios estadounidenses con la finalidad de sabotear la economía china. La mayor parte del audiovisual de 12:43 minutos enfatiza en la velocidad del contagio y los síntomas. No ofrece fuente o sustento científico que demuestre la afirmación del titular: “ADN confirmar que el virus fue creado en laboratorios de EEUU”.
Estos contenidos sirven de alimento para el discurso de otros gobiernos. Ese es el caso de Mahmoud Ahmadinejad, presidente de la República Islámica de Irán. El mandatario sostuvo el 9 de marzo que «el coronavirus mutado (COVID19) fue fabricado en laboratorios de guerra biológica pertenecientes a las potencias mundiales».
En tuit con mención a António Guterres, secretario general de las Organización de las Naciones Unidas (ONU), el iraní adjunta una carta en la que asegura que “está claro para los pueblos del mundo que el mutado e inteligente coronavirus 2019 fue producido en laboratorios y, más claramente, puesto por las reservas de guerra biológica pertenecientes a las potencias hegemónicas mundiales, y es mucho más antihumano, destructivo y horrible que las otras armas antihumanas como las nucleares y químicas, así como Harp. (…)
Es necesario obligar a la OMS a identificar estrictamente los laboratorios, así como los elementos involucrados en el uso de virus como el Corona, y presentarlos a la comunidad mundial”.
Un discurso similar fue compartido por el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, también en redes sociales. El hombre polemizó el 12 de marzo en torno a la posibilidad de que “el virus pudo haber surgido en EE.UU. e importado por la armada estadounidense a Wuhan”. Estas declaraciones se producen un día después de la intervención de Robert Redfield, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, quien aseguró que algunas de las personas que aparentemente murieron por influenza, en realidad portaban COVID 19. Redfield no mencionó cuándo se produjeron los decesos, pero el chino empleó el mensaje para asegurar que Estados Unidos esconde información importante al mundo sobre su papel en el desarrollo del COVID19.
¿Qué dice la ciencia respecto a un posible origen artificial del COVID 19?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha explicado que los coronavirus (CoV) son una familia amplia de virus que pueden causar diversas afecciones: desde el resfriado común hasta enfermedades más graves; ese es el caso del coronavirus que provoca el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) o el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).
Los coronavirus se pueden contagiar de los animales a las personas, esto es lo que técnicamente se conoce como transmisión zoonótica. El 7 de febrero de 2020 la Universidad Agrícola del Sur de China presentó un estudio preliminar que señala que el pangolín (mamífero pequeño parecido al armadillo) sería el origen de esa cepa; pero esa hipótesis fue descartada por la misma institución académica veinte días después, el 27 de febrero.
Según un comunicado publicado el pasado 19 de febrero por la revista médica The Lancet, científicos a escala mundial criticaron y desacreditaron las teorías de conspiración que afirman que el nuevo coronavirus tiene su origen no en animales, sino en un laboratorio estadounidense.
27 autores de la publicación afirmaron que condenan “enérgicamente las teorías de conspiración que sugieren que COVID19 no tiene un origen natural”. De acuerdo a los expertos, esta enfermedad viral se originó en la vida silvestre. “Las teorías de la conspiración no hacen más que crear miedo, rumores y prejuicios que ponen en peligro nuestra colaboración global en la lucha contra este virus”, aseguraron.
En Ecuador, los especialistas también descartan que un laboratorio haya dado lugar a la creación del COVID19. El infectólogo Byron Nuñez Freile, del Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM, IESS) de Quito, descartó esa premisa.
El 2 de marzo durante una conferencia en la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB), el doctor explicó que «las variantes filogenéticas no demuestran que haya existido manipulación». En otras palabras, la forma en que evolucionó el COVID19 responde a una variante compleja, incapaz de ser desarrollada por humanos.
La microbióloga Linda Guamán, docente de la Universidad UTE, coincide en que es imposible generar el virus en un laboratorio. La científica trabaja en el desarrollo de microorganismos y descartó por completo que el COVID19 tenga un origen artificial. La razón: la similitud evolutiva que este nueva cepa de coronavirus tiene con sus antecesores.
Por otra parte, las teorías de conspiración son tan curiosas que se contradicen unas a otras. Este es el caso de un video en el que Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, afirmó a contramano que el COVID 19 fue desarrollado por China para recuperar su “economía en crisis”. Así, el primer mandatario brasileño asegura que el gigante asiático hizo lo mismo en 2013 cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó a la gripe aviar como una pandemia, originaria de China, y que, “gracias al pánico causado en los mercados, la economía china creció”.
¿Qué dicen otras teorías relacionadas?
Otro de los mensajes que se ha viralizado apunta a una estrategia de «manipulación de la conciencia social». También se cita el «autoatentado de las Torres Gemelas» para sostener que la pandemia que hoy afecta a 179.165 personas es un «engaño general».
De acuerdo al sociólogo y docente universitario, Tomás Quevedo, la proliferación de las teorías conspiracionistas está relacionada con «la predisposición de ciertas personas a no filtrar la información». Así, es más fácil creer una historia que suena compleja y te habla de un sistema de dominación mundial, a aceptar la realidad que enfrenta un país con un sistema de salud público débil frente a una pandemia que ha cobrado 78.078 vidas hasta el 16 de marzo. El experto no descartó que distintos grupos económicos que hagan negocio o salgan beneficiados de momentos de crisis, sin embargo eso es materia de otro análisis.
«Las teorías de la conspiración han estado siempre presentes en nuestra vida cotidiana, a través de la ciencia ficción y en momentos suenan como relatos elaborados y hasta científicos, pero en realidad son cuentos. Creo que es importante verificar las fuentes, mirar quien escribe y sobre todo si lo que leo, observo tiene un aval científico esa es la forma de combatir la desinformación», recomendó Quevedo.
¿Es la primera vez que proliferan las teorías conspirativas?0
El COVID19 no ha sido la primera excusa que se usa para desinformar en materia de reducción de la población por razones económicas o políticas. Ya en 2013, cadenas como Russia Today (RT) publicaron que «el Club Bilderberg quiere reducir la población mundial«. El Club reúne a unos 140 líderes políticos, dirigentes empresariales, de la comunicación y la academia.
Pese a la gravedad del titular, la noticia es una entrevista a Daniel Estulin, escritor, investigador y orador ruso, que a lo largo que cuenta al periodista una serie de “detalles” en torno a la estrategia de dominación mundial. En definitiva, se trata de una opinión desagregada en 5 minutos y 30 segundos.