Por: Antonella Grubel y María Belén Andrade
Estudiantes de periodismo de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ)
El tratamiento para personas diagnosticadas con COVID-19 varía, pues depende de la gravedad del cuadro. Hasta este 17 de abril, en Ecuador, se registran 8450 casos confirmados: 6732 en aislamiento domiciliario. Hay 234 hospitalizadas estables y 141 con pronóstico reservado. También se registran 421 fallecidos y 922 pacientes dados de alta.
Álvaro Dávalos, especialista en Infectología, explica que el nuevo coronavirus se trata con una variedad de antimaláricos (medicamentos para prevenir o curar la malaria, como la cloroquina y la hidroxicloroquina), antibióticos, anticuerpos monoclonales, antivirales y, finalmente, una inyección de suero para quienes están por recibir el alta. Los diferentes cuadros clínicos posibles de COVID-19 fueron detallados en una guía terapéutica elaborada por el Ministerio de Salud Pública (MSP), que divide a los pacientes en tres escenarios.
El primero es cuando la persona presenta neumonía grave y está internada en la sala general de un hospital o en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). En ese caso se administra vía oral ritonavir y cloroquina o hidroxicloroquina durante 10 días.
El segundo cuadro es una neumonía moderada que puede tratarse en un centro de salud o en casa. Para determinar si se tratará desde el domicilio, se debe valorar si no tiene una edad avanzada ni enfermedades preexistentes y si, tras una evaluación clínica, sus órganos vitales no están comprometidos. A ellos se les receta cloroquina o hidroxicloroquina por 4 días; y azitromicina por 6 días.
Por último, está la profilaxis, que es para trabajadores de la salud mayores a 50 años. A ellos se les receta 10 mg de cloroquina a la semana, mientras dure la exposición al virus. Se debe tener cuidado con quienes tengan antecedentes cardíacos. Esta es una medida que se toma para prevenir el contagio de médicos y enfermeros.
El internista Jaime Alfonso Luna advierte sobre el uso de la cloroquina. Se conocen casos de personas que han consumido este medicamento como medida preventiva; sin embargo, hacerlo así, sin prescripción, puede causar problemas cardíacos e, incluso, la muerte. Este fármaco debe administrarse bajo la supervisión de un cardiólogo. También hace énfasis en que el ibuprofeno está completamente contraindicado, pues, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque su utilización no implica efectos negativos per se, se rechaza en cuanto a automedicación.
En el tratamiento de COVID-19 se separa a la enfermedad en dos fases: la infecciosa, en que se administran antibióticos, como azitromicina; y la inflamatoria, en que se aplican corticoides. Cuando el paciente presenta fiebre y dificultad respiratoria se aplica la cortisona para evitar las complicaciones ventilatorias.
Finalmente, el especialista en Infectología señala que el tratamiento para quien ha superado la enfermedad se basa en control de contactos e higiene, ya que el virus puede ser eliminado por las heces hasta por dos semanas después. También destaca el uso de medidas de protección ambiental, pues el sistema inmunológico y el aparato respiratorio quedan delicados y requieren de medidas nutricionales y de rehabilitación hasta por seis semanas.