POR: Juan Camilo Escobar
¿Hay buses? ¿Subirán los precios? ¿Hay paros? Tres preguntas con las que millones de ecuatorianos iniciaron esta semana llena de incertidumbres por las consecuencias de la decisión del gobierno de Daniel Noboa de eliminar el subsidio al diésel, el combustible más utilizado para movilizar pasajeros y mercadería en el país.
Esto debido al anuncio de los dirigentes del transporte de suspender “temporalmente» su convocatoria a un paro de actividades. El pronunciamiento de la vocera del gobierno, Carolina Jaramillo, de que no debería haber ningún incremento de pasajes y controlarán que no haya especulación en los costos de productos agrícolas ni en los fletes, no fue suficiente para evitar anuncios de protestas y cierres de vías estratégicas.
Así, pocas horas después de que la vocera Jaramillo, desde la gobernación de Cotopaxi, en Latacunga, a donde el presidente Noboa trasladó temporalmente la sede del Gobierno, reiterara el ofrecimiento de que a más de 23 mil transportistas se entregarán bonos mensuales de entre 450 y 1.000 dólares, el sistema de emergencias ECU 911 confirmó que hasta las 11:45 se registraban cierres de vías en al menos cinco provincias: Carchi, entre el obelisco de Tulcán y La Posta de Montúfar; en Santo Domingo, en la vía Quevedo y kilómetro 7; en Pichincha, en el cantón Mejía, Panamericana Sur, peaje de Rumicucho y Carapungo; en Azuay, en el distribuidor de Guangarcucho; en Orellana, en el sector Terminal, y, en Loja, en el sector El Plateado.
En Carchi, tras las protestas con el cierre de la Panamericana, se produjeron enfrentamientos entre los transportistas con militares y policías. Estos últimos lanzaron una gran cantidad de gases lacrimógenos para controlar la situación.
MALESTAR
En un recorrido por la terminal terrestre del norte de Quito y estaciones de buses urbanos, así como en pequeños y medianos locales de distribución y de venta de artículos de primera necesidad, Ecuador Chequea recopiló testimonios tanto de transportistas como de comerciantes de que ya existe un impacto inmediato de la medida con incremento de sus costos de operación.
En el caso de los transportistas interprovinciales, fueron directos y puntuales en señalar que la “tanqueada” —es decir, abastecer a sus buses de diésel— se incrementó de manera inmediata, provocando, una “drástica” reducción de sus márgenes de ganancia.
Así los costos para reabastecer pasaron de 35 a 50 dólares en el caso de la ruta Ibarra-Quito, de 50 a 70 dólares en la ruta Tulcán-Quito y de entre 85 y 90 dólares a por lo menos 130 dólares en la ruta Pedernales-Quito.
“Es uno de los más duros golpes, diría mortal, que están dando a la transportación pública. Con este incremento ya no nos está quedando nada. Si antes ganábamos muy poco, ahora prácticamente no vamos a ganar nada”, comentó Carlos Quintana, de una de las cooperativas que cubre la ruta Quito-Ibarra.
“Estamos esperando que nuestros dirigentes nos digan cuándo retomamos el anuncio de paralización de actividades. De hecho, tal como están las cosas, ya no podemos seguir operando. Es algo tan fuerte que ya no podremos sostener”, agregó Xavier Paredes, responsable de una de las unidades que cubre la ruta Quito-Pedernales.
EN LOS COMERCIOS
En dos locales pequeños y otros dos medianos de venta de frutas, verduras y hortalizas, ubicados en el norte de Quito, así como en otros tres puestos informales de venta ubicados en plenas aceras de la avenida de ingreso al popular sector de El Comité del Pueblo, también en el norte, los comerciantes fueron unánimes en señalar que ya están sintiendo la repercusión del incremento.
“Todo se mueve con diésel. Mejor dicho, no hay nada que se mueva sin el diésel: el maduro y el verde de la Costa, la papa de Carchi, la arveja y el fréjol también de Carchi, la cebolla, las frutas, en especial la naranja de la Costa, y la acelga y la cebolla del sur”, comentó Claudia Gutiérrez, propietaria de un local que funciona por más de 10 años en la avenida De la Prensa.
“Todavía estoy con la última compra que hice en el Mayorista, pero ya averiguamos, ya nos indicaron que habrá alzas porque ellos son transportistas informales, ellos no reciben ningún supuesto bono de compensación. Pero nosotros, en cambio, ¿qué les vamos a decir a los clientes? Esto es muy injusto para nosotros, porque a nosotros siempre nos culpan de cualquier alza”, agregó la comerciante.
Hernán Martínez, también comerciante, señaló que “antes de que suba el diésel ya nos subieron el coco de 80 centavos de dólar, el quintal de naranja de 11 a 14 dólares. Hoy va a ser peor”, lamentó, indignado.
RECHAZO A BONOS
Transportistas interprovinciales y urbanos consultados coincidieron en rechazar el ofrecimiento del Gobierno de un bono para mitigar el impacto del incremento del precio del galón de diésel, de 1,80 a 2.80 dólares.
Los consultados argumentaron que se trata de una medida “ineficiente”, “insuficiente” y sobre todo “temporal”, que no ataca el problema de fondo, que es el incremento del precio del combustible; además, sienten desconfianza por la corrupción y la falta de transparencia con la que se ha manejado este mecanismo en anteriores ocasiones.
“No es una solución, primero porque nunca, nunca, ningún gobierno ha entregado una verdadera compensación, lo que debería en realidad entregarse. Segundo, porque si quisieran entregar, de verdad, debería ser antes, por adelantado. No cuando ya pagamos, sin la certeza de que se va a recuperar algo”, comentó Germán López.
Humberto Maldonado, conductor de una de las unidades “alimentadoras” que conecta las estaciones Carcelén con La Ofelia, en cambio, expresó su escepticismo sobre la entrega de este bono: “Primero tenemos que verificar si este bono se entrega y si es suficiente, porque, a mi criterio, el precio del diésel subió mucho, es un precio demasiado alto”.
ALIVIO TEMPORAL
En la misma estación los pasajeros que abordaban buses también expresaron su preocupación por lo que consideraron una posible repercusión en los precios de los productos agrícolas que se trasladan en camiones a diésel desde los campos hacia los mercados.
“Yo soy paciente de diálisis. No nos hacen las diálisis a tiempo, ni tampoco nos entregan las medicinas. Y ahora esto, ósea, como jubilado ya no voy a poder vivir. Simplemente va a haber un encarecimiento general de todo lo que se come, porque todo se mueve en transporte”, indicó el quiteño Sergio Ramírez, de 78 años de edad.
Jaramillo, desde Cotopaxi, aseguró que no tiene por qué haber incremento de los costos de los productos, los pasajes o los fletes; y anticipó que habrá controles para que no haya especulación. El escepticismo, sin embargo, sigue reinando entre los ciudadanos.
ESTUDIOS INTERNACIONALES
¿Cuánto pesa el subsidio al diésel en el transporte público?
Según el informe del estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ‘Oportunidades para acelerar la transición a un transporte público de bajas emisiones redirigiendo los subsidios de los combustibles fósiles’, se estima que el “desmonte” de los subsidios al diésel aumentaría el costo técnico de las tarifas de transporte público en América Latina entre un 9% y un 25%.
En esta investigación se estima que la mayor afectación de eliminar el subsidio la enfrentaría la ciudad de Montevideo, con un alza del 24% de la tarifa técnica de su transporte público. Quito y el Área Metropolitana de Asunción enfrentarían un impacto estimado entre 9% y 12%
“Como la tarifa técnica define los ingresos de los permisionarios, un eventual desmonte de los subsidios a los combustibles implicaría una mayor carga fiscal para asumir el déficit que se generaría en caso de no modificar la tarifa de usuario”, señala el documento sobre la situación del transporte público en Quito.
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