Con el debate obligatorio de anoche, marcado por enfrentamientos, acusaciones y descalificaciones entre los candidatos finalistas, Ecuador inició oficialmente la campaña electoral para la segunda vuelta, que se celebrará el 13 de abril. ¿El riesgo? Que los temas importantes se dejen de lado para priorizar la confrontación.
POR: Juan Camilo Escobar
El segundo enfrentamiento directo entre el presidente-candidato, Daniel Noboa, y la candidata correísta, Luisa González, realizado anoche, marcó el inicio de la recta final hacia la segunda vuelta presidencial del 13 de abril.
El evento, transmitido por Ecuador TV, el canal estatal, estuvo marcado por una serie de acusaciones mutuas y descalificaciones, que no tardaron en generar una avalancha de reacciones en redes sociales: en cuestión de horas, surgieron memes y comentarios satíricos que destacaron los momentos de mayor tensión. Hoy, en cambio, analistas políticos y organizaciones de la sociedad civil critican tanto el tono del encuentro como la falta de propuestas detalladas.
Esto, explicaron expertos consultados por Ecuador Chequea, porque a pesar de la amplia cobertura y el seguimiento de millones de ciudadanos, el debate evidenció una notable ausencia de propuestas concretas, y dejó claro que, al menos en esta fase, la contienda electoral se perfila como un enfrentamiento centrado en el ataque y la descalificación mutua.
Mensajes claves y ataques dirigidos
El debate se desarrolló en las instalaciones de Ecuador TV, bajo un estricto operativo de seguridad que involucró a 1.500 efectivos entre policías y militares. González llegó primero, con su emblemático atuendo blanco y gafas, símbolos que ha consolidado a lo largo de su campaña. Por su parte, Noboa arribó poco después, con un estilo más informal, acompañado de su esposa, Lavinia Valbonesi, pero sin ofrecer declaraciones a los medios.
Desde los primeros minutos, tras un saludo protocolario y apretón de manos —que resultó incómodo para ambos, pero obligatorio por las normas electorales—, empezó la confrontación verbal. González, con tono firme, lanzó una frase que repetiría de manera insistente a lo largo del debate: «Noboa, no, no mienta». En respuesta, el presidente-candidato optó por centrar su ataque en un tema sensible para la economía ecuatoriana, asociando a su contrincante con el riesgo de una posible desdolarización: «Luisa te desdolariza».
En la práctica, esta confrontación verbal marcó el tono del debate, evidenciando —en casi todas las intervenciones— la estrategia de ambos candidatos de posicionarse sobre temas claves mediante ataques directos y cargados de implicaciones políticas.
Así, el debate comenzó con un primer bloque, que en teoría debía centrarse en un intercambio de propuestas sobre educación. La correísta señaló las falencias del actual gobierno, señalando un deterioro de la infraestructura educativa y la falta de recursos. Noboa, por su parte, desvió el tema hacia un asunto clave en su estrategia: la eliminación de la tabla de drogas, insinuando que un eventual gobierno de González podría restablecerla. La candidata, en respuesta, retó al mandatario a someterse a una prueba antidoping.
Acusaciones cruzadas y el fantasma de la corrupción
Noboa denunció una supuesta injerencia de mafias en el sector salud y recordó el vínculo de la Revolución Ciudadana con financiamiento ilícito, señalando a figuras procesadas en el caso ‘Metástasis’, como el exdirigente correìsta y exasambleísta, Ronny Aleaga. González respondió con el caso de María Moreno Heredia, vinculada al movimiento oficialista ADN y denunciada por presunto tráfico de drogas.
En el segundo bloque, destinado a la seguridad, el intercambio de acusaciones se intensificó. Noboa trajo a la mesa los chats de la ‘Liga Azul’, vinculando a González con un esquema de corrupción en el Consejo de Participación Ciudadana. La candidata reaccionó con firmeza: «A mí me respetas y deja de ser majadero», respondió a la afirmación de Noboa de que “la verdad que me parece un poco chistoso que digas que vas a luchar contra el lavado de activos. Aquí tenemos las copias de los chats de la Liga Azul en donde tú eres la Rana René».
Otro punto de tensión fue el salvoconducto para Jorge Glas. Noboa presionó a González para que se pronunciara claramente al respecto, mientras que ella se limitó a responder que cumplirá con la Constitución.
Venezuela y la deuda del Grupo Noboa
En los minutos finales, los candidatos confrontaron sus puntos más vulnerables. Noboa puso sobre la mesa el reconocimiento del Gobierno de Nicolás Maduro, a lo que González respondió afirmativamente.
González, por su parte, cerró con un ataque a la estructura económica del presidente, cuestionándolo sobre la millonaria deuda de USD 94 millones del Grupo Noboa con el SRI. Noboa rechazó la acusación y sostuvo que el sistema tributario debe aplicar las mismas reglas para todos.
Un debate que define estrategias
Ante este panorama, expertos consultados por Ecuador Chequea advierten que el debate público en las próximas semanas debe centrarse en la viabilidad de las propuestas de los candidatos. Ruth Hidalgo, presidenta de la organización Participación Ciudadana, por ejemplo, considera indispensable que los postulantes presenten planes detallados sobre seguridad y economía antes del 10 de abril, a pocos días del balotaje.
Los desafíos del próximo gobierno incluyen, por ejemplo, una crisis de seguridad sin precedentes, con una tasa de homicidios que en 2024 alcanzó 38,76 por cada 100.000 habitantes, una de las más altas en la historia del país, según datos de la Policía Nacional.
Crítica común: no sirvió para lo que debía
Hidalgo afirmó que el debate no contribuyó a ofrecer mayor claridad a los votantes. “El debate de ayer sólo ahondó la división en la sociedad ecuatoriana”, señaló. “Está claro que en abril los ciudadanos deberán elegir entre dos posturas radicalmente opuestas. Los que apoyan a un candidato conocen su línea de acción, y lo mismo ocurre con quienes respaldan al otro. Son proyectos completamente distintos”, sostuvo.
Para el analista político Christian Carpio, el debate no cumplió su objetivo de servir como una herramienta para que los indecisos tomen una decisión frente al empate técnico con el que los candidatos llegaron a la segunda vuelta.
“Ambos tienen cerca del 90% de los votos, así que este debate podía haber marcado la diferencia y ayudar a capitalizar algunos votos que inclinen la balanza”, explicó. “Pero en Ecuador, los debates sólo han tenido impacto cuando ocurren hechos trascendentales, como sucedió en la primera vuelta con Daniel Noboa. En este caso, al tratarse de una elección tan ajustada y con una alta polarización, el debate era el espacio idóneo para definir posiciones. Sin embargo, los candidatos entraron en empate técnico y salieron del debate de la misma forma, porque fue un enfrentamiento de ataques y no de propuestas”.
Por su parte, el sociólogo y politólogo Julio Echeverría advirtió que ambos postulantes evidenciaron deficiencias en la construcción de sus planes de gobierno. “No lograron transmitir posturas programáticas claras y redujeron el debate a una polémica intrascendente”, indicó.
Fallas en el formato del debate y agresividad en el discurso
Aunque Hidalgo reconoció la importancia de los debates para la democracia, también destacó fallas metodológicas, particularmente en la moderación. “Estos espacios son esenciales para evaluar a los candidatos y conocer sus propuestas, pero la metodología sigue mostrando deficiencias. La moderación dejó mucho que desear. Se convocó a figuras de alto perfil, pero se limitó a darles la palabra sin exigir respuestas claras”.
Además, Hidalgo señaló que la falta de control durante el debate afectó la calidad de la información disponible para los votantes. “Hubo momentos claves en los que era crucial que el moderador interviniera para exigir respuestas. Ese era el objetivo del debate, pero se permitió que los candidatos evadieran preguntas fundamentales. Esto no sólo perjudica a los candidatos, sino que afecta el derecho de la ciudadanía a recibir información clara sobre temas cruciales que nunca fueron abordados”.
Carpio coincidió en que el formato permitió que los aspirantes evadieran los temas de fondo. “El electorado que votó en blanco, nulo o que estaba indeciso esperaba escuchar propuestas, pero el debate no las generó”, dijo. “Se centró en ataques personales y confrontaciones que desdibujaron la oportunidad de ganar a los votantes más moderados”.
El analista Carpio también señaló que, en el post debate, será importante evaluar el impacto de las acusaciones intercambiadas entre los candidatos. “Al final, sí hubo un costo más fuerte para el correísmo. Ellos necesitaban captar el apoyo de una izquierda más moderada, contraria a Noboa. González inició bien en los dos primeros bloques, pero luego se desvió en ataques, adoptando un tono agresivo, con confrontaciones incluso personales y familiares. Eso terminó desdibujando su intención de atraer esos votos”, analizó.
A criterio de Carpio, el desempeño de Noboa en el debate fue más defensivo. “El presidente estuvo más sereno, pero tampoco logró centrar el debate en sus avances en seguridad u otras áreas. Algo de posicionamiento de sus propuestas hubo, y habrá que ver cómo juega eso en adelante”, comentó.
Echeverría, en cambio, subrayó el contraste entre ambos postulantes. Afirmó que Noboa proyectó una imagen de toma de decisiones, lo que atribuyó a su doble rol de mandatario y candidato con control sobre la gestión pública. En cambio, sostuvo que González enfatizó en la confrontación sin articular una postura clara, lo que, a su juicio, evidenció “dudas e inestabilidad en sus planteamientos”.
El rol de los votantes y la necesidad de un voto informado
De cara a la segunda vuelta, Hidalgo expresó su preocupación por el tono de la campaña electoral, dado el nivel de confrontación evidenciado en el debate. “Si ya vimos agresividad en este espacio, ¿qué podemos esperar del resto de la campaña? Me preocupa que la violencia política persista. La contienda ya comenzó oficialmente, y confiamos en que el electorado tomará decisiones informadas y responsables. Además, es fundamental que los ciudadanos comprendan que una de las posturas apoya al régimen de Nicolás Maduro. Los votantes deben estar conscientes de esta realidad antes de ir a las urnas”.
Carpio insistió en la importancia de que los votantes busquen información más allá del debate. “Esta es una campaña muy decisiva, sobre todo por el contexto de seguridad y crisis política que vivimos. Los electores tienen un rol fundamental en lo que viene. Deben revisar los planes de gobierno y centrarse en las propuestas para tomar una decisión consciente. Hay muchos discursos que no pasan de un populismo electoral. Como ciudadanos, tenemos el deber cívico de informarnos bien antes de votar”.
En esa línea Carpio propuso tres medidas para fortalecer el proceso electoral:
- Que los candidatos prioricen la exposición de sus propuestas.
- Que el Consejo Nacional Electoral refuerce la difusión de los planes de gobierno.
- Que la ciudadanía consulte fuentes de información serias y responsables.
Echeverría enfatizó la importancia de que ambos candidatos clarifiquen sus propuestas. “La campaña debería girar en torno a ese eje, pero existe el riesgo de que derive en una polarización marcada por ataques personales y estrategias para debilitar al adversario, en lugar de un debate sobre los planes de gobierno”, advirtió.
Monitoreo de la campaña y riesgos de violencia política
En el marco de las tres semanas de campaña para la segunda vuelta, Participación Ciudadana continuará con su labor de observación electoral, con especial atención en el uso de recursos públicos y la violencia política.
“Seguiremos monitoreando la campaña, las franjas publicitarias y la violencia política, especialmente contra las mujeres. Estamos registrados como observadores electorales y el día de las elecciones estaremos atentos a lo que ocurra. Además, coordinamos visitas y entrevistas con organizaciones internacionales de observación electoral. Emitiremos reportes y análisis sobre cualquier irregularidad que detectemos en este corto periodo de campaña”, indicó Hidalgo.
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