Lejos de casa, mientras cursa un doctorado en Salud Pública en Chile, la médica, epidemióloga y salubrista Andrea Gómez Ayora muestra su preocupación por la evolución de la pandemia en Ecuador que, según datos certificados por el Registro Civil, ha cobrado hasta fines de junio más de 24 mil vidas.
“De todos los gráficos que he hecho en mi vida, este me ha hecho llorar y aún lo hace”, publicó -junto a esta imagen- el pasado 12 de julio en Twitter. No se trata de una proyección, aclara. Son datos duros que muestran gráficamente la tendencia de mortalidad a escala nacional. Un exceso de muertes atribuible al nuevo coronavirus. La línea roja muestra el exceso de decesos en Ecuador comparado con lo esperado, la tendencia de 2017, 2018 y 2019 (línea azul). Son 24717 fallecimientos por encima del promedio: de 2017 a 2019, entre enero y el 12 de julio, se registraron 38.905 muertes. Entre enero y julio del 2020, hubo 63.511.
“Somos el país con los peores indicadores de vigilancia epidemiológica en la región”, cuestiona Andrea. En los reportes que entrega el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) -y que en la herramienta de visualización del Ministerio de Salud Pública (MSP) no se actualizan desde el 11 de junio- no se toma en cuenta la positividad (número de casos positivos por prueba), la tasa de mortalidad en exceso ni el porcentaje de pruebas represadas. Mucho menos variables demográficas como la edad o el sexo de los fallecidos, “que nos permitirían demostrar, por ejemplo, que las personas en edad productiva son las que corren más riesgo, para poder tomar medidas en ese sentido”.
Una actualización del artículo del medio británico Financial Times destaca que, ajustándose al tamaño de la población, los países más afectados en el mundo son Perú y Ecuador, cada uno de los cuales ha visto más de 1000 muertes en exceso por millón de habitantes. Los dos países latinoamericanos tienen también la mayor tasa de muertes en relación a la tendencia de años anteriores.
¿Es un problema de datos o un problema de visualización?
Gómez Ayora responde que ambos. “Si cualquier persona toma los datos proporcionados por el COE y los traslada a Excel para hacer un gráfico, va a notar que la curva no es tan plana. Tiene un pico”.
Expertos locales e internacionales respaldan esa afirmación con una métrica que el Gobierno no toma en cuenta en sus reportes: la positividad; es decir, del 100 % de casos sospechosos, cuántos dan positivo.
“Más del 50 % o 40%. Y durante toda la pandemia ha presentado esa tasa. Mientras la OMS (Organización Mundial de la Salud) sugiere que este dato debe ser menor al 10 por ciento, porque COVID-19 coexiste con otras enfermedades. Esto nos dice que no se están haciendo suficientes test, solo con quienes tienen síntomas”.
Casi ninguna provincia está a salvo
Es muy diferente ver el cuadro nacional versus el cuadro por provincias, o los datos de los cantones. Cuando se observa el gráfico nacional, pareciera que lo peor ya pasó, que el único peligro es una segunda ola de contagios. Pero hay provincias que ni siquiera pasan la primera ola de COVID-19. “Me preocupa Tungurahua, Santo Domingo de los Tsáchilas, Azuay, Manabí. Solo Galápagos ha controlado la pandemia”.
El número de contagios diario aumenta, incluso en sitios donde las muertes han disminuido, como Guayas. Y si no se toman medidas lo vamos a lamentar, alerta Gómez.
“Ya lo han hecho otros países, pero en Ecuador todos actúan como si hubiéramos mejorado los indicadores y no es así”.
En toma de pruebas Ecuador ocupa el lugar 11 de 25 países en Latinoamérica. Según los datos proporcionados por el MSP y publicados por Rodrigo Parra Wong, ingeniero electrónico de la Pontificia Universidad Católica de Perú, hay 22000 pruebas por procesar en Ecuador, basándose en el reporte de casos positivos más casos negativos menos el total de las muestras receptadas.
Culpar a la población no es estrategia de control de una pandemia, es un factor de riesgo, insiste Gómez. También delinea una hoja de ruta: se debe brindar herramientas desde lo comunicacional hasta lo socioeconómico para que se reduzca la probabilidad de contagio, además de testear, aislar, rastrear y tratar.
“Es urgente acciones en todas las provincias con más del 75 % de ocupación de camas hospitalarias y con más del 50 % de ocupación de UCI (unidad de cuidados intensivos)”.
Zevallos: “Las camas están llenas en Quito, pero se desocupan mientras hablamos”
La inmunidad de rebaño existe cuando ya hay una vacuna, pero en este caso estamos viendo rebrotes, países, ciudades que regresan al confinamiento porque tienen incremento de contagios. “Sin el Tableau actualizado, sin datos por provincias, por cantones, ¿cómo se pueden tomar decisiones acertadas?”, se preguntó.