El oficialismo asegura que Annabella Azín, Niels Olsen y Diana Salazar son los perfiles ideales para redactar una nueva Constitución. Para la oposición, su designación evidencia la falta de nuevos cuadros en ADN y el predominio del círculo más cercano al mandatario.
Los tres primeros nombres que el presidente de la República, Daniel Noboa, ha mencionado como eventuales candidatos de su movimiento ADN a la Asamblea Constituyente —en caso de que triunfe el Sí en la consulta popular del próximo 16 de noviembre— generaron múltiples reacciones.
A través de su cuenta en la red social X, el mandatario aseguró que su madre y actual asambleísta, Annabella Azín, encabezará la lista nacional; Niels Olsen, presidente de la Asamblea, liderará la lista por Guayas; y Diana Salazar, exfiscal general del Estado y actual embajadora en Argentina, será la candidata principal por Pichincha.
Desde el oficialismo, la legisladora Inés Alarcón defendió los nombres propuestos. Aseguró que se trata de “perfiles probos que han luchado por el país” y que reflejan “la voluntad del presidente Noboa de rodearse de personas comprometidas con la transparencia y el bienestar nacional”. Destacó especialmente la inclusión de Salazar, a quien calificó como una figura clave en la lucha contra la corrupción.
En contraste, el asambleísta correísta Lenin Barreto calificó las designaciones como una muestra de debilidad política. Según dijo, “revela que el oficialismo carece de cuadros propios y que Noboa recurre a su círculo familiar y de confianza para sostener su proyecto”.
Analistas consultados coinciden en que la eventual candidatura de Salazar podría ser una jugada estratégica para captar apoyo ciudadano, dado el reconocimiento que obtuvo durante su gestión al frente de la Fiscalía, aunque también genera rechazo en algunos sectores. En el caso de Azín, su imagen se asocia al trabajo social y médico que desarrolló durante años, lo que podría reforzar la narrativa de un movimiento con raíces humanitarias. Sin embargo, advierten que, de ganar el Sí, la futura Constituyente podría tener una composición política similar a la actual Asamblea, con un oficialismo dependiente del Ejecutivo.
Los perfiles
Annabella Azín
Doctora en Medicina y Cirugía por la Universidad Católica Santiago de Guayaquil, es madre del presidente Daniel Noboa y actual asambleísta por el movimiento ADN. Integra la Comisión de Salud y ha sido cuestionada por su escasa participación legislativa: de 53 sesiones del Pleno, ha intervenido en solo dos, según el registro oficial. Fue diputada por Guayas en 2007 e integrante de la Asamblea Constituyente de 2008, que redactó la actual Constitución, la misma que hoy el Gobierno de su hijo busca reemplazar. En 2009 y 2013 fue candidata a la vicepresidencia junto a su esposo, Álvaro Noboa, por el Partido Renovador Institucional Acción Nacional (PRIAN).
Niels Olsen
Licenciado en Ciencias del Marketing por la Universidad Estatal de Luisiana y magíster en Turismo por la Universidad de Monash (Australia), es el actual presidente de la Asamblea Nacional. Obtuvo su curul por ADN y, por su cargo, dirige las sesiones del Pleno sin participar en los debates. Ha sido criticado por bancadas de oposición que le acusan de restringir el uso de la palabra y de tolerar comportamientos agresivos en el hemiciclo. Ingresó a la política en 2021 como ministro de Turismo del gobierno de Guillermo Lasso y fue ratificado en el cargo por Noboa en 2023. En 2025 fue electo legislador.
Diana Salazar Méndez
Licenciada en Ciencias Políticas y Sociales y doctora en Jurisprudencia por la Universidad Central del Ecuador. Posee estudios de posgrado en Derecho Procesal y Derechos Humanos. Ingresó a la Fiscalía General del Estado en 2011 y en 2018 fue designada directora de la Unidad de Análisis Financiero y Económico (UAFE). En 2019 ganó el concurso del Consejo de Participación Ciudadana de transición y asumió como fiscal general del Estado, convirtiéndose en una de las figuras más visibles en la lucha contra la corrupción. Durante su gestión obtuvo condenas contra altos exfuncionarios del correísmo, incluido el expresidente Rafael Correa, aunque también fue objeto de críticas por supuestos sesgos políticos. En 2024 fue nombrada embajadora en Argentina por el gobierno de Noboa.
