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viernes, diciembre 5, 2025
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El asesinato contra Villavicencio deja una huella nefasta en el país

El efecto en la percepción de seguridad y dinámicas sociales será profundo para Ecuador. Muere un candidato que tenía protección policial, en una calle concurrida, tras un mitin lleno de gente. ¿Qué significa este crimen para nuestro país?

El sol salió por el Este como cada mañana. El ruido de la ciudad comenzaba a cobrar forma en medio del movimiento habitual. Los buses se llenaban a rebosar; los carros bloqueaban las vías, esperando llegar a su destino; pitos, conversaciones, risas y alaridos. Las calles de Quito iniciaban un nuevo día; pero algo se sentía diferente. 

David Sambache, por ejemplo, no se levantó como cada mañana. Algo no iba bien. “Una sensación de frío y ansiedad”, así describe su despertar. El recuerdo de lo ocurrido apenas un día atrás, cuando las redes sociales se inundaron de lágrimas, llantos y gritos grabados en video por el asesinato del candidato presidencial, Fernando Villavicencio, le quitaron las ganas de dejar su cama. “Hoy tuve miedo de salir al trabajo”, afirma. 

Pero él no es el único. Cynthia Carvajal, de 29 años, tuvo una sensación similar. Aunque ella, según explica, nunca ha sido “de las personas que viven con miedo”. Hoy, una sensación de temor inundó su camino al trabajo. 

“Si eso le pasó a un candidato, que salía con seguridad y todo a la calle; ¿qué podemos esperar los demás?”, cuestiona Sambache con firmeza.

Esta misma pregunta se tomó las redes sociales y las conversaciones de amigos y familias. El fallecimiento de Fernando Villavicencio, candidato presidencial por el movimiento Construye (lista 25), empezaba a dejar su huella en Ecuador. 

Alrededor de 40 disparos se escucharon en el lugar donde cayó el político, a pocos metros de la puerta del coliseo del colegio Anderson, al norte de Quito. La vida de Villavicencio terminó luego de subirse a una camioneta en la que, segundos antes del primer disparo, su equipo de seguridad lo había metido tras finalizar un mitin político. 

En el mismo lugar, tres anillos de seguridad estaban destinados a salvaguardar al político y a sus simpatizantes: uno interno, conformado por cinco policías, otro intermedio y un tercero externo con dos patrulleros. Sin embargo, el ataque imprevisto y el cruce de balas hirió, incluso, a tres de los uniformados que se encontraban en el lugar. 

Fernando Villavicencio fue asesinado a plena luz del día, en el sector comercial y financiero de la capital, en presencia de funcionarios policiales. El hecho causó gran conmoción en todo el país. Y hoy, 10 de agosto, un día después de su muerte, cabe preguntarse: ¿Qué pasará ahora?.

‘Se tocó fondo’

Para expertos como Paco Moncayo, especialista en seguridad, el asesinato de Villavicencio es solo una muestra más de que Ecuador tocó fondo, lugar en el que está “desde hace un largo rato”.

Moncayo asegura que el país se ha debilitado como Estado y esto ha sido aprovechado por el poder del crimen organizado, “que se ha expandido rápidamente ante un Estado cada vez más débil”. 

“Si actualmente comparamos las capacidades de los organismos de seguridad de Colombia, por ejemplo, y otros territorios vamos a ver que Ecuador es el país más débil, con el Estado más frágil de la región”, dice. “En nuestro territorio están operando carteles como el de Sinaloa, mafias italianas, mafias de los Balcanes y grupos organizados colombianos. Estamos en medio de la actividad criminal”.

El experto explica que las cifras de organizaciones como la oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) exponen, a todas luces, la situación actual del país en torno al crimen organizado. 

“Nos hemos convertido en un espacio desde donde operan los grupos criminales. Esto se comprueba en el último informe de la UNODC. Ahí se establece que la mayor parte de la droga que sale a Europa, parte de los puertos y playas ecuatorianas”, detalla. 

Moncayo explica que los motivos de la debacle que vive el país son claros. Para el experto, el “meter la mano en la Justicia, la Contraloría y los organismos de control” es parte de las razones principales que fundamentan las condiciones de inseguridad que vive Ecuador. Según Paco Moncayo, diferente a lo ocurrido en otros países de la región, el repunte de la violencia tiene como origen la corrupción y el abandono de la institucionalidad del Estado. El experto asegura que en Estados débiles, el crimen no ataca al Estado sino que trata de cooptarlo. Por esto, la importancia de emprender una lucha contra la corrupción. 

Para él, el país ha perdido la libertad. “Por eso se catalogan los actos del crimen como terroristas. Si te preguntas: ¿Por qué pagan vacuna los modestos trabajadores? Es por miedo; motivados por el terror que se tiene a las represalias. El crimen organizado aterroriza a la sociedad, la paraliza”.

Este tipo de condiciones, en conjunto, convierten a las sociedades en “sociedades en riesgo, donde el nivel de amenaza que enfrentan sus habitantes son mucho mayores en relación a Estados que funcionan, con una capacidad real para garantizar la seguridad de la población. En un Estado como el ecuatoriano, enfrentamos una amenaza con muchas vulnerabilidades y esto nos convierte en una sociedad de alto riesgo”. 

Paco Moncayo explica que esto empeora aún más, al ver hechos violentos como el ocurrido ayer con Villavicencio. “No podemos soportar errores. Al ver el video que circulaba en redes sociales, nos preguntamos: ¿Dónde están los protocolos y la táctica de seguridad? No puedes dejar al candidato más vulnerable en una camioneta en los términos qué vimos. Esto también golpea a la confianza en las instituciones”.

Quedará una huella

Natalia Sierra, socióloga, explica que el asesinato del candidato presidencial deja al país en un estado de indefensión. Además, asegura que el hecho violento tiene en potencial, como se ha visto en otros territorios de la región, de dejar una “profunda huella en la sociedad y en el tejido social que la conforma”.

“La sociedad asume que si una persona tan pública puede ser víctima de la violencia, cualquiera puede ser victimado. Y eso genera una desconfianza total en el Estado; lo que es aún más preocupante si se considera que el Estado, como institución política, se sostiene en la confianza de la población”, dice. “Esto deja una huella que es difícil de borrar para cualquier Estado”.

Para Sierra, en Ecuador podría hablarse del acercamiento a un Estado fallido. Esto implica que las instituciones no pueden garantizar la seguridad ni los derechos de los ciudadanos, lo que lo lleva a perder el sustento de la confianza depositada por los ciudadanos de un territorio. 

“Todo esto genera una grave lesión a la salud mental de la población. Ésta depende mucho de que se garantice la vida de las personas. Y no sólo la vida física, sino social, simbólica. Nos someten a un miedo permanente, que altera y nos altera. Una persona no puede vivir siempre asustada y con miedo. Lo que sucede en el país es muy grave y la clase política ni siquiera tiene un discurso medianamente coherente con la gravedad de lo que pasa”, dice. 

Con ella concuerda Andrés Sánchez, psicólogo. Para él, el estado de ‘shock’ generado por actos de violencia tan representativos como lo es el asesinato de un candidato presidencial, deja una marca en la psiquis de la sociedad. 

“Esto nos alerta. Y puede llegarnos a hacer perder no solo la confianza en el Estado, sino también entre nosotros preguntándonos quién es bueno, quién es malo y en quién confiar. Nos mantienen en un estado de riesgo que puede afectar a largo plazo llegar a consensos o hablar de unidad”, asegura. 

El psicólogo menciona que es necesario repensar el hecho violento, desde las esferas políticas, para promover un sentido de unidad que permita recuperar la confianza y no caer en un “agujero negro” tras el asesinato del candidato. “Esto va a dejar huella, pero sus efectos a futuro dependerán de las acciones del Gobierno y de actores políticos”. 

Por otro lado, el hecho violento también golpeó directamente a la percepción de seguridad de la población, quienes “deben estar más asustados de lo que pueda ocurrir en las calles”; así lo explica Paco Moncayo. El experto en seguridad asegura que este aspecto se verá golpeado en el futuro cercano, medio y lejano del país luego del incidente. 

Moncayo explica que generalmente la percepción de inseguridad suele ser siempre bastante mayor a los riesgos reales. Sin embargo, “la inseguridad en el país ya no es solo percepción, es una realidad. Estamos con los índices más altos de la historia y con una tendencia a seguir creciendo. La percepción de inseguridad de la gente en Ecuador no es subjetiva, es una respuesta a una realidad objetiva”.

A Sebastián Erdmenger, periodista mexicano, este tipo de hechos le suenan familiares. Él relaciona el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano con hechos ocurridos en el pasado en México, como el asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994. 

Ante la pregunta sobre si cree que Ecuador podría superar este ‘trago amargo’, tomando en cuenta lo que se vivió en México, la respuesta del periodista es clara: “Desde la experiencia mexicana yo diría que no. Luis Donaldo Colosio sigue siendo un tema importante en mi país; no cotidiano, pero sí uno de esos parteaguas que logró sincronía política en México”.

¿Hay una salida?

Para Sierra, salir de este duro golpe para la sociedad ecuatoriana será “muy difícil”. “No hay que perder la esperanza, pero es difícil. Ha avanzado mucho la desarticulación de las instituciones por la expansión del capital criminal, que es transnacional y cada vez toma mayor relevancia a escala global”.

Por otro lado, Moncayo asegura que para lograrlo, será necesario tomar acciones urgentes que permitan tomar control de las instituciones del Estado y hacer eficiente su trabajo. 

“Hay que hacer cambios para salir de donde estamos, si no, vamos a hacer más de lo mismo y vamos a seguir como estamos. Hay que ser radicales en sancionar la inoperancia y la corrupción. No puede haber un mínimo grado de permisividad en torno a las cosas están pasando en el país”, recalca.

Asimismo, Ernesto López Portillo, coordinador del Programa de Seguridad Ciudadana de la Universidad Iberoamericana de la ciudad de México, explica que las acciones que se tomen en adelante en el país serán claves al momento de reducir los efectos a largo plazo de la violencia. Él asegura que Ecuador debe empezar a conocer qué causa la inseguridad en el país y todos sus detalles para tomar políticas integrales, que no sólo se limiten a declaratorias de Estados de Excepción y dejar todo en manos de Fuerzas Armadas. “Esta es una fórmula fracasada en la región”. 

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Pablo Terán
Pablo Terán
Webmaster en Ecuador Chequea. Profesional en Comunicación Social, experiencia-26 años. He trabajado en diferentes medios de comunicación, entre ellos Diario La Hora, por 18 años. Fui Editor de Sociedad, Quito e Interculturalidad. Tengo, además, una maestría en Psicología Holística.

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