Lamine Yamal, Nico Williams, Bukayo Saka, Kylian Mbappé, John Yeboah, Jeremy Sarmiento… sólo ejemplos de que la migración muestra miles de facetas positivas. Conozca sus historias y el camino que recorrieron para triunfar en el ‘deporte rey’.

Las fronteras se ven difusas desde un campo de fútbol. En menos de una hectárea de tablero, los países, las nacionalidades, las culturas y las diferencias se olvidan en el vaivén de un balón y 22 jugadores. La emoción aflora y las rencillas derivadas de la discriminación se difuminan entre gritos y silvidos. Y es que, quizá, puede ser este deporte un espacio donde la diversidad reluzca lejos de sus fronteras natales o de sus raíces, juntando la emoción con el apoyo de equipos y selecciones.

En medio de un ambiente de fiesta, cuando la Eurocopa y la Copa América tienen poco de haber terminado, se ha vuelto cada vez más común ver nombres poco sonados y rostros nuevos en las camisetas multicolores de las selecciones. La migración ha marcado un impacto fuerte en el fútbol y cada partido o encuentro es un recordatorio de las historias que deja este fenómeno. 

Son varios los casos en los que los movimientos migratorios han dado estrellas futbolísticas a los países, para quienes las nacionalidades se convierten en una mixtura; historias de padres y familias que han salido de sus territorios en búsqueda de un mejor futuro, sin contar que una pelota y una camiseta marcaría su camino. Aquí te traemos algunos ejemplos: 

Lamine Yamal y Nico Williams

Vestido con amarillos, rojos y azules, el joven de rasgos profundos y cejas pobladas debutó en la selección española en 2023, en un partido eliminatorio de la Eurocopa, convirtiéndose en el jugador más joven que alcanza este logro. Su nombre ha rondado programas dedicados a analizar el deporte, comparando su juego con los inicios de íconos del deporte como Lionel Messi. Su camino al éxito, sin embargo, lleva las luces de la migración y de una familia que tuvo que afrontar situaciones duras en sus territorios. 

“El hijo de la migración” en España, así se lo conoce en medios de comunicación y en el mundo deportivo al joven de 17 años. Y es que Lamine Yamal nació y creció en el país europeo, específicamente en las afueras de Barcelona, en el barrio Rocafonda, un espacio donde la migración que llega a España ha encontrado su hogar. Sin embargo, sus raíces se remiten a otro continente: África.

Sus padres son migrantes. Sheila Ebana, su madre, nació en Guinea Ecuatorial; su padre, Mounir Nasroui, es originario de Marruecos. La pareja decidió emigrar a España antes de la llegada de Lamine a sus vidas, por las fuertes condiciones económicas y políticas que tuvieron que lidiar en sus países. 

Ya en España, Yamal llegó hipnotizado por los balones y el fútbol; o así lo cuenta su padre en entrevistas dadas a medios de comunicación españolas, luego de que su hijo se convirtiera en uno de los encargados de levantar la Eurocopa, con la victoria de España, este año. Nacido el 13 de julio de 2007, el joven se ha posicionado como una joya del deporte, dando sus primeros pasos en su mismo barrio, donde salía a jugar cada que tenía oportunidad en el “polideportivo” con muchachos de 7 hasta 18 años. 

En sus primeros años de vida logró jugar para un pequeño club llamado CF La Torreta. Sin embargo, con tan sólo siete años su talento fue reconocido por uno de los equipos más importantes del país: el FC Barcelona. Este interés por su capacidad se concretó con su entrada a La Masía, cantera del club español, donde empezó a aprender todo lo que hoy conoce acerca del deporte. 

Su formación continuó por casi 10 años en este espacio, hasta que en la temporada 2023 – 2024, el joven se coronó como uno de los debutantes del primer equipo del Barcelona. Así, su carrera inició de manera acelerada desde el 29 de abril de 2023, en un partido frente al Real Betis. 

El crecimiento deportivo de Yamal lo llevó a tomar una decisión importante en su carrera. Tras la intención e interés de la selección de España y de Marruecos en convocarlo a su equipo, llegó el momento de que el joven tuvo que inclinarse por una de sus nacionalidades, lo que lo llevó a saltar a la cancha, por primera vez en 2023, con los colores de ‘La roja’.  

Hoy por hoy, una asistencia que se convirtió en gol lo colocó en la memoria de la selección española, convirtiéndose, él y su equipo, en campeones de Europa. La alegría y los gritos se tomaron el país gracias a su accionar, un resultado que no habría sido posible sin su historia de migración y su llegada al país. 

Pero Lamine no estuvo solo, quien anotó ese gol de la victoria fue Nico Williams, de 22 años, otro de los hijos de la migración africana a España. 

Williams y su hermano, Iñaki Williams, también futbolista en el Athletic de Bilbao, se criaron en el país europeo. Esto, luego de que sus padres, provenientes de Ghana, llegaron a España en 1994 en búsqueda de una vida mejor. 

En su caso, su familia tuvo que recorrer a pie la mayor parte del viaje hasta Europa, teniendo que pasar incluso por el abrumador desierto del Sahara. Según el mismo Nico, su madre habría pasado parte de este camino descalza. 

Ya en territorio español, sus padres solicitaron asilo asegurando que venían de Liberia, un país en guerra. De la mano de Cáritas, su familia pudo llegar a Bilbao, donde se establecieron temporalmente, antes de ir a vivir en Pamplona. 

En este contexto nació Nico Williams, en 2002. Años más tarde, su historia de migración se haría conocida, el relato de un hijo de la migración que, con su llegada, llenó de alegría al país europeo. 

Bukayo Saka

Alto, con cabello prominente y churón, Bukayo Saka hoy luce con orgullo los colores, entre blancos y azules, de Inglaterra. El joven nacido el 5 de septiembre de 2001, en Londrés, también es uno de los hijos de la migración que hoy generan risas y esperanza en el fútbol a escala mundial. 

Sus padres, Yomi Saka y Adenike Saka, llegaron a Inglaterra antes de su nacimiento; ambos provienen de la Tribu Yoruba, ubicada en el suroeste de Nigeria. De hecho, su nombre significa ‘el que contribuye a la felicidad’, nada menos lejos de la realidad, tomando en cuenta los logros que ha alcanzado y los gritos que ha sacado Saka a sus aficiones.

El joven mostró un gran interés por el deporte desde edades tempranas. Sus primeros toques de balón fueron en los campos locales, donde su capacidad empezó a brillar. 

A los 8 años, Bukayo Saka fue fichado por el Arsenal, asegurándose un futuro en este oficio. Sin embargo, el 29 de noviembre llegó su pico, cuando tuvo su debut con el primer equipo de esta escuadra. Asimismo, en 2020 fue convocado por primera vez a la Selección nacional, momento en el que el joven decidió ponerse los colores del nuevo hogar de su familia. Años después, Saka se ha posicionado como una parte importante del equipo y de sus partidos. 

Su identidad se ha construido en Inglaterra, donde ha mezclado su cultura familiar con el mundo occidental. Pero no todo ha sido color de rosa, su condición de migrantes ha salido a la luz en ciertas ocasiones, como esa en la que falló un penal en la Eurocopa de 2020, cuando la hinchada de la selección arremetió contra el futbolista por no ser inglés. 

Su historia, sin embargo, ha seguido adelante y dando resultados en el mundo deportivo, lo que lo ha vuelto a poner frente a las luces entre gritos y llantos de alegría. Pero su apoyo y contribución no solo ha quedado ahí; con sus capacidades económicas ha emprendido labores de ayuda a personas en Marruecos y otros espacios.

Kylian Mbappé

En este caso, su nombre ha resonado ya por varios años por sus papeles en el fútbol global, tanto en campeonatos de su equipo como de su selección: Francia. Pero detrás de su imagen firme, disciplina y talento, Kylian Mbappé también trae consigo una historia de migración y superación. 

El joven futbolista nació el 20 de diciembre de 1998 en Bondy, una localidad situada en el departamento de Sena-San Denis, al nordeste de París. En otras palabras, Mbappé nació y creció toda su vida en esta zona, considerada como un suburbio en el país. 

Sus padres emigraron a Europa desde África, en la época de los años 70. En ese entonces, los recién llegados formaron comunidades de obreros migrantes, una de estas Bondy, donde los padres de Mbappé eligieron su hogar. 

Su padre, Wilfried Mbappé nació en Camerún. Él también fue jugador de fútbol, aunque su carrera se cristalizó más como entrenador. De hecho, él mismo entrenó a su hijo hasta 2017, cuando lo fichó el Mónaco. 

A lo largo de su vida, Mbappé ha logrado varios títulos, dando alegrías a la hinchada de su equipo y a la población de su país, en el que creció toda su vida. Él incluso se posicionó como campeón del mundo con Francia a sus 19 años. 

En él, como en las otras figuras nombradas previamente, el fantasma de la migración continúa influyendo, tanto en ellos como en la población de los países que se han convertido en sus hogares. 

John Yeboah

Los casos en los que la migración ha impactado directamente en la calidad y emociones del fútbol también se pueden remitir a países como Ecuador. Uno de los ejemplos de esto lo embanderada John Yeboah Zamora, 

La joven promesa nació el 23 de junio del 2000, en Hamburgo, Alemania. Yeboah es hijo de una madre ecuatoriana y un padre ganés, por lo que desde su nacimiento ya portó tres nacionalidades oficiales, producto de la migración de su familia. 

Él fue criado y vivió toda su vida en Alemania. Sin embargo, según ha dicho Willy Zamora, tío de Yeboah, a medios de comunicación, fue “criado a la ecuatoriana”. 

Desde pequeño mostró su gusto y afición por el fútbol, lo que lo llevó a probarse en varios equipos en los que ha podido jugar en los últimos años. Hoy por hoy, Yeboah disputa en el Raków Czestochowa, equipo de Polonia. Además, ha participado también en partidos con la selección alemana, desde la sub 16 hasta la sub 20. 

Sin embargo, en octubre de 2023, antes de cumplir 21 años, Yeboah también tuvo que tomar la decisión: al recibir una convocatoria en la que se consideraba su nombre para la selección ecuatoriana. En este caso, el jugador podía haber escogido en debutar en la selección profesional de Alemania, Ghana o Ecuador; pero al final, se decidió por aceptar a Ecuador. 

Con los colores amarillo, azul y rojo, el hijo de migrantes debutó en marzo de este año ante Guatemala, y marcó un gol, dejando en las personas el grito del festejo y la alegría de una victoria. Él, tras el encuentro, aseguró que se siente feliz de haber participado en la selección de este país, también su país. 

La participación de Yeboah en el equipo tricolor se ha visto llena de momentos relevantes, entre los que destacan su participación en partidos amistosos y en la Copa América de este año. Una vez más, un ejemplo de la riqueza en la que resulta la migración. 

Jeremy Sarmiento

Siguiendo con la lista, presentamos también uno de los casos más renombrados en Ecuador: Jeremy Sarmiento. El futbolista de 19 años es hijo de padres ecuatorianos, quienes salieron del país por la crisis económica para vivir en España, específicamente en Madrid, donde al final nació Sarmiento. 

En este país, el joven dio sus primeros pasos en el fútbol; aunque su formación se vio consolidada en Inglaterra, donde también tuvo la oportunidad de jugar para la selección en divisiones inferiores. 

Pocos años después de su nacimiento, Sarmiento fue a vivir junto a su familia a Londres. Allí, según cuenta el mismo jugador en una entrevista con El Futbolero, tuvo que sufrir, como migrante, actos de racismo. 

“A veces los niños que jugaban ahí no me dejaban jugar con ellos. A mi papá y a mi mamá los trataban mal también en el trabajo”, dice Sarmiento. Este tipo de escenarios y comentarios fueron frecuentes durante su infancia y juventud, una marcada por su amor al fútbol y por la búsqueda de oportunidades para demostrar su talento. 

En Londrés, su papá trabajó como personal de limpieza en una oficina y su mamá también desempeñó la misma labor. Él tuvo que cuidar a su hermana pequeña mientras buscaba un equilibrio con el peso del entrenamiento. 

Desde pequeño, según cuenta él mismo, siempre quiso jugar para Ecuador. De hecho, fue la primera selección a la que representó en las series juveniles. Sin embargo, dejó de hacerlo cuando el técnico lo relegó, a sus 15 años. Luego de que no lo volvieran a llamar, jugó para las menores de Inglaterra. 

No fue hasta la época de Gustavo Alfaro que Sarmiento logró volver a la Selección ecuatoriana, con quien debutó en la división profesional; optando así por escoger a este país como el único para el que podría jugar por el resto de su vida. 

Hoy por hoy, Jeremy Sarmiento se coloca como uno de los jugadores más relevantes del equipo y una de las promesas jóvenes para el fútbol ecuatoriano. Su historia, también marcada por la migración de su familia y que le ha traído de vuelta a Ecuador, continúa escribiéndose.

La riqueza de la migración

Estas cinco historias enmarcan claramente el camino que abre la migración, incluso, en ambientes tan cotidianos y de disfrute, como el fútbol. Para Alejandro Nuñez, sociólogo, son estas las muestras de un mundo que actualmente se encuentra interconectado y muy poco marcado por las fronteras físicas de los países.

“La globalización ha hecho que el mundo esté cada vez más conectado y que las fronteras sean cada vez más difusas, gracias a los entornos digitales. Estas historias han sido una constante en la historia moderna humana y hoy son cada vez más claras”, dice. 

Para él, la migración es una herramienta con la que las poblaciones pueden exponerse a otras culturas, conocimientos, talentos y destrezas. Todas estas aristas pueden llegar a derivar en historias de éxito y alegrías para países que reciben a migrantes, pero también a los países desde los que las personas han tenido que migrar. 

“Las personas ligan a la migración con un efecto negativo porque se pone sobre los migrantes la figura del otro, del que no forma parte de mi normalidad y al que todo se le puede culpar. Se dice que la migración es inseguridad, que es falta de empleo, que es crisis económica; pero no vemos como sociedad que la migración, en este caso, también es la madre de futbolistas relevantes a nivel mundial. También pasa esto en otras ramas como las artes, la literatura, las ciencias. El mundo es un mundo de migrantes”, dice. 

Por eso, para el experto es importante destacar las aristas positivas de la migración; “está es una forma de luchar contra éstas narrativas de las que derivan la discriminación y la xenofobia, cada vez más común y presente”. 

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