La Organización de las Naciones Unidas (ONU) lanzó una alerta clara al mundo el 7 de abril de 2020: “la violencia de género ha tenido un repunte horroroso durante el aislamiento por Covid19”. El secretario general, António Guterres, aseguró que los hogares, el lugar donde las mujeres deberían estar seguras, se convierten en una trampa donde su vida, integridad física y psicológica corren riesgo.
De acuerdo a la Encuesta sobre relaciones familiares y violencia de género (2019) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (NEC), 65 de cada 100 mujeres en el país han experimentado, por lo menos, un ataque (psicológico, físico, sexual, patrimonial) en su vida.
Además, 30 de cada 100 separadas, divorciadas o viudas, sufrió mínimo una experiencia violenta en el ámbito familiar. 43 de cada 100 fue agredida por su pareja y más del 80% no denunció. Esto prueba que, antes del aislamiento que arrancó el 16 de marzo, la casa y las relaciones no eran un espacio seguro para ellas.
En 2018 la Fiscalía General del Estado (FGE) atendió 66.500 casos relacionados a “violencia machista”. Esto implica 5541 por mes y un promedio diario de 185. En 2019, la unidad especializada en violencia de género recibió 52.805 denuncias, lo que se traduce en 4400 mensuales y 146 por día.
Las cifras oficiales, desde ese entonces, ocultan un subregistro que se atisba al cruzar las variables. Así, aunque entre 2018 y 2019 la Fiscalía atendió más de 100.000 casos vinculados a violencia de género, de acuerdo al INEC, en promedio, el 96% de mujeres que fue víctima en el ámbito educativo no lo denunció, el 94% no denunció violencia en el ámbito laboral y ese mismo porcentaje se abstuvo de exponer las agresiones en el círculo familiar.
Desde el martes 17 de marzo en Ecuador rige un toque de queda que, desde el 24, se amplió desde las 14:00 a las 05:00 a escala nacional. La medida pretende reducir el contagio de Covid19.
El aislamiento social obligatorio ha desembocado en un serie de análisis sobre la afectación de la economía, la salud mental y ha quedado a un lado la violencia de género. Una realidad que antes de la cuarentena se exponía en miles de denuncias de personas que hoy están abocadas a convivir jornadas enteras con sus agresores.
Las cifras en torno a la violencia de género no parecen ser una prioridad para el Gobierno, en medio de la catástrofe humana que hasta el 9 de abril implicó la muerte de más de 290 personas, según los registros oficiales. El 8 de abril se le preguntó a la ministra de Gobierno, María Paula Romo, sobre el número de denuncias por violencia de género durante la pandemia y aseguró “no tener las cifras en ese momento”.
Sin embargo, afirmó que se ha contemplado que «parte de los problemas del aislamiento han creado una situación que puede generar violencia de género”. Romo aseguró que se atienden denuncias a través del 911 y que para combatir esta problemática se han articulado nuevas estrategias, como la atención psicológica para víctimas de esa violencia a través de la línea 171.
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En efecto, se reciben denuncias por violencia de género. Lo preocupante es que se han reducido drásticamente. 164 unidades judiciales del Consejo de la Judicatura (CJ) están disponibles para atender estas situaciones mientras dure la emergencia de la Covid19.
Entre el 16 y el 30 se reportaron 225 flagrancias, casi 15 diarias. Del total de casos, 200 son contravenciones que se tramitan en una sola audiencia, los demás corresponden a delitos y se tramitan por procedimiento directo u ordinario. En el 78% de atenciones (176) los jueces otorgaron medidas de protección a la víctima.
Desde que se inició, se pasó de un promedio de 140 denuncias diarias, recibidas en la Fiscalía, a 15 procesadas por el CJ. La violencia no ha menguado, las denuncias sí.
Esta percepción es compartida por la Defensoría del Pueblo hasta donde llegan “muy pocas denuncias” ya que “ por vergüenza o miedo” no se realizan. Ana Vera, de la organización feminista Surkuna, aseguró que hoy no cuentan con datos precisos y, aunque trabajan en una matriz con algunos casos, han recibido “pocos flagrantes”. “Estamos preocupadas por la baja cantidad de llamadas por casos flagrantes”. La abogada explica que muchos reportes “ya pasaron la flagrancia”, por lo que es probable que se queden en la impunidad. En casos de delitos incluso se enfrentan a la dificultad de probarlo.
Datos más recientes del Servicio Integrado de Seguridad ECU 911 muestran que entre el 12 de marzo y el 11 de abril recibió 6.819 llamadas de alarma por posibles casos de violencia de género. En promedio, la institución recibe 235 llamadas diarias durante la cuarentena por este motivo el 55 % de las alarmas vienen desde Quito y Guayaquil.