Fin de Año 2022
La desinformación se expande como la pólvora que aviva el fuego
diciembre 20, 2022

POR: Paola Simbaña Ramos

El otro día, mientras desayunaba, llegó a mi casa una amiga de mi mamá. Una señora culta de alrededor de 65 años, con instrucción universitaria. Cuando la señora entró a la cocina, le escuchó toser a mi mamá —porque se contagió de una gripe estacional— y enseguida le dijo: “Los médicos dicen que no nos debíamos vacunar, porque ese proceso es el que ocasiona contagios”.

Yo le vi con cara de incredulidad —mi cara suele ser muy expresiva— y enseguida, la señora le dijo a mi mamá: “Le voy a enviar un comunicado del Ministerio de Salud de Alemania que dice que encontraron finalmente la cura contra el coronavirus. Hay que tomar una aspirina”.

Luego, recuerdo haber abierto al extremo mis ojos y haberle dicho a mi mamá: “¿Me dejas ver el mensaje?”. Al ver el chat de WhastApp, era un texto que se había reenviado muchas veces y, además, se pedía que a todas las personas que les llegue el mensaje lo difundan. Ajá, esto encendió mis alarmas. Apenas vi esos elementos, pensé ‘este es un contenido desinformativo’ y se los dije. Les pedí que no lo compartieran, porque así, lamentablemente, la desinformación logra su objetivo: tomar fuerza y llegar a la mayor cantidad de personas posible.

Esa escena trajo a mi memoria un hecho que vivimos en la redacción de Ecuador Chequea, en el día a día, tratando de verificar la desinformación que se expande rápidamente como la pólvora que aviva el fuego. En la vorágine del día a día, el 26 de septiembre, mientras cubríamos el discurso del presidente, Guillermo Lasso, en la ceremonia de posesión del ministro del Interior, Juan Zapata, llegó a uno de nuestros chats un supuesto tuit del presidente Lasso. El tuit decía: “No vamos a permitir que ningún crimen quede en la impunidad, por eso vamos a demoler el edificio donde María Belén Bernal fue asesinada. Ese edificio corrompió a los buenos policías. Tal vez Cáceres se haya escapado, pero el edificio no pudo hacerlo”. Quien compartió ese tuit a nuestro chat es una persona con un alto nivel intelectual, que incluso siempre está atenta a todo lo que conlleva el mundo del fact-checking.

Seguido de ello, en este chat se criticó el supuesto actuar del Presidente. Recuerdo claramente que mi editor les mencionó que estaba seguro de que quienes compartieron el tuit sabían que ese post venía de una cuenta falsa. Entonces, quienes compartieron la publicación se rieron y reconocieron haber quedado atrapados por las redes de la desinformación.

Inmediatamente, conversé con mi editor y le propuse verificar ese contenido. Mi editor se rio y me preguntó si era dedicada a las personas que compartieron la publicación en nuestros chats. Yo le dije que no, pero que era un post que hasta ese momento tenía más de 150 retuits y le expliqué que las personas que estaban comentando ese contenido creían que era la cuenta oficial del Presidente. Entonces, me aprobó verificar esa publicación y empecé a buscar evidencias —tal como un detective— para desmentirlo.

Esta publicación se dio luego de unas declaraciones del primer mandatario, en las que señaló que el edificio de la Escuela Superior de Policía será destruido y que se construirá uno nuevo. Todo esto en honor a las mujeres. Lo dicho por Lasso fue debido al femicidio de María Belén Bernal, quien, lamentablemente, fue encontrada muerta después de desaparecer en la Escuela de Policía.

Pero, ¿por qué era falso el tuit que circuló con tanta fuerza? Pues, la cuenta que lo difundió señala en su descripción que es una parodia. Sin embargo, la foto que utilizaba era la fotografía que usa Lasso en su cuenta oficial de Twitter. En lo que las personas no se fijaron es que el nombre de usuario era diferente, pues la cuenta oficial es @LassoGuillermo. Y aunque, el mandatario dijo que demolerían el edificio, no dijo que el edificio corrompió a los policías.

Todo esto me llevó a pensar en, ¿qué tan vulnerables estamos los ciudadanos ante la desinformación? Y en que, generalmente, nos dejamos llevar por los temas que nos mueven; es decir, por los temas que nos generan grandes emociones. Es que así actúa la desinformación. Este gran fenómeno que hoy se expande con fuerza en redes sociales, y que está disfrazado de verdad, busca apelar a nuestros sentimientos para causar confusión, pero, sobre todo, para lograr su objetivo, que es engañarnos.

Para evitar ser parte de este engaño y evitar que la pólvora avive el fuego de la desinformación, es importante no dejarnos llevar por esas grandes emociones. Y, sobre todo, hay que ser críticos y analizar los contenidos que se comparten y que nos llegan en redes sociales o en plataformas de mensajería instantánea. La desinformación siempre está al acecho, para atrapar a su víctima, sin importar su nivel de instrucción o de preparación.

Siempre digo que no hay un solo tema que la desinformación no toque, pues todo lo que les interesa a los ciudadanos, la desinformación lo toma para lograr su propósito. Para combatirla, debemos ser responsables con la información que consumimos, pero también con la información que compartimos. Así que ya saben: si ven cualquier contenido en redes, primero verifíquenlo, no vaya a ser que queden atrapados y, lo que es peor, que ayuden a expandir a la desinformación.

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