Ayer se presentaron los resultados de una investigación anual que confirma la acelerada reducción de áreas verdes en Ecuador desde 1985, al pasar del 62% al 57%, con una pérdida de 1,2 millones de hectáreas, principalmente por agricultura y ganadería, según MapBiomas.
En cuatro décadas, entre 1985 y 2024, Ecuador pasó de tener el 62% de su superficie cubierta por bosques al 57% y perdió 1,2 millones de hectáreas de diferentes tipos de bosques, principalmente por el avance de las áreas de agricultura y ganadería sobre zonas que antes eran bosque o vegetación natural.
Así lo muestra el tercer y más reciente informe anual que ayer presentó MapBiomas, un proyecto que analiza cada año el uso y la cobertura del suelo a partir de imágenes satelitales, que puede consultarse y visualizarse en el portal MapBiomas en este link:

Según el estudio, presentado por Fundación Ecociencia, solo en los últimos cuatro años, entre 2020 y 2024, el país perdió 239.849 hectáreas de bosque que mayoritariamente se transformaron en uso agropecuario y el “mosaico de agricultura y pastos aumentó en 311.582 hectáreas” que presionan a las áreas verdes, señala el documento.
Así, después de cuarenta años de cambios, el 67% del país conserva su vegetación natural mientras que el 32,3% sirve a actividades humanas, como agricultura, ganadería, infraestructura o zonas urbanas.
Las provincias más afectadas
La mayor pérdida de bosque entre 2020 y 2024 ocurrió en Morona Santiago (69.187 hectáreas), Santo Domingo de los Tsáchilas (45.035 hectáreas) y Zamora Chinchipe (40.679 hectáreas). Estas tres provincias, junto a Manabí, Bolívar, Cotopaxi y Loja, todas con más de 24.000 hectáreas deforestadas, reflejan un patrón común: son también las que registraron los mayores incrementos en superficie agropecuaria.
El informe también señala que las plantaciones de banano crecieron un 182% en cuatro décadas, pasando de 60.045 hectáreas en 1985 a 169.438 en 2024. Los Ríos (62.551 hectáreas), Guayas (51.588) y El Oro (45.311) concentran el 94% de esta superficie.

La silvicultura también presentó un incremento, con 5.582 hectáreas adicionales entre 1985 y 2024
“La mayor cantidad de bosque que se ha perdido es justo por la ampliación de la frontera agrícola”, explicó Wagner Holguín, coordinador técnico de MapBiomas Ecuador. El avance de la producción agropecuaria, tanto cultivos como pastizales para ganado, aparece como la principal causa de la reducción de la cobertura vegetal natural.
El informe también identifica otros factores. En zonas de la Amazonía se observa pérdida de bosque por actividades mineras. Aunque la escala es menor que la agrícola, la velocidad del impacto preocupa. “Es una pérdida bastante acelerada lo que es la minería, la pérdida de bosque por la minería”, señala Holguín.
En cambio, la “expansión urbana”, es decir el crecimiento de las ciudades, no suele sustituir directamente la vegetación natural. El patrón dominante es escalonado: primero se deforesta, luego el área se convierte en uso agropecuario, y recién después, en ciertos casos, esas zonas agrícolas pasan a ser urbanas.
Radiografía anual del territorio
MapBiomas Ecuador ha logrado mapear todo el territorio nacional desde 1985 hasta 2024. Esto significa que existe un mapa para cada año, lo que permite observar la evolución de los diferentes tipos de cobertura y uso del suelo a lo largo de cuatro décadas.
“Nos gusta decir que hacemos una radiografía”, comenta Holguín. “Vamos viendo qué es lo que pasó en el pasado, qué es lo que ha pasado y cómo ha ido evolucionando el uso y cobertura del suelo”.
El proyecto clasifica 22 tipos de cobertura y uso, entre ellos bosques, mosaicos de agricultura y pastos comoagronegocios y ganadería; herbazales y arbustales andinos como páramos y pajonales; bosques inundables, manglares, acuicultura, silvicultura, infraestructura urbana, playas, dunas de arena y minería, además de cuerpos de agua y superficies de hielo y glaciares.
“Se toman imágenes satelitales y se analiza “píxel a píxel” para asignar un uso o una cobertura: bosque, páramo, zona urbana, agua, glaciar, entre otros, dice Holguín.
Tecnología satelital e inteligencia artificial
El avance tecnológico ha sido clave para que un equipo pequeño pueda procesar cuatro décadas de información. “Antes, para poder hacer un mapeo de esta magnitud, se necesitaban supercomputadoras con gran capacidad de procesamiento, y se lograba —en un año, capaz mapear un año nada más. Ahora nosotros estamos mapeando 40 años”, explica el coordinador técnico.
Todo el procesamiento se realiza “en la nube”, mediante herramientas de teledetección e inteligencia artificial. Esto permite manejar grandes volúmenes de datos sin necesidad de infraestructura propia de alto costo.
El equipo de mapeo de Ecociencia está conformado por ocho especialistas de distintas disciplinas: ingenieros geógrafos, ambientales y biólogos, entre otros. En el pasado, un trabajo similar podía requerir entre 15 y 20 personas para mapear un solo año a escala nacional.

Un esfuerzo de largo aliento
La información que hoy se presenta no es un ejercicio aislado. Ecociencia trabaja en MapBiomas desde hace más de seis años. La colección nacional que incluye el año 2024 es la tercera para Ecuador, mientras que, a escala amazónica, ya se encuentra en la séptima colección.
Cada año se incorpora un nuevo periodo analizado. El año pasado se añadió 2023; este año, 2024. “Ahorita nosotros ya estamos trabajando en nuestra cuarta colección para hacer el lanzamiento el próximo año, en el que analizamos las imágenes satelitales del año 2025”, anticipa Holguín. Ese ciclo permitirá seguir el pulso anual de la pérdida o recuperación de coberturas vegetales.
De Brasil al mundo, pasando por la Amazonía
MapBiomas nació en Brasil hace más de una década, cuando ese país buscaba contabilizar sus reservas de carbono y necesitaba saber con precisión cuánta superficie de bosques tenía y dónde se ubicaba. De ese ejercicio surgió la necesidad de mapear de forma sistemática el uso y cobertura del suelo.
Con el tiempo, el modelo se expandió a la cuenca amazónica de la mano de la Red Amazónica de Información Socio-Ambiental Georreferenciada, RAISG, y sus socios, entre ellos Fundación Ecociencia en Ecuador.
“Es un esfuerzo a nivel global: es la red MapBiomas, es una red que se encuentra en todos los países de Sudamérica”, subraya Holguín. Actualmente, el enfoque se ha extendido a otros territorios con bosques tropicales, como el Congo, México, India e Indonesia.
EL ANÁLISIS
Para la exsecretaria de Ambiente de Quito y experta ambiental Verónica Arias, los hallazgos de MapBiomas confirman la urgencia de observar lo que ocurre a escala local en los municipios y, en particular, en el Distrito Metropolitano de Quito. A su criterio, “mientras más crece la mancha urbana, se pierde cobertura vegetal y vemos cada vez más cemento y menos verde”.
Arias destaca que la conservación no se limita a frenar la deforestación en grandes bloques de bosque amazónico o costero, sino que también exige proteger la infraestructura verde de las ciudades. “Es importante mantener la cobertura vegetal urbana: los parques metropolitanos, las laderas del Pichincha y las zonas de expansión. Los valles deberían contar con sus propios parques metropolitanos o, al menos, con parques que integren una red urbana”, señaló.
La experta recuerda que Quito posee más de 100.000 hectáreas de áreas protegidas dentro de su jurisdicción, que describe como “la columna vertebral de la conservación de las áreas boscosas del Distrito”, sobre las cuales, sin embargo, persisten amenazas por la conversión del uso del suelo. “Aunque están protegidas, estas áreas enfrentan el avance de actividades agrícolas y de nuevas plantaciones, lo que reduce la cobertura vegetal”, explicó.
Arias alerta que, si no se cierran los vacíos de protección, algunos ecosistemas pueden desaparecer o quedar reducidos a relictos aislados. “Por ejemplo, en los valles estaban los algarrobos; hoy casi no quedan”, señaló.
Además, identificó pendientes concretos en materia de protección. “Todavía falta incluir la zona de Lloa, en el suroccidente de la ciudad, en un proceso formal de declaratoria”, afirmó.



