Una masacre que dejó 22 asesinados puso a esta zona de Guayaquil, en los ojos del país. Pero para entender qué está pasando hace falta mirar hacia atrás: la violencia ha repuntado sustancialmente desde 2022 y en el inicio de este año las cifras son críticas. Según la Policía, facciones de Los Tiguerones se disputan el territorio, en medio de una población extorsionada y atemorizada. ¿Qué está pasando en Nueva Prosperina?
POR: Redacción Ecuador Chequea
Nueva Prosperina, un nombre que ha resonado poco en las conversaciones; un nombre que quizá no muchos conocen; que se siente lejano y se esconde en noticias breves o en reportes oficiales. Pero un nombre que hoy simboliza mucho más que una masacre, vestigios de una historia que lo ha sumido en espirales de violencia y que continúa contando las muertes día tras día.
“Masacre en Guayaquil”, dictaron algunos de los titulares que circularon desde ayer en medios de comunicación y redes sociales. Esto, luego de que 22 personas fueran asesinadas y seis terminaran heridas en Nueva Prosperina. La causa: disparos, enfrentamientos directos entre facciones criminales que llenaron de terror a la población y que se convirtieron en un desfile de armas y de sujetos en las calles.
Videos en redes sociales recogen lo ocurrido la tarde de ayer, según reportes policiales alrededor de las 15:00. En estos se puede ver cómo grupos de personas corren por las calles de tierra del sector con armas largas, mientras el sonido de los disparos se toma el ambiente. Testigos habrían reportado que alrededor de 20 personas habrían llegado a Socio Vivienda 2, barrio del sector, fuertemente armadas arremetiendo contra otros y perpetrando viviendas.
Según información oficial, los ataques se registraron en varias zonas de Nueva Prosperina. Sin embargo, la mayor cantidad de víctimas se reportaron en Socio Vivienda 2, donde 19 personas fueron asesinadas a tiros. Otras tres fueron asesinadas en un condominio del mismo barrio; y también se reportaron incidentes en La Casuarina y Entrada a la 8. Sobre los heridos, con la llegada de personal de atención de emergencias, fueron trasladados a casas de salud.
Los atacantes, quienes protagonizaron este suceso, habrían bajado de una zona montañosa y se movilizaron por distintas calles de Nueva Prosperina disparando con armas de corto y largo alcance. Así lo detallan los informes policiales.
Sobre las víctimas, la Policía informó que varios tenían antecedentes penales vinculados con delitos como robo, tráfico de drogas y tenencia y posesión de armas.
Según la entidad, esta última masacre apunta a una disputa entre bandas criminales. No es un episodio aislado, sino un capítulo más en la guerra que estarían librando las facciones derivadas de Los Tiguerones, una de las organizaciones delictivas más grandes del país. En esta ocasión los protagonistas, dicen las fuentes oficiales, fueron Tiguerones Igualitos y Tiguerones Fénix, bandas que se habrían separado de los Tiguerones y que buscan el control de este territorio estratégico para el narcotráfico, la extorsión y otras actividades ilícitas.
Pero la violencia en Nueva Prosperina no es nueva y para entenderla, es necesario remontarse a sus inicios.
Socio Vivienda: un microestado delictivo
Socio Vivienda nació como un proyecto del Estado para brindar hogares a familias de escasos recursos y afectadas por crisis como inundaciones e incendios. A 40 minutos del centro de Guayaquil, este espacio fue levantado durante el Gobierno de Rafael Correa. Sus primeros habitantes llegaron de zonas como la Perimetral, Trinipuerto, Nigeria, Esmeraldas Chiquito, Fertisa, Guasmo y Santiaguito Roldós; espacios que, hasta ese entonces, ya eran conflictivos por su alto índice delictivo y la desatención estatal.
Diversas bandas operaban en los alrededores. Entre estas: los de la 13 y la K, conocidos como La Barraca, los traficantes de la 25 y Nigeria, que llegaron a Flamencos, y los expendedores de la 17 y la Ll, asentados en Los Cangrejos. A estos también se sumaron sicarios que operaban en la Perimetral.
Con una infraestructura deficiente y la falta de servicios básicos, el sector rápidamente se convirtió en un espacio fértil para la criminalidad. El abandono del Estado hizo el resto: sin empleo, sin acceso a educación y con la amenaza constante de la violencia, muchos jóvenes fueron absorbidos por las bandas criminales.
Hoy, Socio Vivienda es un punto estratégico en la disputa de Los Tiguerones, una de las bandas criminales más poderosas del país. Según datos de la Policía, en 2022 hubo el mayor repunte de violencia que ha vivido esta zona; año en el que se registraron 376 homicidios, de los cuales el 97,9% estuvo vinculado con violencia criminal. Las principales víctimas fueron personas de 25 a 34 años, seguidos de personas de entre 18 a 24 años. Asimismo, la mayor parte de casos se dio por víctimas de armas de fuego, con un 81,3%.
Esta cifra representó un aumento del 287% con relación a 2021, cuando se reportaron 97 homicidios durante todo el año. Asimismo, en 2023 el registro volvió a ver un despunte con un reporte de 580 homicidios y en 2024 la cifra volvió a reducirse ligeramente a 384 casos.
Asimismo, hasta enero de 2025, según datos de la Policía, se reportaron 68 homicidios intencionales, cifra que ya supera los 57 casos registrados en el primer mes de 2023.
Ante la masacre ocurrida en Nueva Prosperina, el alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, se pronunció en sus redes sociales asegurando que: “La situación en Nueva Prosperina es una barbaridad. Nueva Prosperina es un campo de batalla. Los números son aterradores: 180 muertes violentas en este distrito en lo que va del año. Un número que solo crece y que demuestra que la situación no está controlada”.
Otros datos también revelan el aumento de la violencia en esta zona. Estos, sobre todo, se pueden ver reflejados en la incautación de armas ilícitas, que en 2023, último dato de la Policía Nacional, reportó una cifra de 299 armas incautadas y en 2022, 355.
Mario Pazmiño, experto en seguridad, es claro al asegurar que el problema de Nueva Prosperina se debe a que esta es una “zona que está situada directamente en el centro de los diferentes santuarios del crimen”. De hecho, “es considerado uno de los santuarios más importantes que tiene Guayaquil”.
“Ahí se agrupan distintos grupos delictivos que necesitan controlar el microtráfico y asegurar las rutas que faciliten la llegada de droga hacia el puerto de Guayaquil y el puerto de Posorja. Por lo tanto, estos lugares, al igual que Durán, se han ido transformando paulatinamente en verdaderos bastiones, en microestados delictivos dentro del Estado Central”, dice el experto.
Esto, para él, se demuestra con datos como el hecho de que existan reportes previos en los que ya se habla de que casi el 100% de la población del sector ya está ‘vacunada’. Es decir, “extorsionada por las organizaciones delictivas”. “Cuando hay vacunas y un posicionamiento claro de estos grupos, la población es la que lleva la peor parte”.
Esto, incluso, se demuestra en una investigación realizada por diario Expreso en 2019, donde ya se plasma que en la zona se contrata seguridad, sea por días, meses o por horas, con los mismos miembros de las bandas delincuenciales que operan en este espacio. Esta, en ese entonces, se ofrecía por $35 el día o por $10 la hora, según reporta el medio.
Atomización criminal y escenarios
Para Pazmiño, uno de los factores que también trae esta nueva masacre es la atomización de las bandas criminales. Y es esta misma atomización la que puede traer más violencia, tanto para zonas como Nueva Prosperina como para todo el país.
“Lo que veremos es que cada uno de estos grupos que salen de bandas criminales más grandes intentará ampliar su control y dominio territorial. Esto es vital para ellos. Necesitan controlar un espacio para asegurar los cargamentos de droga, los centros de acopio en esos sectores, el microtráfico, las vacunas y las extorsiones. Todo esto es parte del sistema financiero ilegal de estas organizaciones. No pueden abandonar estos territorios. Por eso seguirán intentando consolidar su control”, dice.
Todos estos efectos, de hecho, pueden verse potenciados debido a que “no hay una presencia disuasiva permanente del Estado en estas zonas, y eso afecta no solo a Nueva Prosperina, sino a distintas partes del país”.
¿Qué pasaría si no se hace nada ante estos escenarios y ante la creación de microestados criminales, donde el Estado ha perdido presencia y confianza de sus propias poblaciones? Pazmiño es contundente:
“Hace un mes y medio levanté diferentes escenarios sobre lo que podría pasar en el país. En el corto plazo, advertí que habría un incremento de la violencia a nivel generalizado. Esto se debe a que el Estado no está teniendo una presencia efectiva y sigue confiando en que los estados de excepción y los toques de queda son la solución. Pero estas medidas no tienen ningún efecto importante. Si el Estado no tiene una presencia fuerte en estos espacios denominados microestados delictivos, el problema será grave, porque estará cediendo territorios y competencias. Las bandas criminales están ofreciendo seguridad a la población a cambio de pagos, a través de extorsiones y vacunas. Si esta situación no cambia y el Estado no recupera físicamente los espacios territoriales que está perdiendo, las organizaciones delictivas seguirán creciendo y formando estos microestados. Una vez consolidados, será mucho más difícil para el Estado ingresar y retomar el control”, dice.
Y es que cuando un santuario criminal ya está consolidado, se necesita una estrategia de recuperación en dos fases. Primero, una intervención militar y policial para retomar el territorio. Segundo, una intervención social para recuperar la lealtad de la población hacia el Estado. Esto implica mejorar condiciones de vida, salud, educación, vivienda, oferta de empleo y condiciones laborales. Y este proceso, según Pazmiño, no se está siguiendo y es urgente tomar medidas.
En Nueva Prosperina, luego de la masacre, se realizaron más de 200 allanamientos de la mano de Fuerzas Armadas y Policía Nacional, desplegando un fuerte contingente en la zona. La institución informó que producto de esto se contó con la aprehensión de 14 personas, quienes habrían estado vinculadas con la tragedia, entre los que se encuentran dos adolescentes. Cinco de estos, además, registran antecedentes penales por tráfico de drogas, tenencia de armas, robo, homicidio y asociación ilícita.
#ATENCIÓN | La @PoliciaEcuador ha realizado 200 allanamientos en lugares como Nueva Prosperina, en #Guayaquil, luego de que ayer se registraran 22 asesinatos en la zona. Además, se ha aprehendido a 12 personas. El objetivo de estas acciones serían la desarticulación de la… pic.twitter.com/ctx0kXKIIr
— Ecuador Chequea (@ECUADORCHEQUEA) March 7, 2025
“Los aprehendidos pertenecerían al grupo armado organizado ‘Los Tiguerones’, dedicados al almacenamiento de armas de fuego utilizadas para el cometimiento de actividades ilícitas”, explicó la institución.
Además, en las acciones también se decomisó siete armas de fuego, ocho alimentadoras, más de 2.000 cartuchos, droga y se recuperó dos motocicletas reportadas como robadas.
Como parte de la jornada, el Ministerio de Salud también informó sobre el cierre temporal de dos centros de salud en el noroeste de Guayaquil; estos son los ubicados en Socio Vivienda 1 y Socio Vivienda 2. Esto, por motivos de seguridad. En un comunicado, la institución informó que estos retomarán actividades el 10 de marzo con normalidad.
#AHORA | El Ministerio de @Salud_Ec informa que los centros de salud Socio Vivienda 1 y Socio Vivienda 2, ubicados en #Guayaquil, permanecerán cerrados hoy, debido a los hechos de violencia ocurridos en el sector de Nueva Prosperina, que afectan la seguridad de pacientes y… pic.twitter.com/wExKQmFrxB
— Ecuador Chequea (@ECUADORCHEQUEA) March 7, 2025
En sus redes sociales las Fuerzas Armadas también emitieron un comunicado en el que señalan que el enemigo que enfrentan “no tiene honor, no respetan la vida, no conoce la justicia, y ha vendido su alma por el dinero sucio del narcotráfico y la corrupción”.
#ATENCIÓN | "Que no nos tiemble el pulso", dicen Las Fuerzas Armadas (@FFAAECUADOR) en un comunicado en el que señalan que el enemigo al que se enfrentan no tiene honor, no respeta la vida, no conoce la justicia y ha vendido su alma por el dinero sucio del narcotráfico y la… pic.twitter.com/Qhj7GBWe2r
— Ecuador Chequea (@ECUADORCHEQUEA) March 7, 2025
Este último comunicado llegó justo después de que el presidente, Daniel Noboa, informara que dará indulto a todos los policías y militares que hayan actuado y que se desplieguen en Nueva Prosperina con el objetivo de retomar el control de la zona.
🚨#URGENTE | El presidente, @DanielNoboaOk, ofrece desde ya el indulto a todos los policías y militares que hayan actuado y vayan a desplegarse a Nueva Prosperina. Ayer un ataque armado dejó 22 asesinados en esa zona de #Guayaquil. "Necesitamos que actúen con determinación y sin… pic.twitter.com/CecQTRPnMN
— Ecuador Chequea (@ECUADORCHEQUEA) March 7, 2025
Sobre esto último, Diego Pérez, analista de seguridad e investigador del IAEN, asegura que es un tema muy delicado, puesto que la promesa de un indulto puede abrir paso al excesivo uso de la fuerza por parte de las instituciones de seguridad, “lo que también puede afectar a los habitantes de zonas como Socio Vivienda, siendo criminalizados solo por el hecho de vivir allí, de vivir en pobreza o pertenecer a algún grupo étnico”.
El experto detalla que este caso revela, una vez más, las deficiencias en la presencia efectiva del Estado en territorios complicados.
“No se puede ejercer un control clásico de la soberanía sobre zonas como esta. Las propias declaraciones del comandante de la Policía de la zona señalan que los criminales ingresaron eludiendo tanto los controles policiales como los de las bandas rivales. Esto implica, en primer lugar, un reconocimiento de la falta de control efectivo sobre el territorio y, en segundo lugar, un reconocimiento tácito de que algunas zonas están siendo compartidas con organizaciones criminales”, dice.
Pérez asegura que está claro que las organizaciones criminales mantienen un control ampliado sobre estos territorios y que la respuesta estatal ha sido limitada.
Pero, “aunque desde afuera se pueda considerar inaceptable la falta de una respuesta más contundente, también hay que reconocer que el Estado, en su situación actual, no tiene la capacidad de ampliar su presencia en estos espacios de forma sostenida. Esta es una guerra que se libra en varios niveles. Uno es lo que sucede en el territorio, pero otro es el financiamiento que reciben estas organizaciones. El problema macro son los flujos de dinero vinculados a la ilegalidad”.
Y continúa: “Dado que este es un problema estructural, nos encontramos con una situación en la que las capacidades de respuesta del Estado son insuficientes. Se podría desplegar a toda la Policía y a las Fuerzas Armadas en un solo sitio, como Nueva Prosperina, y aun así los hechos violentos volverían a ocurrir. Estos territorios están en disputa, son utilizados y manipulados por estas organizaciones, y han prosperado en los vacíos dejados por el Estado. Además, han encontrado ciertos mecanismos de convivencia con algunas instituciones estatales. La teoría de los regímenes crimi-legales respalda esta idea: existen espacios donde la legalidad y la criminalidad coexisten. Esto no es nuevo. Nueva Prosperina y otras zonas como Durán han sido territorios conflictivos por años”.
Por esto, Pazmiño asegura que para controlar la situación es urgente que el Consejo de Seguridad (Cosepe), el máximo organismo de seguridad del Estado, esté activado de forma permanente para que se puedan tomar acciones al instante.
“No está activado, y eso es preocupante. Estamos en un conflicto armado interno, y en estas circunstancias, lo primero que se hace es activar el Cosepe para articular todas las políticas de seguridad, no solo desde la Policía y las Fuerzas Armadas, sino también desde los ministerios de Educación, Economía, Relaciones Exteriores y otros sectores estratégicos”, dice.
Pero mientras las acciones no tengan resultados, la violencia sigue cobrándose vidas y las preguntas quedan en el aire: ¿esta nueva masacre volverá la vista del Estado hacia estas zonas para tomar su control y garantizar a sus habitantes una vida digna? Nueva Prosperina, el nombre que antes sonaba lejano, hoy está en los titulares. Pero cuando la noticia se disipe y la sangre en las calles se lave con la lluvia, ¿el barrio volverá a su historia cotidiana: una zona de guerra olvidada?
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