La disputa por la Presidencia del partido sigue y ha hecho que su participación se reduzca al mínimo para estas elecciones y en medio de contradicciones. El sueño que vivieron sus adherentes en el 2021 se va diluyendo de a poco entre sus pugnas internas.
Una rueda de prensa convocada por Enrique Chávez en la sede de la Izquierda Democrática, en Quito, para defender su cargo como presidente del ‘partido naranja’ terminó en confrontaciones verbales con el grupo que considera a Analía Ledesma como presidenta subrogante. Gritos entre los partidarios de uno y otro bando, acusaciones mutuas de usurpación de cargos e interpretaciones jurídicas a conveniencia de cada grupo.
Fueron incidentes que reflejan muy bien la situación por la que atraviesa esta organización desde hace más de un año, y que inició con la destitución de Guillermo Herrera como su presidente, tras lo cual asumió Chávez. Crisis que se extendió a la entonces bancada legislativa dividida en dos grupos: unos a favor de Herrera, encabezados en ese entonces por los legisladores Yeseña Guamaní y Marlon Cadena; y otros en respaldo de Chávez, cuyas figuras visibles fueron los legisladores Alejandro Jaramillo y Johanna Moreira.
Crisis que le dejó como saldo que en las elecciones seccionales del 5 de febrero se ubicara en el puesto número 12, de 17 organizaciones nacionales, con relación a la obtención de alcaldías y prefecturas, con apenas 11 autoridades logradas, de 244 posibles. Además, que en estas elecciones anticipadas no haya podido oficializar alianzas ni proponer binomios presidenciales ni listas para asambleístas nacionales; y que de las cuatro listas para legisladores provinciales que están en proceso de calificación, unas apoyen la candidatura presidencial de Otto Sonnenholzner y otras las de Yaku Pérez. ¿La cereza del pastel? Tampoco lograron ser calificados para participar en las campañas para las consultas populares del Yasuní y del Chocó Andino.
Prohibida la entrada a personas no deseadas
El sábado 1 de julio se reunió en Guayaquil el Consejo Ejecutivo Nacional y nombró como secretario nacional del partido a Elvis Herrera, a la vez que se desconoció a Chávez como presidente de la organización y se ratificó a Analía Ledesma en calidad de subrogante.
Chávez convocó hoy a la prensa a la sede matriz de la organización, para asegurar que esa reunión del Comité fue ilegal y que él es el único presidente reconocido legalmente ante el Consejo Nacional Electoral (CNE). También informó que ha convocado para el 7 de agosto al Consejo Ejecutivo Nacional para tratar temas fundamentales, con el objetivo de elegir a la nueva directiva.
Desde el inicio, la rueda de prensa tuvo sus peculiaridades. Los periodistas podían ingresar sólo si mostraban su carné que le acreditara como reporteros de algún medio; tras el ingreso de los periodistas la puerta principal de acceso al patio del edificio se cerró con llaves y la puerta interior de acceso mismo al edificio fue bloqueada con una escoba cruzada para evitar que alguien no deseado ingresara.
En el interior, ya se encontraban algunos militantes de la Izquierda Democrática con banderas del partido. De los asistentes apenas Chávez y las exasambleístas Rocío Guanoluisa y Verónica Carrillo como rostros conocidos de la agrupación. Muy diferente a una rueda de prensa dada el 7 de junio por el propio Chávez, donde además de Guanoluisa y Carrillo, le acompañaron los también exasambleístas Johanna Moreira, Alejandro Jaramillo y Dalton Bacigalupo.
Se les colaron los “infiltrados”
Con todas las precauciones del caso y traslados de un piso a otro, se desarrolló la rueda de prensa de Chávez. Conforme él exponía sus argumentos de la supuestas irregularidades cometidas por el Comité Ejecutivo y citaba los estatutos, dos militantes del partido presentes en la rueda de prensa se acercaban a los periodistas de manera sigilosa, evitando que se notara su presencia.
El uno diciéndoles en voz baja que les esperaban abajo para dar la versión “real” de lo que sucedía en partido y el otro —Paúl Desamblac—, parlamentario andino, mostrando en su celular los estatutos de la agrupación como una manera de desvirtuar a su manera lo que estaba diciendo Chávez.
Guanoluisa se dio cuenta de esta situación e increpó al parlamentario preguntándole qué era lo que pasaba, qué estaba haciendo. Desamblac le respondió que no pasaba nada, que no estaba haciendo nada. Mientras tanto, en los exteriores se escuchaban consignas en contra de Chávez.
Terminada la rueda de prensa, Desamblac quiso hablar con los periodistas en el patio de la sede. Apenas alcanzó a decir que defiende al Partido, no a Ledesma, y que lo dicho por Chávez carece de sustento jurídico y legalidad. El resto de su intervención se diluyó en medio de los gritos de los partidarios de Chávez, que bajaron tras el parlamentario para impedirle hablar y, tras algunos leves forcejeos, le obligaron a salir de la sede. Desamblac tuvo que dar entrevistas en medio de la calle.
Nadie conoce a ciencia cierta en qué irá a terminar esta disputa por la Presidencia de la Izquierda Democrática, donde ningún sector quiere ceder.
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