La baja en el consumo, previsible por el feriado de Navidad y Fin de Año, puede permitir, al menos, una suspensión de los apagones. Pero, ¿será el fin definitivo de la crisis? Las cifras y planes oficiales no terminan de convencer a los expertos.
POR: Juan Camilo Escobar
Si se concreta la promesa del presidente, Daniel Noboa, millones de ecuatorianos se librarán de los apagones a partir del viernes de la próxima semana. Aunque el anuncio representa un alivio temporal, expertos advierten que el sistema eléctrico del país aún enfrenta problemas estructurales. Ecuador sigue siendo altamente dependiente de la generación hidroeléctrica, lo mantiene vulnerable a cambios climáticos y sequías.
Además, el sector acumula una larga lista de pendientes: mantenimiento rezagado, equipos obsoletos, fugas y “pérdidas técnicas” sin corregir, y una crónica falta de inversiones. Estos desafíos ponen en duda la sostenibilidad a largo plazo del suministro eléctrico, según analistas del sector.
Mientras Noboa habla de soluciones casi inmediatas, la pregunta sigue siendo: ¿puede el sistema sobrevivir al peso de sus propias carencias? La fragilidad del sector eléctrico es más que un problema técnico, es un reflejo de un país que lleva décadas lidiando con parches en lugar de transformaciones.
Así lo advirtieron a fines del año anterior las propias autoridades del sector eléctrico, tras la primera de las tres sucesivas crisis de apagones que Ecuador ha soportado desde entonces. En un documento titulado ‘Informe de situación actual, crisis energética y perspectivas del sector eléctrico’, el Operador Nacional de Electricidad (Cenace) alertaba sobre la situación del “parque termoeléctrico”, que en teoría debería producir 2.096 megavatios hora (MW): “Es necesario reemplazar el parque termoeléctrico, que presenta indisponibilidades prolongadas y generadores con más de 40 años de antigüedad, lo que limita su capacidad a 557 megavatios”, señaló el informe.
Por ahora, el ofrecimiento del presidente Noboa se enfoca en enfrentar el déficit de energía —estimado inicialmente por el Cenace en 1.080 MW y que luego la ministra encargada de energía incrementó la estimación a 1.800 MW— mediante cuatro medidas temporales para la “estabilización del sistema energético”:
- La recuperación de 696,7 MW mediante el mantenimiento de centrales térmicas e hidroeléctricas.
- La incorporación de 204 MW del proyecto hidroeléctrico Toachi Pilatón —operativo tras 14 años de retrasos—.
- La adición de 501 MW de generación flotante entre diciembre y enero.
- La reanudación de la compra de energía a Colombia como parte de las estrategias para enfrentar la crisis.
LA PROMESA
El Gobierno aseveró que estas medidas implementadas garantizarán un suministro estable para el país. También agradeció a la ciudadanía por su resiliencia durante un año al que calificó como “duro para todos”. «Este será el último capítulo de una crisis energética que golpeó de esta forma a Ecuador», señaló un comunicado publicado esta madrugada por la Presidencia.
Sin embargo, analistas en energía expresaron cautela frente a estas medidas. Marco Acuña, presidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos de Pichincha, y Fernando Salinas, docente universitario y analista de temas energéticos, coincidieron en señalar, con el mismo criterio técnico e idénticas palabras, que «la única energía adicional en firme es la de la barcaza». Se refieren a la barcaza turca contratada de emergencia para generar 100 megavatios de electricidad, que comenzó a operar en septiembre, tras varios meses de retraso respecto a las previsiones iniciales.
Ambos recordaron también que, esta misma semana, las autoridades del sector eléctrico confirmaron que el complejo hidroeléctrico Toachi Pilatón, en la entrada de la Amazonía, empezará a operar gradualmente entre finales de enero y principios del próximo año, con una capacidad estimada de 204 megavatios.
LA INCERTIDUMBRE PERSISTE
Acuña y Salinas subrayaron, además, la incertidumbre sobre dos contratos de emergencia adjudicados a la empresa Progen, los cuales deberían cubrir apenas el 13,9% del déficit. El primero, valorado en aproximadamente $150 millones, debía producir 150 megavatios desde Quevedo a partir del 5 de noviembre, pero aún no ha comenzado. El segundo, en Salitral, tenía previsto generar 100 megavatios el 30 de noviembre, aunque la contratista solicitó una prórroga debido a problemas logísticos vinculados al huracán Milton, que retrasó el traslado de generadores desde Estados Unidos.
“Toda la generación adicional anunciada dependerá de que las lluvias sean suficientes para que el parque hidroeléctrico opere a mayor capacidad”, explicó Acuña. Señaló que Coca Codo Sinclair, la central hidroeléctrica más grande del país, con una capacidad teórica de 1.500 megavatios, está produciendo cerca de 1.000 megavatios, lo que ha permitido recuperar parcialmente los niveles del embalse de Mazar. Este embalse es crucial para las tres centrales hidroeléctricas de la cuenca del río Paute, que tienen una capacidad combinada de 1.756 megavatios.
“No vemos, por ahora, garantías para eliminar los cortes eléctricos”, advirtió Acuña. “Tal vez con una menor demanda durante el feriado de diciembre y un manejo eficiente, los apagones podrían suspenderse temporalmente, pero esto no implica una vuelta a la normalidad ni el fin de la crisis, como afirmó el Presidente”.
PREOCUPACIÓN RECURRENTE
El Gobierno ha asegurado que las medidas implementadas marcarán “el último capítulo” de la crisis energética que afecta al país. Sin embargo, ambos técnicos señalan falta de claridad sobre los plazos de ejecución y los obstáculos logísticos plantean interrogantes sobre la sostenibilidad del suministro eléctrico a corto plazo.
No se trata de una preocupación nueva, si recordamos que anteriores anuncios del propio presidente Noboa y sus ministros de reducciones significativas en los horarios de cortes, no han podido cumplirse o sostenerse.
LOS NÚMEROS NO CUADRAN
“Entre todas las medidas anunciadas suman alrededor de 400 megavatios, pero el déficit de energía es de 27.000 gigavatios horas por día, que traducido en potencia instalada es de 1.200 megavatios. Es decir, aun si se cumplieran todas estas premisas de nueva energía instalada en el Sistema Nacional Interconectado no alcanzarían a cubrir ese déficit porque quedaríamos con alrededor de 800 megavatios”, indicó, en el mismo sentido, Salinas.
“Yo quisiera equivocarme, no soy nadie para contradecir al Presidente de la República, pero, analizando los datos técnicos, no dan para hacer un pronunciamiento de esa naturaleza. Entonces, es muy arriesgado lo que está haciendo: apuntando todas sus esperanzas a que mejoren las condiciones de las lluvias y, por ende, la generación hidroeléctrica en el país”, comentó Salinas.
En este mismo sentido, Arcos manifestó que, “aparentemente, ha habido una mejora en la producción hidroeléctrica básicamente por una mejora en las lluvias, que a estas alturas del partido es lo único que nos garantizaría tener menos corte de energía o suprimirlos”
“Para el 20 de diciembre, que es la fecha que se ha anunciado que entraría a funcionar los 68 megavatios de Toachi-PIlatón, pero en el comunicado se da a entender que entrarían todos, cuando las mismas autoridades responsables han ratificado que entrarían en marzo”, recordó Acuña.
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