Se vende a través de Mercado Libre, en Internet, y su uso se promociona en grupos de Facebook. Pese a que no existe evidencia científica de su efectividad se usa como una solución mineral “milagrosa que cura todas las enfermedades”. Se trata del dióxido de cloro o CDS. La Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional recibió el pasado 9 de julio a un grupo de “médicos integrativos” (homeópatas) que incentiva el consumo de esa sustancia entre sus pacientes. Ellos afirman que este compuesto es la cura para la COVID-19. Sin embargo, el dióxido de cloro se utiliza en la desinfección de superficies y piscinas.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) informó que el clorito de sodio y el dióxido de cloro, conocidos como «Suplemento Mineral Milagroso -MMS», no están autorizados como medicamentos contra el nuevo coronavirus. Además, es considerado peligroso y puede causar irritación en ojos, nariz y garganta. En caso de ser inhalado, puede provocar bronquitis aguda.
La organización internacional citó la advertencia de la Agencia de Regulación de Medicamentos de EEUU (FDA por sus siglas en inglés), que indica que su consumo produce efectos adversos peligrosos: vómito, diarrea, intoxicación, falla renal. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recalca que «hasta ahora ningún medicamento ha demostrado prevenir o curar esta enfermedad».
La peligrosidad del dióxido de cloro fue señalada en Ecuador por la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (ARCSA) el 8 de mayo, cuando se expuso que, “al no poseer Registro Sanitario ecuatoriano, no se puede garantizar su seguridad, calidad y eficacia, por lo que representa un riesgo para la salud de la población”. Es decir, la autoridad sanitaria nacional tampoco lo recomienda.
El 8 de julio la Red Ecuatoriana de Mujeres Científicas (Remci) expresó su preocupación sobre la posibilidad de usar dióxido de cloro como medicina. La comunidad advierte que el no es apto para el consumo humano y reflexiona sobre la cuestionable apertura que los legisladores le dan a prácticas pseudocientíficas. El 9 de julio, el asambleísta Jimmy Candell solicitó a la Comisión de Fiscalización que reciba a representantes de la Academia ecuatoriana para abordar este supuesto beneficio.