En el marco de la Guerra Fría (1947-1991) donde Estados Unidos y la Unión Soviética luchaban por la hegemonía mundial, el movimiento paramilitar y fundamentalista Talibán llega al poder de Afganistán, en 1996, tras vencer al ejército soviético en una conflicto que duró diez años (1979-1989). Desde allí, amparados en la Ley Sharia (ley musulmana), los Talibanes demostraron un trato extremadamente cruel y violatorio de todos los derechos básicos para la mujer afgana. Hoy, 20 años después, el Talibán dice que será diferente, pero nadie les cree.
Entre los años 1996 y 2001 eran comunes las lapidaciones de mujeres en público, se las asesinaba en la calle acusadas de infidelidad o prostitución, las mujeres tampoco podían trabajar o caminar solas por la calle. A las niñas mayores de 10 años se les prohibió asistir a la escuela y se les obligó a usar el Burka, vestimenta que cubre completamente a la mujer con pequeños orificios en los ojos para poder ver.
Pero en 2001 tras el derribo de las Torres Gemelas en New York, la política de Estados Unidos contra el terrorismo, determinó la invasión de Afganistán e Irak para acabar con Al-Qaeda, grupo paramilitar terrorista con prácticas arraigadas en el Corán (el texto central del islam), las enseñanzas y la conducta del profeta Mahoma, y las fatuas (los pronunciamientos legales de los académicos islámicos) radicados en Afganistán. Ese mismo año el Talibán perdió el poder y se inició una recuperación muy lenta de algunos derechos de la mujer afgana.
El terror vuelve a invadir a la mujer de Afganistán porque justamente 20 años después, en agosto del 2021 el Talibán retoma el control y a pesar que han dicho y recalcado que habrá amnistía para sus ciudadanos, que se respetará el derecho a las mujeres simplemente nadie les puede creer.
El Talibán y sus socios de Al-Qaeda, desde 2011, producto de la Primavera Árabe donde cayeron en cadena varios presidentes de países africanos con población musulmana y tomaron el control de ciudades en países como Egipto, Libia y Siria. Su trato hacia la mujer no cambió, incluso llegaron a transmitir en redes sociales lapidaciones y ajusticiamientos en la vía pública por acusaciones como por usar un tipo vestimenta o maquillaje particular.
Un estudio de la ONG Peace Woman, titulado The Taliban’s war on woman, reportó que entre 1996 y 1998 los talibanes ordenaron el cierre de más de 100 escuelas financiadas con fondos privados donde estudian miles de mujeres y niñas. 53% de las mujeres describieron ocasiones en las que estaban gravemente enfermas y no podían buscar atención médica. De 40 mujeres entrevistadas, el 87% (33 de 38) informaron de una disminución en su acceso a los servicios de salud. Las razones dadas: no hay acompañante disponible (27%), restricciones para mujeres movilidad (36%), el hospital se negó a brindar atención (21%), ninguna doctora disponible (48%), no tiene burka (6%) y economía (61%). Además, el hecho de que los médicos no pueden tratar a las mujeres que no estén acompañadas de parientes varones, ha provocado problemas a muchas mujeres que no tienen parientes masculinos para desempeñar este papel en Kabul y en otros lugares. Solo en Kabul, hay más de 30.000 viudas producto de los conflictos armados.
En la actualidad los números no son alentadores. La Organización de Naciones Unidas (ONU) presentó, este 26 de julio de 2021, en su reporte sobre Protección de civiles en conflictos armados, que en Afganistán murieron 1659 civiles y 3254 más resultaron heridos durante la primera mitad de este año en ese país, lo que supone un aumento del 47% con respecto al mismo periodo de 2020. Las principales víctimas fueron mujeres y niños.
En Afganistán correspondiente al primer semestre de 2021, la ONU señaló que las mujeres y los niños representaron cerca de la mitad de las víctimas civiles, con un 46%, y especifica que el 32% eran niños: 468 muertos y 1214 heridos. El 14% eran mujeres: 219 fallecidas y 508 lesionadas desde 2009 hasta la fecha.
El 5 de agosto de 2021, la organización Human Rights Watch (HRW) reportó que en Afganistán que desde 2001, con la caída del Talibán y con la implementación en 2009 de la Ley de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres de Afganistán hasta la fecha, el aparato jurídico no ha dado respuestas para frenar la violaciones de los derechos de las afganas, aunque sí en algunos casos se les permitió trabajar y asistir a la escuela.
Dicha Ley reglamentó 22 delitos penales como actos de abuso contra mujeres entre los que incluye la violación, la agresión física, el matrimonio forzado, impedir que las mujeres adquieran bienes y prohibir que una mujer o niña asista a una institución educativa o trabaje. Pero la ley siempre “disuade a la mujer a no presentar la denuncia”. Esto no mejorará con la llegada del Talibán.