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viernes, diciembre 5, 2025
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La COVID-19 frena las celebraciones de los pueblos indígenas

Los pueblos Kichwa del Ecuador celebran anualmente el Inti Raymi, la fiesta del Sol. Pero la pandemia por la COVID-19 obliga a las comunidades a modificar su costumbre. Hay algunas que este 2020 optarán por alternativas que les permitan agradecer las cosechas obtenidas y otras han decidido suspenderla completamente.  Legalmente, el artículo 11 de la Constitución reconoce los derechos y garantías relacionados a la dignidad de las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades, que sean necesarios para su pleno desenvolvimiento. Es decir, las acciones o medidas que estos pueblos toman en relación al Inti Raymi se discuten entre ellos. Además, el artículo 57 garantiza a las comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas mantener, desarrollar y fortalecer libremente su identidad, sentido de pertenencia, tradiciones ancestrales y formas de organización social. Esta celebración es popular y masiva. Una comunidad pequeña puede agrupar alrededor de 600 personas. Cuando se realiza a niveles parroquiales (que agrupan entre 5 y 20 comunidades), el número de asistentes podría sobrepasar los 10.000.  El Inti Raymi es una de las cuatro celebraciones andinas. El solsticio del 21 de junio se inicia con el “armay tuta” (baño ritual) que se realiza en una cascada o “vertiente sagrada”. A partir de esa noche se empieza a bailar de casa en casa. Las familias generalmente preparan comida y bebida para los grupos que llegan a “zapatear” con música tradicional. La investigación publicada en la revista Emerging Infectious Diseases (EID Journal, abril 2020) asegura que una persona asintomática puede contagiar con el nuevo coronavirus a otras cinco o seis. La Organización Mundial de la Salud (OMS) añade que se transmite de persona a persona a través de gotas microscópicas que salen despedidas de la nariz o la boca de una persona infectada al toser, estornudar o hablar. A principios de abril un estudio publicado en The New England Journal of Medicine determinó que el SARS-CoV2 permanece vivo durante horas o incluso días en espacios cerrados. Esto significa que la aglomeración propia de las celebraciones de junio podría convertirse en un punto crítico de contagio. Las comunidades urbanas asentadas en Quito también celebran el Inti Raymi. El festejo es liderado por el Pueblo Kitu Kara y se realiza ininterrumpidamente desde 2003, antes los organizaba la Federación Pichincha Runakunapak Rikcharimuy (esta desde los años 70). Normalmente, la fiesta arranca con una ceremonia en los sitios históricos con “mucha carga espiritual”, como Catequilla, en la parroquia San Antonio (norte de Quito), en la mitad del mundo.  Floresmilo Simbaña, de la Tola Chica (comunidad con aproximadamente 64 familias y 400 personas), ubicada en el valle de Tumbaco (a 19 km de la capital), cuenta que la celebración no es solo baile y música. Hay otras actividades. “Hacemos ciclos de discusión alrededor del tema cultural, espiritual. Esto está destinado para los jóvenes que necesitan estar permanentemente al tanto de las actividades que se hacen en la comuna”.   En esa zona se canceló definitivamente la celebración para evitar el contagio, ya que en una comunidad existen 47 casos de COVID-19. “Nadie tiene en mente celebrar tal como se lo venía haciendo, algunas han resuelto no hacer absolutamente nada. En la Tola Chica se está conversando para hacer un evento simbólico con la participación de dirigentes, alrededor de 40 personas, siguiendo las respectivas normas de bioseguridad”, indica Simbaña.  Hay lugares donde todavía no cuentan con una resolución. Por ejemplo, en la provincia de Imbabura (sierra norte) hasta este 29 de mayo se registra 202 casos de Covid-19. “Este año no será posible bailar. Tenemos que ver por nuestra vida. Estamos visitando comunidad por comunidad”, explicó Edwin Muñoz, miembro del Comité de Operaciones de Emergencia de Cotacachi.  En el contexto de la pandemia, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) expuso que los pueblos indígenas, en particular las mujeres y las niñas, suelen verse afectados de manera desproporcionada por las epidemias y otras crisis. Tienen casi tres veces más probabilidades de vivir en la extrema pobreza que los no indígenas. Representan casi el 19% de los que viven en extrema pobreza, independientemente de la región donde habiten. Al mismo tiempo, son custodios de “una gran riqueza de conocimientos y prácticas tradicionales, lenguas y culturas”. El pasado 14 de abril, el Consejo Nacional para la Igualdad de Pueblos y Nacionalidades presentó ante el COE Nacional un plan de propuestas para la atención emergente y sostenida a los pueblos y nacionalidades del Ecuador en el marco de la crisis sanitaria. El objetivo: garantizar la atención oportuna a los pueblos y nacionalidades indígenas, afroecuatorianos y montubios de conformidad a los derechos constitucionales e internacionales que proponen adoptar protocolos para la diversidad cultural.
Pablo Terán
Pablo Terán
Webmaster en Ecuador Chequea. Profesional en Comunicación Social, experiencia-26 años. He trabajado en diferentes medios de comunicación, entre ellos Diario La Hora, por 18 años. Fui Editor de Sociedad, Quito e Interculturalidad. Tengo, además, una maestría en Psicología Holística.

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