La economía ecuatoriana se mueve entre altibajos

Aunque los macroindicadores económicos muestran el inicio de una recuperación, datos como desempleo e inflación siguen jugando en contra. Mientras la inflación se mantiene baja y el riesgo país mejora tras meses de incertidumbre, la tasa de desempleo sube al 4,1% y persisten las brechas de empleo adecuado entre zonas urbanas y rurales.

POR: Juan Camilo Escobar

Ecuador cerró junio de 2025 con una inflación mensual de 0,06 %, la tasa más baja registrada desde enero, cuando se registró una caída de 0,15 %, y un riesgo país que cayó a 797 puntos el 6 de julio, su nivel más bajo desde 2022, según datos oficiales. 

Sin embargo, expertos consultados por Ecuador Chequea señalan que, a pesar de esta relativa estabilidad macroeconómica y la mejora en la percepción internacional, el mercado laboral sigue mostrando señales preocupantes: sólo el 35,2% de la población ocupada tiene un empleo adecuado, mientras el desempleo crece y la precariedad laboral se mantiene, lo que revela que la recuperación económica no se traduce aún en mejores condiciones para la mayoría de los trabajadores ecuatorianos.

La inflación de junio significó una caída de 0,97 puntos porcentuales con respecto a mayo de este año, según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Con este resultado, los precios en el país acumulan un incremento del 1,65% en lo que va del año, y un aumento del 1,48% en los últimos doce meses.

El reporte mensual revela que la inflación en los primeros seis meses del año tuvo fluctuaciones, con variaciones de -0,15 % en enero, 0,09 % en febrero, 0,35 % en marzo, 0,27 % en abril y un notable aumento de 1,03 % en mayo, antes de desacelerarse en junio.

El reporte oficial da cuenta de que algunos rubros como salud (0,83%), vivienda (0,06%) y restaurantes (0,20%) registraron alzas significativas, mientras que alimentos y vestimenta mostraron reducciones.

Las cifras muestran una variación leve en el promedio nacional, pero con comportamientos distintos entre regiones. En la Costa, ciudades como Manta (-0,34%), Machala (-0,20%) y Guayaquil (-0,04%) registraron caídas en los precios en junio. En cambio, en la Sierra, ciudades como Loja (0,92%) y Quito (0,24%) reportaron aumentos.

La inflación mensual fue particularmente baja en Cuenca (-0,03%) y Ambato (-0,20%), aunque en el acumulado anual Cuenca registra una de las tasas más altas del país (1,55% en el semestre y 1,64% interanual). En cambio, la inflación anual más alta del país se observa en Machala, con 2,1% entre junio de 2024 y junio de 2025.

Contraste entre la Sierra y la Costa

La región Sierra registró un incremento mensual de 0,24%, mientras que la región Costa experimentó una leve deflación de -0,10%. Este contraste, según el reporte del INEC, se explica en parte por el comportamiento de los alimentos, más estables o a la baja en la Costa, y por el alza de servicios médicos y vivienda en la Sierra.

Santo Domingo fue una de las ciudades con menor presión inflacionaria: los precios allí bajaron 0,23% en junio, y la inflación acumulada del año apenas llega al 0,86%, con una variación interanual de 0,43%.

Loja (0,92%) tuvo la inflación mensual más alta del país, seguida de Esmeraldas (0,31%) y Quito (0,24%). En cambio, Manta (-0,34%) y Santo Domingo (-0,23%) reportaron las caídas más significativas en junio.

Costo de vida e índice de precios

El índice de precios al consumidor (IPC) nacional se ubicó en 114,16 puntos, tomando como base 100 el año 2014. Cuenca tiene actualmente el mayor nivel de precios del país (117,10), seguido de cerca por Guayaquil (115,55) y Santo Domingo (115,63). En el extremo opuesto, Loja (112,05) y Ambato (111,05).

Alimentos y vestimenta, con caídas generalizadas

El rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas presentó una caída del -0,27% a nivel nacional, con reducciones marcadas en Manta (-1,76%), Santo Domingo (-0,96%) y Guayaquil (-0,96%). Sólo Quito (0,89%) y Loja (3,08%) registraron alzas.

En términos interanuales, este grupo mostró un incremento del 0,78% a escala nacional, aunque la variación fue mucho más fuerte en ciudades de la Sierra como Loja (3,24%) y Quito (2,79%).

El sector de prendas de vestir y calzado también mostró una reducción del -0,65% mensual y del -3,69% en términos anuales, marcando una deflación prolongada. Ambato (-1,32%) y Quito (-1,06%) registraron los mayores descensos mensuales.

Salud y vivienda, con mayor presión de precios

El grupo de salud registró el mayor aumento mensual entre todos los sectores, con un alza de 0,83% a nivel nacional. Manta (1,53%), Guayaquil (1,48%) y Esmeraldas (1,23%) lideraron los incrementos, reflejando posibles presiones en servicios médicos, seguros y medicinas. En el acumulado anual, la inflación en salud fue del 1,89%.

Asimismo, alojamiento, agua, electricidad y combustibles se mantuvo en aumento, con una inflación mensual de 0,06% y una variación interanual de 13,54%, una de las más elevadas entre todos los grupos. Las ciudades costeras como Manta (21,71%) y Machala (16,54%) mostraron las mayores alzas anuales, en parte asociadas al ajuste de tarifas eléctricas y servicios básicos.

Bebidas alcohólicas y servicios diversos al alza

Las bebidas alcohólicas y tabaco subieron un 0,27% en junio a escala nacional, y acumulan una inflación interanual del 3,18%. Quito (0,57%), Loja (1,38%) y Cuenca (1,48%) lideran los aumentos mensuales en esta categoría.

Los bienes y servicios diversos también mostraron un incremento de 0,22% en junio, siendo Quito (0,93%) y Loja (0,50%) los principales contribuyentes al alza, mientras que Esmeraldas (-0,51%) y Machala (-0,42%) reportaron descensos.

Al término del primer semestre de 2025, Ecuador presenta una inflación acumulada del 1,65%, inferior al promedio histórico de los últimos años. Sin embargo, sectores como vivienda (18,37% acumulado en el año), salud (1,42%) y bebidas alcohólicas (1,72%) muestran comportamientos que podrían presionar la inflación en el segundo semestre si las tendencias persisten.

Contexto macroeconómico

Según el INEC, el sector salud mostró un alza mensual del 1,48%, y el transporte subió 0,37%, mientras que “alimentos y bebidas no alcohólicas” descendió -0,96%, lo que fue clave para moderar la inflación general. Las cifras reflejan que, aunque el índice general se mantiene bajo control, los hogares ecuatorianos enfrentan aumentos significativos en rubros esenciales.

EL NIVEL DE RIESGO PAÍS MÁS BAJO DEL AÑO, SEGÚN EL BANCO CENTRAL

El riesgo país de Ecuador cerró en 797 puntos básicos el domingo, su nivel más bajo en lo que va del año, según datos oficiales del Banco Central. La caída representa una mejora sustancial frente al pico de 1.908 puntos registrado a inicios de abril, y marca una reducción de más de 1.100 puntos en apenas tres meses.

El descenso representa una reducción de más de 1.300 puntos en comparación con el pico registrado el 13 de diciembre de 2023, cuando el riesgo país alcanzó los 2.141 puntos, uno de los niveles más altos desde la crisis sanitaria por el Covid-19. Durante gran parte de 2023, el indicador osciló por encima de los 2.000 puntos. En contraste, la tendencia bajista se consolidó a lo largo de 2024, con caídas progresivas.

Este indicador, que mide la percepción de riesgo de los inversionistas internacionales sobre la capacidad de pago de la deuda externa de un país, inició el año en 1.200 puntos el 1 de enero y se disparó en abril debido a la tensión política en la Asamblea. No obstante, desde mediados de mayo ha mantenido una trayectoria descendente, acelerada en las últimas semanas, según se puede observar en el reporte del Banco Central.

RECUPERACIÓN SOSTENIDA TRAS EL REPUNTE DE ABRIL

El nivel más alto del riesgo país en 2025 se registró el 10 de abril, con 1.908 puntos básicos, en medio de incertidumbre política por la aprobación en la Asamblea de reformas económicas clave. Desde entonces, la percepción de los mercados ha mejorado notablemente.

Sólo en las últimas dos semanas, el riesgo país pasó de 891 puntos (el 23 de junio) a 797, cayendo 94 puntos básicos. 

MEJORAN LAS CIFRAS ECONÓMICAS PERO NO LAS LABORALES

A pesar de estas estadísticas que apuntan a una mejora en la economía nacional, trabajar en condiciones adecuadas en Ecuador continúa siendo un privilegio. Aunque las cifras del INEC muestran una leve mejoría en la proporción de personas con empleo adecuado —es decir, aquellas que ganan al menos un salario básico y cumplen jornadas de 40 horas semanales—, el panorama laboral sigue lejos de ofrecer estabilidad para la mayoría.

Según el último informe de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu), publicado el 23 de junio, la tasa de empleo adecuado subió del 33,4% en mayo de 2024 al 35,2% en mayo de 2025. Sin embargo, este avance contrasta con el aumento del desempleo, que pasó del 3,5% al 4,1% en el mismo periodo.

El incremento de apenas 1,8 puntos porcentuales en el empleo adecuado sigue dejando fuera a casi dos tercios de la población ocupada.

El informe también destaca la persistente brecha entre lo urbano y lo rural. En las ciudades, el desempleo alcanzó el 5,2%, mientras que en las zonas rurales fue de apenas 1,8%. ¿Significa eso que hay más trabajo en el campo? No necesariamente. Lo que hay es mayor informalidad, más autoempleo agrícola, menos registros y una escasa protección social. Es otra forma de precariedad: menos visible, pero igualmente extendida.

A primera vista, esta cifra podría interpretarse como un signo de reactivación. «Más gente buscando empleo sugiere optimismo o necesidad», explica Gabriel Recalde, director del Centro de Estudios de la Política Laboral. «Pero ese mismo entusiasmo parece chocar con un muro: el mercado no tiene espacio suficiente. El aumento en la participación no se tradujo en mayor ocupación, sino en más personas sin empleo», advirtió.

Recalde subrayó que no sólo se requiere una política pública integral para reactivar el empleo de forma sostenida, sino que el Gobierno debe priorizar la inversión en obra pública y en la creación de bienes reales, lo cual impulsaría el PIB y generaría empleo.

Además, señaló que, si el país aspira a acceder al mercado de capitales como fuente de financiamiento, se requieren reformas. “No se trata de eliminar derechos ni de aumentar impuestos, sino de lograr mayor agilidad y eficiencia”.

“El mundo de los negocios exige hoy reglas claras y procesos ágiles. Eso sólo se consigue con una normativa moderna y un Estado que actúe con decisión para crear condiciones favorables al crecimiento económico”, concluyó.

Con este criterio coincidió el economista Alberto Acosta Burneo, quien advirtió que, para mejorar la cantidad y calidad del empleo, se necesitarían varias décadas consecutivas de inversión nacional y extranjera. Por ahora, dijo, es urgente que el Gobierno aproveche la reciente mejora en el índice de riesgo país para atraer inversiones, que podrían sostener durante el resto del año el crecimiento económico registrado en el primer trimestre de 2025.

Según estimaciones del Banco Central, el PIB creció un 3% en el primer trimestre de este año, en comparación con el mismo período de 2024, luego de haberse contraído un 2% en 2024 —un 0,4 % menos que en 2023—. La caída estuvo influenciada por la crisis energética, cuyos apagones generaron pérdidas estimadas en 1.916 millones de dólares y un impacto negativo de 1,4 puntos porcentuales sobre el PIB, de acuerdo con datos oficiales.

Según Acosta Burneo, la economía ecuatoriana da señales de recuperación tras esa contracción, impulsada por una mayor liquidez, el crecimiento de las exportaciones y el fin de los apagones que afectaron la producción en 2024. No obstante, considera que la recuperación sigue siendo modesta y que, sin reformas estructurales que estimulen la inversión privada, el país no logrará un crecimiento sostenido ni mejoras significativas en el empleo.

“El punto de partida es la contracción del año pasado. Y esta ocurrió, entre otras razones, por los apagones. Este año ya no estamos en apagones. Hay condiciones para producir nuevamente, para generar ingresos”, afirmó Acosta en una entrevista difundida por medios locales.

Según cifras preliminares del Banco Central, se estima que el PIB crecerá un 2,8% en 2025. Para Acosta, aunque es una cifra positiva frente a la contracción previa, resulta insuficiente para cubrir las necesidades estructurales del país.

“Es un crecimiento todavía modesto”, advirtió. “El país tendría que estar creciendo por encima del 5% durante varias décadas para salir del subdesarrollo”.

El economista también destacó el buen desempeño de productos de exportación como el cacao, que alcanzó un “récord histórico” y generó un superávit comercial significativo. Esto incrementó la liquidez del sistema financiero, con depósitos que crecen aceleradamente y comienzan a transformarse en crédito.

Sin embargo, el mercado laboral aún se mantiene rezagado. Aunque el empleo adecuado muestra una leve mejoría, Acosta recordó que, durante la bonanza petrolera, la mitad de la población económicamente activa tenía un empleo adecuado, mientras que hoy ese nivel es “mucho más bajo”.

“El único camino para mejorar significativamente el empleo es con más inversión”, enfatizó. Y advirtió que, al ritmo actual, no se alcanzarán los niveles de empleo registrados durante el auge petrolero sin una política agresiva de atracción de capitales.

Acosta criticó las restricciones a la inversión privada en sectores considerados “estratégicos”, como petróleo, electricidad, minería y telecomunicaciones, que representan aproximadamente una cuarta parte del PIB y actualmente funcionan bajo monopolios estatales.

“En Ecuador, la inversión privada en estos sectores es sólo una excepción. Hay que justificar por qué el Estado no puede hacerlo, y por qué debería hacerlo un privado”, dijo.

Para revertir esta situación, propuso un cambio de paradigma: permitir la inversión pública, privada, mixta, nacional e internacional, sin restricciones sectoriales. “Ese es el cambio que necesita el país”, aseguró.

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