Por: Karen Mantilla Ulloa
Hace un poco más de seis meses, los fact-checkers me abrieron las puertas de su increíble redacción. Sepan ustedes, queridos lectores, que estoy hablando del equipo de Ecuador Chequea.
La aventura en esta redacción empezó el martes 7 de junio del 2022. Recuerdo que en mí sólo existía emoción, intriga y nerviosismo. En la inducción me dijeron que tenía que monitorear contenido potencialmente engañoso que se pudiera verificar. Las principales redes sociales en las que centré mi búsqueda fueron Facebook y Twitter. Me quedé impávida, pues he visto publicaciones falsas en las que cualquier persona —como ustedes o yo— podría caer. ¡Qué locura!
Esta rutina de enviar los temas del monitoreo y que nuestro editor los reparta entre los periodistas viene desde el día 1 hasta hoy, mi día 180 —cuando escribo este texto—. Contarles lo que han sido 180 días quizá resultaría aburrido. Por eso, sólo les contaré puntos específicos que han marcado mi caminar en esta escuela. Por ejemplo, mi primera nota: recuerdo que al post que estábamos verificando le dimos la calificación de ‘Engañoso’.
Los temas que mandábamos siempre eran grises, no había color, pero era necesario desmentir ese tipo de desinformación; hasta que un día tuve la idea de hacer una propuesta “diferente”. El post hablaba de la ola de calor y nuestro editor aceptó mi propuesta. Desde ese día, mi búsqueda incluye temas climáticos, de la NASA, el espacio, la Tierra y desastres naturales. Porque, aunque ustedes no lo crean, la cantidad de desinformación que hay por ahí es inmensa, abundante.
Mi editor tuvo la grandiosa idea de ponerme el sobrenombre de ‘la chica del clima y corresponsal de la NASA’. Me lo tomé muy a pecho; tal vez, en un día no muy lejano, lo ponga en mi descripción de Instagram. Desde ese día, no he dejado de mandar temas que hablen del espacio y el clima y no sólo de la política/corrupción, cosas que para mí son grises, pero demasiado importantes de contar. He intentando, aunque sea por un día, tener una nota que me haga sentir como estar sentada en un “unicornio volador de color rosa”, ya ustedes entenderán.
Pero, mejor, les pongo un ejemplo. En este camino me encontré con una cuenta denominada ‘Alerta Inminente’. Su logo color anaranjado con el signo (!) llamó mi atención, más aún cuando muchos de mis amigos de Facebook seguían está página. El creador, por su puesto, es un experto desinformador. Él asegura que puede predecir sismos, terremotos, huracanes y juega con la sensibilidad de sus seguidores.
Este post aseguraba que: ‘En 72 horas habrá sismos en Ecuador’. Tenía un alcance muy alto. Dije: “No puede ser”, corrí a contarle a mi papá: “Papi, lee esto, mira”. Se notaba mi indignación. Él me dijo: “Hija, pero ¿esto es cierto o qué?”. Mi respuesta, evidentemente, era un no. Pero, como mi papá, mucha gente puede caer en este tipo de publicaciones. Escribí la nota con mucho enojo, pues no era la primera vez que desmentía sus publicaciones. Llamé a los expertos y, claro, me dijeron que “carece de sustento científico”; en las cuentas oficiales de entidades encargadas del tema también publicaron un post pidiendo a la gente que no caiga en esta trampa.
A ‘Alerta Inminente’ sólo le importa crear pánico, angustia y zozobra en la comunidad, hay gente que cree en esas publicaciones, las comparte; pero, tranquilos, desde nuestra redacción estamos haciendo lo posible para que nuestras verificaciones lleguen a más gente, para que no caigan en las redes grises de la desinformación. Creer en unicornios —como lo hago yo— está bien (porque sabemos que no existen, pero nos hacen felices). Pero creer en ‘Alerta Inminente’, eso sí que no es muy ‘rosita’ de su parte. Como diría nuestro editor: “Hay mierda en la vida, pero no todo en la vida es mierda”. Gracias, Ecuador Chequea, por abrirme sus puertas y por estos 180 días combatiendo la desinformación.