El mantenimiento o renovación de las redes de transmisión eléctrica es una deuda histórica, que se suma a la crisis energética actual. Se nota más en zonas de la costa, como ayer en Guayaquil, debido al incremento de demanda por aires acondicionados y frigoríficos.
POR: Juan Camilo Escobar
Parte de la red de transmisión eléctrica de Ecuador no está preparada para soportar el reciente aumento en la demanda, lo que ha llevado a las autoridades a ordenar la desconexión temporal de algunos grandes consumidores durante los picos de consumo, advirtieron expertos del sector.
El problema se ha manifestado con especial intensidad en Guayaquil, la ciudad que ha registrado el mayor incremento en el uso de energía en los últimos días. Sin embargo, los especialistas señalan que la crisis no se limita a una sola región, sino que afecta a amplias zonas del país, donde la infraestructura eléctrica muestra signos de deterioro y obsolescencia.
Se trata, explicaron, de un “problema estructural” que se suma al déficit de generación de energía: entre octubre de 2023 y diciembre de 2024, Ecuador enfrentó tres períodos de racionamiento eléctrico, con cortes que se extendieron hasta 14 horas diarias en algunas zonas.
Jorge Luis Hidalgo, consultor energético y empresario en energías renovables, afirmó que la modernización de la infraestructura eléctrica obsoleta, así como su expansión para satisfacer el crecimiento poblacional y la demanda energética, requeriría una inversión mínima de 500 millones de dólares. Además, estimó que el reemplazo de la infraestructura de alumbrado público demandaría otros 300 millones, elevando el costo total de las mejoras necesarias a unos 800 millones de dólares.
Hidalgo señaló que esta renovación sigue siendo una tarea pendiente y debe abordarse paralelamente a las contrataciones de emergencia para la generación eléctrica, que solo sirven para evitar los apagones, los cuales son la parte más visible de la crisis estructural y crónica del sector eléctrico.
“El problema del sector eléctrico del país no es sólo un tema de potencia y capacidad de generación, que está empezándose a solventar, sino también de toda la infraestructura de transmisión, con algunas partes del sistema que están sobrecargadas. De lo que sabemos, porque hay poca información disponible, cuando sube la temperatura y la radiación solar, las redes de transmisión y distribución se calientan”, indicó el experto.
Hidalgo afirmó que, “sin duda alguna, la infraestructura de transmisión es obsoleta, producto de un descuido que ha durado décadas”. Añadió que “no podemos decir que hay una sola empresa eléctrica responsable, sino que este problema se registra en todo el país. Esto es más visible en Guayaquil, porque el calor de la costa hace que el consumo se dispare debido al uso de aire acondicionado y frigoríficos”.
El ingeniero David Gómez comentó que, debido a los problemas de infraestructura y los de generación eléctrica, el país no está preparado para enfrentar una posible próxima época de estiaje o escasez de lluvias que afecte a las principales centrales hidroeléctricas del país.
Señaló que la crisis eléctrica no ha concluido, a pesar del cese de apagones a fines de diciembre, debido a que la infraestructura de generación termoeléctrica no está funcionando adecuadamente. Por lo tanto, indicó que es necesario que el gobierno acelere la ejecución de los contratos de emergencia para la generación de alrededor de 1.000 megavatios.
AUMENTO DE LA DEMANDA
El Consejo Consultivo de Ingenierías y Economía, que la semana pasada emitió un tercer pronunciamiento técnico sobre la situación eléctrica del país, advirtió que la demanda de electricidad podría aumentar de los actuales 4.500 megavatios a al menos 5.000, si en abril próximo comienza una nueva época de escasez de lluvias en las cuencas que abastecen las hidroeléctricas y si el consumo de energía se incrementa debido al calor. El consejo recordó que, en abril del año pasado, el consumo alcanzó los 5.046 megavatios.
La demanda de energía no es constante y varía a lo largo del día, con dos picos principales: uno durante las horas laborales, debido a la activación de maquinarias y equipos en comercios e industrias, y otro al anochecer, cuando se encienden las luces de los hogares.
El Operador Nacional de Electricidad registra las principales variaciones de la demanda de electricidad a nivel nacional. Por ejemplo, a las 10:55 de hoy, la demanda subió desde su punto más bajo en la madrugada, de 3.994,8 megavatios por hora, a 4.226,8 megavatios por hora. A las 16:36, la demanda alcanzó los 4.380 megavatios, después de haber ascendido a 4.507,5 megavatios.
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Hasta el momento, de los 1.000 megavatios adicionales que el Gobierno había previsto contratar de emergencia para enfrentar la crisis, sólo se han incorporado 336 megavatios, con dos barcazas alquiladas y el inicio parcial de operaciones del complejo hidroeléctrico Toachi-Pilatón. Esta situación plantea un riesgo de nuevos racionamientos si se presenta una nueva época seca que afecte a las principales centrales hidroeléctricas, lo cual históricamente ocurre en abril de cada año, recordó el Consejo Consultivo de Ingenierías.
De materializarse este escenario, el país volvería a depender de las lluvias para evitar nuevos racionamientos. Actualmente, tras semanas de lluvias, el principal embalse que abastece como vasos comunicantes las tres centrales hidroeléctricas del Complejo Mazar —que cubre el 38% de la demanda nacional— se encuentra prácticamente rebosante.
Esta situación contrasta con la temporada de escasez de lluvias, que comenzó en septiembre y se prolongó hasta diciembre de 2024, cuando la caída de los niveles del embalse, a pocos metros de su cota crítica, obligó a implementar racionamientos de electricidad en todo el país.
Así, a las 09:00 de hoy, este reservorio se ubicó a 2.151,47 metros sobre el nivel del mar, es decir a apenas 153 centímetros de su cota máxima. A pesar de este aumento, a las 16:00, este complejo hidroeléctrico producía 1.019 megavatios, es decir el 58% de su capacidad teórica de 1.756 megavatios.
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