A vísperas de la segunda vuelta, la desinformación se dispara y se recicla. En nuestro monitoreo detectamos un crecimiento de post falsos. ¿Por qué? Porque hay tiempo limitado para que el ciudadano verifique la información. Es una trampa y puede llevar a un voto desde la confusión o el rechazo visceral. ¿Qué hacer? En esta nota te damos tips para no caer en la trampa y para estar más pilas en esta semana electoral.
POR: Esteban Cárdenas Verdesoto
“Noboa entregó bono a venezolanos deportados”, se lee en una imagen con la fotografía de un bebé, el fondo amarillo, azul y rojo; pero, sobre todo, con un logo de Teleamazonas. Se dice que esto lo publicó el medio de comunicación televisivo el 11 de abril, aunque el diseño no sale de ninguna fuente oficial o de las redes del medio. El post es falso; se trata de desinformación y la historia no es nueva.
Esta es una de las tantas imágenes y publicaciones falsas que circulan en redes sociales estos días, que hablan directa o indirectamente de los candidatos o de sus propuestas, intentando influir sobre el voto ciudadano. Con el riesgo, claro, de que en lugar de un voto informado sea un voto desinformado.
En las últimas semanas de campaña electoral, el ambiente digital en Ecuador se ha saturado de contenidos desinformativos. Cada vez hay más desinformación circulando, tanto de un lado como del otro. Y en este grupo, algunos no son del todo nuevos. También hay publicaciones recicladas, adaptadas o reempaquetadas, que reaparecen en grupos de Facebook o cuentas anónimas en X, con una estética familiar y una promesa de escándalo. Muchas de estas piezas ya fueron desmentidas por Ecuador Chequea en procesos electorales anteriores o en meses pasados, pero hoy regresan con ligeras variaciones: un nuevo diseño, una fecha actualizada, un montaje más elaborado o simplemente una redifusión masiva que ignora las alertas previas.
El objetivo de la desinformación en estos días es claro: instalar narrativas falsas, reforzar prejuicios y confundir al electorado. Y en este terreno, las publicaciones virales no discriminan. Afectan a todos los candidatos, algo que se ha multiplicado exponencialmente en una contienda electoral tan cerrada como la que vive el país. A Daniel Noboa se lo acusa de recibir migrantes sin importar el pasado judicial o entregar cargos en instituciones públicas para ellos; a Luisa González se le atribuyen frases sacadas de contexto, nexos con el narcotráfico o acciones en funciones previas. En algunos casos, las publicaciones usan logos de medios de comunicación, frases impactantes y fotografías alteradas para simular credibilidad. ¿Cómo funcionan estas estrategias y por qué siguen usando? Te contamos.
Desinformación y estrategias
El crecimiento de la desinformación en los últimos días de campaña electoral no es casual. Este es un patrón que se ha visto en todo el mundo y que ha sido documentado en distintos contextos democráticos. Diversos estudios han demostrado que, a medida que se acerca la jornada electoral, se intensifica la circulación de desinformación, teorías conspirativas y contenido manipulado.
Según un informe de la Universidad de Oxford, específicamente del Oxford Internet Institute, sobre desinformación en procesos electorales, los picos más altos de contenido engañoso suelen coincidir con las últimas dos semanas antes de las votaciones, un periodo en el que los votantes indecisos se vuelven especialmente vulnerables a narrativas emocionales o polarizantes.
Este análisis examinó más de 7 millones de tuits enviados entre el 1 y el 11 de noviembre de 2016, durante la semana de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Los investigadores encontraron que las “noticias basura polarizadoras y conspirativas” eran tan prevalentes en Twitter (ahora X) como las noticias de fuentes legítimas en los días inmediatamente anteriores y posteriores a las elecciones.
Pero esto también se evidencia en otros escritos académicos. Y es que la intensificación de la desinformación en la recta final de una campaña no es un fenómeno aislado ni exclusivo de Ecuador. En Estados Unidos, durante el cierre de la campaña presidencial de 2024, el medio Stateline reportó una “lluvia constante de teorías conspirativas” difundidas en redes sociales como X y TikTok, dirigidas a sembrar desconfianza en el sistema electoral. El estudio advirtió que este tipo de tácticas se han vuelto una constante en las democracias contemporáneas; aclarando que los desinformadores se aprovechan de la falta de tiempo para verificar y del cansancio informativo del electorado, buscando instalar dudas en el momento más sensible.
Otro estudio de Brookings Institution, asimismo, complementa esta mirada al señalar que la desinformación no sólo busca engañar, sino moldear la narrativa electoral completa. Su investigación sobre las elecciones de 2024 destaca que los rumores, montajes y afirmaciones falsas dominaron la conversación pública en los días previos a la votación, desplazando debates sobre propuestas reales. En muchos casos, fueron más compartidas las publicaciones falsas que los desmentidos oficiales, debido al diseño emocional y escandaloso del contenido manipulado.
Ambos análisis coinciden en que la desinformación de última hora es una estrategia calculada que busca bloquear el pensamiento crítico de los votantes y aprovechar el ruido informativo para posicionar ideas sin posibilidad de respuesta. Y, aunque los contextos varían, los mecanismos se repiten en distintos países. Esto con desinformación altamente compartida, canales digitales opacos y un tiempo limitado para reaccionar.
Pero a esto se suma lo reñida de la elección en Ecuador, en donde la última y única encuesta de segunda vuelta publicada por Comunicaliza posiciona a los dos candidatos con un empate técnico, enmarcado en una diferencia de menos del 1% en la intención de voto.
Así, la desinformación tiene mayor impacto y presencia cuando las elecciones están reñidas, como ocurre en el país. Esto lo demostró un estudio publicado en 2024 en la revista Social Sciences, que analizó cómo la desinformación difundida por o en torno a los candidatos afectan el comportamiento electoral en contiendas ajustadas. Los investigadores concluyeron que, en escenarios donde los márgenes de intención de voto son estrechos, una campaña de desinformación puede alterar las percepciones sobre la integridad, la competencia o la ideología de los candidatos, inclinando la balanza hacia un lado o hacia el otro.
El estudio, titulado The Impact of Sharing Fake News in Close Contests, encontró que la desinformación, incluso después de ser desmentida, logra fijar ideas en el electorado indeciso cuando son compartidas masivamente en los últimos días previos a la elección. Esto se debe a que el tiempo para contrastar la información es limitado, y muchos votantes deciden su elección poco antes de llegar a las urnas. Por esto, en contextos como el ecuatoriano, donde la polarización ha crecido y el voto se fragmenta, estas narrativas falsas se convierten en un arma poderosa para inclinar la opinión pública en momentos clave.
Esto se debe, en parte, al “efecto de último minuto”, una estrategia de comunicación política que busca influir en las decisiones del electorado cuando ya no hay tiempo suficiente para desmentirlos, rectificarlos ni para debates públicos. Como señala la investigadora Claire Wardle en este texto, experta en desinformación digital: “en tiempos de crisis o definiciones políticas, la verdad tarda más en llegar que la mentira, y esa brecha es aprovechada estratégicamente”.
Danilo Piedra, comunicador político, explica que, además, los algoritmos de redes sociales juegan un rol clave en esta dinámica, debido a que priorizan contenido que genera interacción (indignación, miedo, burla) y, por tanto, amplifican publicaciones falsas que apelan a emociones intensas en días previos a las elecciones. En este ecosistema, la desinformación no sólo se propaga más rápido, sino que se refuerza mediante cámaras de eco, donde el contenido se replica sin contrastar, “creando una sensación de verdad a través de la repetición”.
Y esto ha pasado en el país y sigue pasando. Ecuador Chequea, en los procesos de monitoreo que realiza constantemente en redes sociales y espacios digitales, ha identificado un aumento exponencial en la producción de desinformación electoral. Para Piedra, esto también se debe a que “la desinformación ha entrado en el tablero político desde hace mucho”; incluso con la inclusión “de bots y de campañas de desprestigio masivas, como parte de los paquetes comunicacionales que contratan los candidatos en campaña”. Esto lo confirma Rodrigo Jordán, experto en comunicación y en estudios de la desinformación. Él asegura que en estos procesos los mismos equipos de los políticos brindan este tipo de servicios para posicionar ideas falsas o engañosas en las audiencias, con el objetivo de inclinar la balanza electoral.
Desinformación reciclada
Pero esto no es lo único que ha detectado Ecuador Chequea. En los monitoreos que se realizan diariamente también han saltado alertas que permiten observar cómo los desinformadores han optado por volver a usar contenidos que ya se han publicado en procesos o meses anteriores, para revivir ideas en contra de los políticos. Este tipo de publicaciones se han multiplicado también los últimos días y esta estrategia no es casual.
“El reciclaje de desinformación es una técnica efectiva porque se aprovecha del sesgo de confirmación: la gente tiende a creer lo que refuerza sus ideas previas, aunque ya haya sido desmentido”, explica Gustavo Cáceres, consultor en comunicación política. “Y como el contenido ya circuló antes, es más fácil que vuelva a viralizarse porque genera una falsa sensación de familiaridad”.
A diferencia de la desinformación nueva, que requiere creatividad y recursos, el contenido reciclado se propaga con rapidez y bajo costo. “Sólo se necesita recuperar una vieja imagen, modificarla ligeramente y volverla a lanzar”, dice el experto. “Las plataformas digitales y sus algoritmos hacen el resto”.
Y sobre esto, los ejemplos abundan. En las últimas semanas, Ecuador Chequea ha detectado más de una decena de publicaciones que hablan acerca de un supuesto bono que entregará Daniel Noboa a migrantes venezolanos que hayan sido deportados de Ecuador. En este caso, la desinformación inició diciendo que el presidente-candidato los recibirá en el país, para terminar por asegurar que Noboa les entregará una subvención estatal, “dejando a los ecuatorianos sin el bono”. Sin embargo, esta afirmación ya ha sido calificada por Ecuador Chequea como falsa. Y es que en ningún momento el mandatario ha dado una declaración al respecto o ha decretado algo relacionado. Sin embargo, este eje desinformativo se ha mantenido vivo con el pasar de los días, presentando nuevas imágenes, frases, artes, réplicas de medios de comunicación; y el producto ha tenido fruto en publicaciones que han sobrepasado las 1.000 reacciones, algo que explica el por qué de este reciclaje.
Pero los casos no quedan ahí. Sobre la candidata del correísmo, Luisa González, también se ha dicho mucho. Sin embargo, en la última semana han vuelto a resurgir algunas publicaciones en las que se asegura que ella habría perjudicado y quitado el derecho de compensación a los jubilados cuando fue Ministra del Trabajo encargada, en 2017. En más de una ocasión, este medio ya ha verificado este contenido calificándolo como engañoso, debido a que la hoy candidata sí normó el retiro por jubilación del servicio público en ese año; sin embargo, el reglamento no quitaba este derecho a los jubilados, aunque sí complicaba el proceso y sometía a las compensaciones al presupuesto disponible. Pero la misma imagen de González a un lado del documento se ha vuelto a viralizar en los últimos días en redes sociales para vender la misma imagen e idea.
Asimismo, se ha dicho que Noboa aseguró 20.000 plazas de empleo para venezolanos en más de una ocasión en los últimos meses; o que las empresas familiares de Noboa mantienen investigaciones por narcotráfico. Todo falso o engañoso, pero aún ideas que se tratan de difundir en estos espacios.
Por otro lado, se ha dicho también que González tiene tatuajes que la vinculan con bandas delincuenciales; o que tiene en su equipo a familiares de sus miembros. Sobre el correísmo, también se ha dicho que la legisladora Paola Cabezas ha salido en defensa de miembros de grupos delincuenciales porque son su familia, algo que se ha vuelto a ocupar una y otra vez para afectar a las candidaturas del partido. Y así, la narrativa se repite.
Para Cáceres, es esta dinámica la que buscan los desinformadores, “pues entre más publican a más personas llegan e infunden la idea desde diferentes frentes sociales. Una persona lo lee en X, otra en Facebook, a una le sale un anuncio, los rumores corren y en las mismas conversaciones las personas reafirman las ideas que terminan siendo falsas. Así funciona la desinformación y por eso repite y repite y repite. Es parte de la estrategia: si funciona, explótalo”.
El experto asegura que el reciclaje de desinformación no sólo tiene el objetivo de confundir, sino de reafirmar un imaginario colectivo que ya existe en parte de la población. “Este tipo de contenidos no construyen una mentira nueva, sino que refuerzan prejuicios que muchas personas ya tienen sobre ciertos políticos o grupos sociales”, explica. “Por eso son tan eficaces”. Y es que no buscan convencer desde cero, sino amplificar lo que ya se sospechaba o se creía, aunque sea infundado. Así, la desinformación reciclada no sólo informa mal, sino que fomenta estereotipos.
Cáceres advierte que esta dinámica es profundamente dañina para la democracia. “Cuando el debate público se llena de mentiras repetidas, lo que se erosiona no es sólo la imagen de los candidatos, sino la confianza en el sistema en su conjunto”, dice. En este contexto, añade, las campañas dejan de ser una discusión sobre propuestas o visiones de país y se convierten en una guerra de percepciones manipuladas. “La gente termina votando desde el miedo, la confusión o el rechazo visceral, y eso distorsiona completamente la esencia de un proceso democrático libre y reflexivo”.
Por esto, es importante saber qué hacer para evitar caer en la trampa. Y aquí algunos consejos.
Guía para no caer en sus garras
Frente a este panorama, los expertos coinciden en que el antídoto contra la desinformación, sea esta reciclada o no, no está solo en los verificadores, sino también en la población. Para esto, Cáceres recomienda adoptar una actitud más crítica ante los contenidos que circulan, sobre todo en estos días previos a la elección. “Si una publicación te genera enojo inmediato o confirma exactamente lo que querías creer, desconfía. Esa es una señal de alerta. Verifica antes de compartir”.
Jordán agrega que es clave revisar siempre la fuente, comprobar si el contenido aparece en medios oficiales o en portales de fact-checking como Ecuador Chequea. También aclara que es importante prestar atención a detalles como fechas, logotipos mal usados o errores gramaticales. “La desinformación se disfraza de verdad, pero casi siempre deja pistas. La rapidez no debe ganar al juicio”, dice.
Aquí más consejos:
- Desconfía de lo que te genera enojo inmediato: Si una publicación te provoca indignación o confirma exactamente lo que ya pensabas, detente. Podría estar diseñada para manipularte emocionalmente.
- Verifica antes de compartir: Busca si la información ha sido publicada por medios confiables.
- Revisa la fuente original: Asegúrate de que el contenido venga de un medio oficial, con trayectoria, y no de cuentas anónimas o páginas sin autoría clara.
- Cuidado con los montajes: Observa bien las imágenes: fíjate en logos mal usados, tipografías distintas o errores ortográficos. Son señales frecuentes de falsificaciones.
- Consulta la fecha de publicación: Muchas veces, noticias antiguas o desmentidas son recicladas como si fueran actuales. Busca la fecha original.
- Evita difundir contenido sin confirmar: Aunque no parezca falso a simple vista, si no estás seguro de su veracidad, lo más responsable es no compartirlo.
- Pregunta antes de creer: Si tienes dudas, consulta a alguien con conocimientos en el tema o busca en internet si ya ha sido verificado.
En una elección tan ajustada como la que vive Ecuador, cada decisión cuenta, y cada clic también. Frente al ruido y la confusión, mantenerte alerta puede ser clave para tomar la mejor decisión.
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