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El debate sobre la ética periodística está servido
diciembre 12, 2024

Tras un proceso de construcción con periodistas, medios, academia y la sociedad civil, Fundamedios presentará ante varios gremios su propuesta de Código de Ética. Un documento que, según periodistas consultados, debe ser dinámico, constantemente actualizado y no incluir conceptos imposibles, como la objetividad. 

POR: Esteban Cárdenas Verdesoto

El periodismo convive con la necesidad de reinventarse y de cuestionarse sobre cómo se están llevando a cabo sus procesos. En ese camino cabe preguntarse también cuáles son las mejores formas de ejercer el oficio de una manera responsable y ética. 

Esta búsqueda ha surgido con cada vez más apremio, tomando en cuenta que el país ha cambiado sus dinámicas y en el camino se ha tenido que enfrentar a nuevos desafíos, como el crimen organizado o los entornos digitales. 

¿Cuáles son los límites que plantea la ética en el oficio periodístico? ¿Cómo garantizar un ejercicio responsable y de calidad en los tiempos actuales? Estas son algunas de las preguntas que han surgido en este debate y que llaman a buscar respuestas. 

Por esto, Fundamedios viene haciendo presentaciones, a partir del 21 de noviembre, de una propuesta de Código de Ética Periodística; un documento que busca plasmar normas éticas y límites para acoplar las prácticas periodísticas a los tiempos actuales. Hoy, la oenegé hace la presentación en Quito, en la Universidad Tecnológica Particular de Loja (UTPL), en la capital.

¿Qué es y qué contiene esta propuesta?

Dágmar Flores, coordinadora del área de Protección de Periodistas en Fundamedios, cuenta que este Código es una propuesta realizada desde los periodistas, la academia, la sociedad civil y los gremios, para normar la ética periodística y brindar herramientas a los reporteros y editores para ejercer el oficio con lineamientos claros y responsabilidad. 

Explica que el Código de Ética vigente en Ecuador data de 1947, “por lo que no está actualizado y no es adaptable a los tiempos que vivimos, tomando en cuenta todos los cambios que se han visto en la sociedad y en la profesión”. 

“El Código de Ética previo era atemporal y muy pequeño. Tenía otro significado de lo que era un periodista y se enfocaba más en un pseudo nacionalismo. En este nuevo Código hablamos de la veracidad, la transparencia, las responsabilidades de los periodistas, los derechos humanos, la igualdad, la no discriminación, cómo debería ser la cobertura en temas susceptibles, lo que es el crimen organizado; se intentó juntar todo para darle una mejor cobertura a los contextos actuales”, dice Flores.

El documento de 60 páginas aborda varios temas claves para el oficio. Todo comienza con la definición de lo que es un periodista y el periodismo. “El periodismo es una profesión que nace del ejercicio de la libertad de expresión, y que tiene una enorme función social, cuyo objetivo principal es la búsqueda, recolección, verificación y difusión de información de interés general. Los periodistas, en el ejercicio de su labor, actúan como intermediarios entre los hechos y la sociedad, garantizando el acceso a información veraz y de interés público”, reza el texto.

Asimismo, toda su base se enfoca en los principios éticos universales, enmarcados en documentos internacionales, como la Carta Global de Ética para Periodistas de la Federación Internacional de Periodistas y los Principios Internacionales de Ética Profesional en el Periodismo de la Unesco. Estos son: derecho a la información veraz, responsabilidad social del periodista, respeto a la privacidad y dignidad humana y el compromiso con los derechos humanos y la paz. 

El Código establece como deberes del periodista “verificar de manera rigurosa la información antes de su publicación, garantizando su exactitud y evitando la difusión de desinformación; respetar los derechos humanos y la dignidad de las personas involucradas en la información; divulgar información de manera imparcial, y sin influencias que pueden distorsionar los hechos; mantener la confidencialidad de las fuentes que así lo soliciten, siempre y cuando no interfieran con el interés público; y rectificar oportunamente cualquier error que pudiera haberse comprometido en la publicación de la información”. 

El tercer título del Código se enfoca específicamente en que debe haber, tanto en el ejercicio periodístico, como en la protección de la dignidad humana, el respeto a la privacidad, sensibilidad en la cobertura de temas delicados, evitar la estigmatización y la discriminación, protección de grupos vulnerables, evitar la difamación y las calumnias, trato justo y respetuoso a las personas involucradas, evitar el amarillismo, responsabilidad en la cobertura de conflicto y violencia.

En temas de crimen organizado, el Código también destaca la importancia de mantener independencia y autonomía, verificación exhaustiva de fuentes relacionadas con el crimen organizado, distancia crítica con fuentes criminales, prohibición de difundir propaganda criminal, uso controlado de materiales proporcionados por criminales, rechazo de acuerdos con el crimen organizado, medidas de seguridad para periodistas que cubren crimen organizado, no glorificación de criminales, coberturas centradas en víctimas y comunidades afectadas; y denuncias de corrupción e impunidad. 

Por último, sobre el periodismo en la era digital se trata temas enfocados en el uso responsable de plataformas digitales y redes sociales, combate a la desinformación, responsabilidad con la viralización de la información, uso de fuentes digitales, identificación de bots y cuentas falsas, protección de la privacidad en redes sociales, prohibición de la alteración de imágenes, audios y videos, transparencia en el uso de tecnologías emergentes, manipulación de datos y estadísticas, uso ético de contenido generados por usuarios, responsabilidad en la edición de contenidos y la lucha contra la desinformación mediante deepfakes y tecnología avanzada. 

Así, el Código abarca varios puntos claves para enfrentar la práctica periodística desde diferentes ejes y con sus lineamientos. Flores, sin embargo, aclara que este texto es sólo una propuesta que se entregará a la Federación Nacional de Periodistas (Fenape), otros gremios y medios de comunicación para que sea adaptada y, en caso de que se vea necesario, implementada en sus respectivos espacios con el objetivo de mantener la calidad del trabajo periodístico. 

Relevancia y debate

Para Tania Orbe, coordinadora de la carrera de Periodismo de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), este tipo de propuestas resultan relevantes para el oficio; sobre todo “en tiempos como los que está viviendo el país”. Sin embargo, deja claro que esto no puede tomarse como algo escrito en piedra o que tendrá una vigencia ilimitada. Es decir, la actualización será igual de importante que su creación. 

“Siempre es importante tener documentos y manuales deontológicos que sean consensuados por los periodistas, medios de comunicación y otras organizaciones. Pero estos documentos deben ser vivos. Es decir, no son inamovibles, porque cada dilema ético representa decisiones diferentes y estas deben ser consensuadas y no autoritarias”, dice Orbe.

Por esto, este tipo de códigos o manuales deben ser vistos como espacios de conversación y debate en los que los periodistas puedan opinar y participar sobre cómo ejercer el oficio de forma responsable. “Más aún en contextos como los actuales en los que el crimen organizado es cada vez más fuerte”, dice Orbe.

Sobre la propuesta que plantea Fundamedios, Orbe critica la inclusión de conceptos como la objetividad, “algo que en la academia y en las mismas clases con estudiantes sabemos que no existe”. 

“Es algo imposible. Todos acarreamos con nuestros sesgos, opiniones y estereotipos; entonces la objetividad es un mito. Lo que se debe buscar, como profesionales, es el equilibrio, el apego a la realidad y ser conscientes de nuestros sesgos, pero no se puede hablar de objetividad”, dice. “Por esto es importante trabajar en equipo. Estas propuestas deben compartirse con profesionales y con gremios para que se pongan a debate, porque no son códigos rígidos”.

Fabricio Cevallos, editor de La Hora Tungurahua, asegura que, si bien todas las redacciones —o la mayoría— tienen una suerte de código deontológico, esta propuesta es una herramienta importante, sobre todo “cuando uno pisa una sala de redacción”. 

“Hace 10 años era usual que se entregara un manual de estilo que incluía también un código deontológico y eso nos ha permitido mantener una calidad que sí debería ser obvia, pero muchas veces pasan de lo obvio y se pierden algunas especificidades. Entonces, es fundamental que todos los medios tengamos un código de ética. Y si se hace que los demás medios puedan acceder va a ser de gran ayuda para el oficio”, dice. 

Cevallos asegura que el documento toca dos puntos clave que no se han tomado en consideración en la actualidad. Estos incluyen temas como el tratamiento del crimen organizado y la cobertura digital. “Con la realidad que tiene el país es necesario tener estos aportes. En nuestro caso, el manual deontológico de La Hora no incluye esto porque fue hecho hace 10 años”. 

Entre las críticas que presenta al documento, Cevallos también destaca la inclusión del término objetividad. “Uno no puede acercarse a eso porque es un ser humano. Con cabeza y corazón, es imposible que nos acerquemos a cualquier hecho de manera objetiva. Y esto no quiere decir que lo hagamos bien o mal, simplemente quiere decir que es subjetivo. El periodista que me da todos los días un tema, me da un tema desde su subjetividad, que no es ni buena ni mala, es sólo subjetiva. Igual cuando un editor aprueba un tema, lo hace desde su subjetividad. Igual, el momento en el que decidimos el enfoque”. 

Por esto, aclara que estos son temas que se deben continuar discutiendo para abordar la realidad humana del periodista y del periodismo en general. “El problema es que en el Código de Ética se incluye en varios puntos esta palabra. Quizá debería mejor hablarse de imparcialidad, que también se topa, pero el tema central es la pluralidad. Hay que tener una pluralidad de fuentes que hablan desde diferentes perspectivas”.

El editor asegura, además, que se pueden estar mezclando temas de medios y de periodistas. “Hay cosas que se deben tratar sólo desde los periodistas y otras que pueden ser para medios y esto está mezclado. También están mezclados derechos y deberes. En el caso del derecho a la seguridad y a la protección estatal, no son responsabilidades de los medios o los periodistas. Creo que estas cosas deben irse trabajando para que la propuesta sea más real y pueda ser más adaptable a todos”. 

La periodista Arahí Vega asegura que es importante contar con este tipo de guías que permiten hablar sobre los límites dentro del periodismo. “Hay que dejar claro, sin embargo, que la ética es un tema de cada persona, muchas veces a raíz de cómo actuarías en tu vida personal y trasladar esto en un tema de cómo actuarías en la vida profesional. Pero tener un insumo de este tipo es importante también”. 

“La objetividad no existe y el desafío principal es que esa subjetividad no marque en gran medida los temas que se tratan y los enfoques para no sesgar más a las audiencias”, dice la reportera. 

Fundamedios plantea la entrega de esta propuesta a la Fenape UNP y a otros gremios para que esta pueda ser puesta a disposición de medios de comunicación y que así se decida sobre su implementación.

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