El regreso de la mascarilla a las aulas de clases trajo para muchos un recuerdo tortuoso: el de la pandemia. Padres y profesores esperan que, más allá de su exigencia, las autoridades apuren los planes de vacunación y medidas complementarias.
POR: Juan Camilo Escobar
A las 07:30 de hoy, en el patio de la Unidad Educativa FAE No. 1, en el norte de Quito, niños y adolescentes se alineaban para ingresar a clases. Algunos ajustaban sus mascarillas a último momento, mientras otros ya las llevaban colocadas desde casa. Esta escena, marcada por la rutina del regreso a clases tras el feriado del Día del Trabajo en Quito, también evocaba una sensación de familiaridad incómoda: la de revivir los momentos más críticos de la pandemia de Covid-19.
Así, el uso de mascarillas regresó a las escuelas y colegios, como medida de prevención ante el aumento de casos de tosferina. En lo que va del año, se han registrado 321 casos de esta enfermedad respiratoria, lo que representa 2,3 veces más, en comparación con los 141 casos reportados durante todo el año anterior.
“Es como volver a los terribles tiempos de la pandemia. Lo primero que se me vino a la cabeza fue el encierro, el miedo que todos sentimos de que esto se vuelva incontrolable”, dijo una docente, mientras observaba a sus estudiantes desde la puerta principal del establecimiento. Como ella, autoridades y profesores de varios planteles capitalinos visitados esta mañana por Ecuador Chequea coincidieron en que la nueva orden de usar mascarillas para frenar la propagación de la tosferina remueve recuerdos recientes de encierros, contagios y clases virtuales.
Todo esto debido a que Ecuador enfrenta un repunte de enfermedades infecciosas, que ha llevado al Ministerio de Educación a ordenar el uso obligatorio de mascarillas en escuelas de Pichincha, Guayas, Manabí y Santo Domingo de los Tsáchilas desde hoy y por 60 días. La decisión responde a un aumento de casos de tosferina (321, la mayoría en bebés), fiebre amarilla (4 casos en la Amazonía) y leptospirosis, esta última vinculada a la muerte de ocho niños en Taisha.
Paralelamente, este fin de semana el Ministerio de Salud ofreció que desplegará campañas de vacunación contra la tosferina y la fiebre amarilla, esta última considerada erradicada en Ecuador desde 2017. La alerta sanitaria tendrá una duración inicial de 60 días.
LA TOSFERINA
Es una enfermedad bacteriana, altamente contagiosa, que afecta principalmente a bebés y niños pequeños. Hasta la semana pasada, se registraron 321 casos confirmados, de los cuales 200 corresponden a menores de un año y 38 a niños de entre uno y cuatro años.
LA FIBRE AMARILLA
La fiebre amarilla es una infección viral hemorrágica transmitida por el mismo mosquito que propaga el dengue (Aedes aegypti). Según el Ministerio de Salud, se han detectado cuatro casos en la Amazonía. Como es de dominio público, en abril, Colombia declaró emergencia sanitaria nacional tras confirmar 34 muertes por esta enfermedad, lo que genera preocupación en Ecuador y en los países de la región.
¿Epidemia o brotes focalizados?
El ministro de Salud, Édgar José Lama, enfatizó que “no estamos ante una epidemia nacional, sino frente a situaciones focalizadas”, buscando evitar el pánico social. No obstante, la exministra Ximena Garzón advirtió que los datos ya configuran “un brote epidémico”, especialmente por la reaparición de fiebre amarilla y el impacto de la leptospirosis infantil.
Epidemiólogos consultados señalan que las bajas coberturas vacunales en niños pequeños, sumadas a la exposición en zonas rurales y la falta de saneamiento, agravan el riesgo de propagación.
EL FANTASMA DE LA PANDEMIA
La orden de uso obligatorio de mascarillas, aunque esperada por algunos, tomó por sorpresa a muchas familias y autoridades escolares, muchas de las cuales hasta ahora no han recibido instrucciones claras sobre las posibles fechas de la campaña de refuerzo de vacunación anunciada por el Ministerio de Salud este fin de semana.
“La orden fue clara con respecto a la mascarilla, pero hasta ahora no sabemos cuándo comenzará la campaña de vacunación”, confesó la directora de una escuela fiscal, con la condición de mantener su nombre en reserva. Según explicó, cualquier declaración pública requiere autorización escrita del Distrito.
“También se debería pedir a los padres un mayor compromiso para que no se olviden de enviar a los niños con mascarilla”, agregó.
En al menos dos colegios públicos y privados, sus directivos coincidieron en que, más allá del uso de mascarillas, es necesaria una intervención más activa del Estado, en particular sobre las posibles fechas o calendarios de las campañas de refuerzos de vacunación.
La excepción fue el colegio Manuela Cañizares, en el centro-norte, uno de los más grandes de Quito, donde hace pocos días, con la presencia de autoridades gubernamentales, se presentaron oficialmente las campañas de vacunación previstas para este año. Sin proporcionar mayores detalles, la rectora, Nancy Villacís, indicó que la campaña de vacunación para los 4.800 estudiantes del plantel está programada para el 13 de mayo.
Dayana Sotalín, coordinadora académica de la Unidad Educativa Particular Marista, también en el centro-norte de la capital, señaló: “En lo humano, hay cierto temor, porque no sabemos si esto se va a extender. En lo emocional, también preocupa que los niños revivan los recuerdos de las clases virtuales, que a veces nos limitan por el aislamiento. Entonces, sí hay algo de temor, pero como autoridades educativas estamos tomando todas las medidas necesarias para garantizar el bienestar de estudiantes, docentes, personal administrativo y de toda la comunidad”.
Los más pequeños
Lucas, de 12 años, dijo que se siente “raro” tener que usar mascarilla otra vez. “Pensé que ya no íbamos a necesitarla. Me da miedo contagiarme, pero también me incomoda en clase”, señaló.
En las aulas de educación inicial, la situación es aún más delicada. Maestros consultados por Ecuador Chequea manifestaron que deben dedicar parte de su jornada a supervisar que los más pequeños mantengan bien colocada la mascarilla, tarea que no siempre es sencilla. “Toca estar atentos todo el tiempo. Algunos se la quitan, otros se la ponen mal. No podemos permitir que se relajen”, relató una maestra de primero de básica que minutos antes pidió con amabilidad, pero con firmeza, a un grupo de menores que se dirigìan al aula: “pónganse la mascarilla, no es para llevarla en el bolsillo”.
Para los padres, la medida también ha generado preocupación. Varios de ellos, consultados a la entrada de los colegios, reconocieron que, aunque la mascarilla resulta incómoda, la consideran una barrera necesaria para proteger a sus hijos. Pero advierten que no será suficiente, si no va acompañada de otras acciones.
“Me quedé a conversar con la rectora para saber si aquí mismo les van a poner el refuerzo o si nosotros, por nuestra cuenta, debemos hacerlo. Pero lo que me dicen es que ellos también están esperando información del Distrito de Educación”, comentó una madre.
“Con los niños pequeñitos, desde los 4 hasta los 12 años, estamos supervisando constantemente el uso adecuado de la mascarilla, manteniendo el distanciamiento y promoviendo el lavado de manos”, explicó otra docente.
“Con los doctores institucionales estamos en contacto con el Ministerio de Salud para cualquier indicación. Ahora sólo queda esperar que la situación no empeore. Confiamos en que, con las medidas de seguridad que se están aplicando —como el distanciamiento y el lavado de manos—, se logre controlar”, agregó.
QUITO CONFIRMA SEGUNDO CASO
La Secretaría de Salud del Municipio de Quito confirmó este fin de semana el segundo caso de tosferina en la ciudad. Se trata de la hermana del primer caso detectado; ambas son menores de edad y estudiantes de la escuela municipal Eugenio Espejo.
“Actualmente, tenemos un caso sospechoso, que fue enviado al Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública, y estamos a la espera de confirmación. Sin embargo, hemos manejado como positivo el caso de la hermana, por lo que ambas se encuentran en aislamiento. Son los únicos dos casos confirmados, hasta el momento”, informó Mónica García, directora de Políticas y Vigilancia de la Salud del Municipio de Quito.
La funcionaria también señaló que se coordinan acciones con el Ministerio de Salud. “Acabamos de concluir una mesa técnica de trabajo en la que el Ministerio anunció que se implementarán campañas de vacunación en unidades educativas, cada una con su propio calendario. No hay inconvenientes al respecto. Además, ampliaremos la cobertura de vacunación a los centros de desarrollo infantil y a los centros del Patronato”, dijo.
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