Desde 1996 es el epicentro para escoger al nuevo Papa. Se han instalado varios operativos de seguridad para que los votos no se filtren. Conoce la historia, el peso religioso y los preparativos del lugar donde se elegirá al sucesor de Francisco.
POR: Karen Mantilla Ulloa
Faltan un poco menos de cuarenta y ocho horas para que empiece el cónclave (junta de los cardenales de la Iglesia católica, reunida para elegir papa) en el que los 133 cardenales electores elegirán al sucesor del papa Francisco, que será el pontífice número 267, y así definir el futuro de la iglesia católica, con sus más de 1.400 millones seguidores.
La procesión solemne iniciará este miércoles por la tarde y conducirá a los cardenales electores hasta la Capilla Sixtina.
Pero, ¿por qué se escogió a la Capilla Sixtina, como epicentro del cónclave?
Al parecer, la Capilla Sixtina es mucho más que una joya artística del renacimiento. Según los registros históricos, desde 1492, con la elección del papa Alejandro VI, este sitio ha sido el escenario habitual de las elecciones papales, salvo contadas excepciones.
Tomada del Vaticano.
Aunque, en un principio, no fue el lugar exclusivo; de hecho, tuvieron que pasar 54 años para que se consolidara como sede habitual.
La última vez que un cónclave no se llevó a cabo allí fue en 1846, cuando el papa Pío IX fue elegido en el Palacio del Quirinal, en Roma.
Fue el Papa Juan Pablo II quien, en 1996, en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, estableció formalmente que el cónclave debe celebrarse allí; y, aunque está Constitución ha experimentado dos modificaciones bajo el pontificado de Benedicto XVI, no se ha cambiado el lugar del cónclave.
La actual normativa establece que la elección debe celebrarse precisamente en la Capilla Sixtina. La razón no es sólo práctica, sino también espiritual: “Donde todo contribuye a hacer más viva la presencia de Dios, ante el cual cada uno deberá presentarse un día para ser juzgado”, señala el documento en su introducción y esa es la principal razón para que suceda este acto religioso
La fama de esta capilla se consolidó gracias al papa Julio II (1503-1513), quien en 1508 encargó a Miguel Ángel la pintura de la bóveda, proyecto que concluyó cuatro años después.
Años más tarde, el mismo artista regresó al lugar para plasmar el imponente fresco del Juicio Final en el muro del altar, esta vez por encargo del papa Pablo III (1534-1549).
Será precisamente frente a esa escena monumental, que en el mundo del catolicismo viene cargada de simbolismo y solemnidad, donde los cardenales electores emitirán sus votos para elegir al nuevo Papa.
Un detalle del Juicio Final de Miguel Ángel- Fotografía tomada del Vaticano.
Las preparaciones
Cuando Diego Giovanni Ravelli, maestro de las ceremonias litúrgicas pontificias del Vaticano, pronuncie la sonada frase extra omnes (todos fuera), las puertas de la Capilla Sixtina quedarán completamente cerradas.
A partir de ese momento, los 133 cardenales, con menos de 80 años, se encontrarán completamente aislados del mundo.
Pero, para que esto suceda, los trabajos en la Capilla Sixtina se han acelerado desde hace nueve días, tras la muerte del papa Francisco, al ser uno de los lugares más sagrados del Vaticano. De hecho, la Capilla cerró al público el pasado lunes, 28 de abril.
Lo que más ha llamado la atención es que, el sábado, se instaló la estufa en la que se quemarán los votos secretos y también se colocó la chimenea, conectada a dos estufas en el interior de la Capilla, el punto del que saldrá el humo: el negro, cuando aún no se haya alcanzado la mayoría de votos para la elección del nuevo Papa, y el blanco cuando ya se haya producido la elección.
Instalación de la estufa y la chimenea en la capilla Sixtina- Fotografía tomada del Vaticano.
Según la constitución de la Universi Dominici Gregis, a los cardenales se les prohíbe tener contacto con el mundo. Una precaución para evitar cualquier tipo de interferencia en la definición del voto.
Las estufas donde se queman las cartas y los químicos que dan color al humo- Tomada del Vaticano
Y, además, para garantizar el absoluto aislamiento del cónclave, el Vaticano ha desplegado un sofisticado sistema de seguridad que impide cualquier tipo de filtración o comunicación no autorizada desde el interior de la Capilla Sixtina. Así lo detalló el medio de comunicación italiano Corriere Della Sera.
- Bloqueadores de frecuencia (Jammer)
Bloqueadores de señal han sido instalados en puntos estratégicos para neutralizar cualquier tipo de conexión inalámbrica. Estos dispositivos, conocidos como jammers, impiden que teléfonos móviles, dispositivos con Bluetooth, WiFi o acceso a redes móviles puedan emitir o recibir señales durante las deliberaciones.
- Láminas protectoras anti-drones
Sobre los ventanales de la capilla se han aplicado láminas como especie de ‘películas’ especiales de protección contra drones y láseres espía. Estas evitan que se capturen imágenes o sonidos desde el exterior utilizando dispositivos ópticos de largo alcance o tecnología de vigilancia aérea.
- Equipos de barridos contra micrófonos ocultos
Además, equipos especializados en seguridad electrónica han realizado barridos exhaustivos en busca de micrófonos ocultos, tanto antes como durante la fase preparatoria del cónclave. Estas inspecciones aseguran que no haya dispositivos de escucha encubiertos dentro de la Capilla.
- Sin celulares
Cada cardenal elector debe entregar, antes de ingresar, todos sus dispositivos electrónicos: teléfonos celulares, tabletas, laptops, relojes inteligentes y cualquier equipo con capacidad de conexión. La única forma de comunicación permitida será la presencial, dentro del marco de las estrictas normas de confidencialidad.
El sistema informático interno utilizado para servicios logísticos o de apoyo también ha sido aislado de Internet. Para mayor seguridad, los servidores fueron reubicados en zonas protegidas como la Biblioteca Apostólica Vaticana.
Finalmente, la radio Gendarmería Vaticana ha puesto en marcha una red encriptada, diseñada para comunicaciones internas en caso de emergencia. Este sistema, sólo puede ser utilizado por personal autorizado y garantiza que cualquier eventualidad pueda gestionarse sin vulnerar la confidencialidad del proceso.
Los cardenales favoritos
Aunque aún nada está dicho, algunos nombres empiezan a sonar; es que, con el inicio del cónclave a la vuelta de la esquina, se perfilan varios cardenales como posibles sucesores al trono de San Pedro. Algunos nombres:
Pietro Parolin (Italia, 70 años)
Actual Secretario de Estado del Vaticano, Parolin es una figura central en la Curia Romana. Su experiencia diplomática y su papel en negociaciones clave, como el acuerdo con China sobre el nombramiento de obispos, lo posicionan como un candidato moderado y pragmático, capaz de mantener la estabilidad institucional de la Iglesia.
Matteo Zuppi (Italia, 69 años)
El arzobispo de Bolonia y actual presidente de la Conferencia Episcopal Italiana es conocido por su compromiso con la justicia social y su asociación con la Comunidad de Sant’Egidio. Su enfoque pastoral y su trabajo en la mediación de conflictos lo alinean con la visión progresista del papa Francisco.
Luis Antonio Tagle (Filipinas, 67 años)
Actual prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Se ha hecho conocido porque es una figura carismática y cercana a los fieles. Su enfoque en la misericordia, la inclusión y la justicia social lo convierte en un fuerte candidato del ala progresista, representando el crecimiento del catolicismo en Asia
Pierbattista Pizzaballa (Italia, 60 años)
A Pizzaballa se lo conoce porque ha sido una figura clave en el diálogo interreligioso en Oriente Medio. Además, de que él se ofreció como rehén para liberar a niños israelíes durante un conflicto con Hamás en 2023 y ha destacado su compromiso con la paz y la reconciliación.
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