Después de meses en niveles críticos, el principal reservorio hidroeléctrico del país sigue por sobre su cota máxima de 2.153 y libera agua río abajo debido a precipitaciones que también han causado emergencias en varias provincias.
POR: Juan Camilo Escobar
El embalse del complejo hidroeléctrico Mazar, que abastece a las tres centrales que cubren el 38% de la demanda diaria de electricidad, se mantiene en niveles altos tras superar su cota máxima de 2.153 metros sobre el nivel del mar el 11 de febrero, según el reporte diario de producción de la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec).
El repunte se debe a las intensas lluvias que, desde inicios de febrero, han generado emergencias por el desbordamiento de ríos y deslizamientos de tierra que han bloqueado vías en provincias del sur, la región Costa y la Amazonía. Así, desde el 1 de enero hasta el 24 de febrero, la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos ha registrado 858 eventos adversos en 23 provincias a causa de las lluvias.
En este contexto, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional hoy debido a los estragos que están causando las fuertes lluvias en Ecuador, principalmente en provincias de la Costa, declaró en emergencia regional a Esmeraldas, Manabí, Guayas, Santa Elena, Los Ríos y El Oro. El organismo ordenó que las prefecturas y municipios de Ecuador se activen y acaten las indicaciones del COE Nacional para salvaguardar la vida ciudadana, su bienestar e infraestructuras. Además, según anticipó la ministra de Energía, Inés Manzano, se activan los recursos económicos para esta declaratoria de emergencia.
El nivel del embalse de Mazar se recupera luego de enfrentar una sequía entre septiembre y diciembre del año anterior, que en varias ocasiones lo dejó a menos de un metro de su cota crítica de 2.110 metros sobre el nivel del mar. La situación más crítica se registró el 15 de octubre, a las 19:00, en la hora de mayor demanda, cuando el nivel del agua descendió a solo 29 centímetros de dicho umbral.
El reporte gráfico de la situación del embalse elaborado por Celec marca el 3 de diciembre como un punto de inflexión. Desde entonces, la cota ha mostrado un crecimiento constante, comenzando en 2,126.22 metros sobre el nivel del mar y cerrando diciembre en 2,126.22 m.s.n.m. y enero en 2,149 m.s.n.m. Alcanzó los 2,144.44 m.s.n.m. el 18 de febrero. Esta es la primera cota alta en más de seis meses; la última vez que alcanzó un nivel similar fue el 1 de agosto de 2024, cuando llegó a 2,152.36 m.s.n.m.
En la práctica, ¿qué se hace con semejante volumen de agua en exceso en este vasto reservorio con una capacidad estimada que supera los 400 millones de metros cúbicos y más de 30 kilómetros de extensión, enclavado en las montañas de Azuay y Cañar?
Consultadas sobre este exceso de agua tras 13 días de que se superó la cota máxima, fuentes de Celec respondieron que hay dos alternativas disponibles, ambas sin riesgo para el embalse. La primera opción es utilizar el agua para alimentar las dos centrales restantes del complejo, Molino y Sopladora. La segunda es liberar el agua para que fluya por el río.
El consultor en infraestructura eléctrica y director ejecutivo de la Corporación para la Investigación Energética (CIE), Alfredo Mena, aseguró que, con una gestión adecuada, no existen riesgos que comprometan la seguridad del embalse y la operación de la central hidroeléctrica de Mazar.
«Aunque en este momento el embalse está lleno debido a las lluvias de las últimas semanas, este reservorio tiene una gran capacidad de regulación, lo que permite acumular energía para ser utilizada más adelante. Cuando hay más agua de la necesaria para operar las tres centrales hidroeléctricas del complejo, simplemente se libera para que fluya río abajo», comentó Mena.
El experto también destacó que, en el caso del embalse de la central Amaluza, ubicado aguas abajo de Mazar y con una capacidad reducida de almacenamiento, se utiliza una draga que continuamente está dragando la represa. «Es un elemento permanente que debe funcionar todo el tiempo, con o sin exceso de lluvias», agregó.
¿Y Coca Codo Sinclair?
Coca Codo Sinclair es la central hidroeléctrica más grande de Ecuador, pero enfrenta un gran problema que se evidencia en la presente época de incremento de lluvias en la Amazonía: no cuenta con un reservorio de agua, por lo que depende completamente del caudal del río Coca para generar electricidad.
Este caudal, que históricamente disminuye entre noviembre y diciembre, sufrió una reducción atípica en octubre del año pasado.
La variación inesperada provocó una drástica caída en la producción de la central, con momentos en los que la generación de energía fue inferior a la quinta parte de su capacidad instalada de 1.500 megavatios. Así, a partir del 25 de octubre, cuando su caudal se redujo a 84,63 m3/s se comenzó a racionar la electricidad durante hasta 14 horas diarias.
Por ahora, luego de alcanzar el 22 de febrero anterior los 676,83 m³/s, el más alto desde que el 31 de enero alcanzara los 473 m³/s, el caudal de Coca Codo Sinclair se redujo hoy a 313 m³/s. Se trata, en todo caso, de niveles altos, en comparación con noviembre, cuando la mayor parte del mes pasó bajo los 120 m³/s, y diciembre, que también pasó la mayor parte del mes bajo los 244 m³/s.
Frente a este panorama, el consultor Alfredo Mena considera indispensable que las autoridades intensifiquen los trabajos de limpieza y retiro de sedimentos. «Es necesario realizar limpiezas constantes debido a la ausencia de un embalse y de un sistema eficiente de eliminación de sedimentos. La captación debe ser lavada con frecuencia. Además, con las lluvias frecuentes, es probable que la erosión regresiva aumente y avance aguas arriba», comentó Mena.
«Los ríos Quijos y Salado, ubicados aguas arriba, son muy caudalosos y transportan una gran cantidad de sedimentos que llegan a las obras de captación; por lo tanto, es necesario mantener una limpieza constante», indicó el experto.
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