En los últimos nueve años, las incautaciones y destrucción de drogas se ha incrementado casi en un 500%. Y si bien esta es una señal de mayor control, también revela un incremento en las actividades criminales. Conoce más sobre el tema.
POR: Esteban Cárdenas Verdesoto
Durante años el narcotráfico pareció una guerra ajena para Ecuador. Las noticias hablaban de Colombia y de sus cultivos de coca, de los carteles mexicanos, de las toneladas que cruzaban Centroamérica hacia Estados Unidos. Pero en Ecuador, un país pequeño que se proyectaba como un puente que conectaba entre dos gigantes productores, todo cambió en los últimos años.
En menos de una década, el país se ha convertido en una de las rutas preferidas por los narcotraficantes para mover su mercancía al mundo. Y en ese mismo periodo, la violencia dejó de ser un fenómeno marginal para volverse parte del paisaje cotidiano. Hoy, Ecuador es más que un país de paso, y las cifras lo han venido confirmando.
Las incautaciones y la destrucción de drogas ha crecido año tras año, alcanzando hoy niveles récord, que han convertido al país en uno de los que mayor cantidad de decomisos presenta en drogas como la cocaína en el mundo, sólo por detrás de Colombia. Esto, según los expertos, ha puesto al país en una posición clave para el movimiento del narcotráfico a escala mundial. Pero, ¿qué nos dicen las cifras?
Drogas en cifras
En 2016, antes de que la violencia empezara a cobrar fuerza en el país y a puertas de que las cifras comenzaran a vivir una nueva tendencia al alza, Ecuador incautó poco más de 52 toneladas de droga en todo el año, una cifra que pintaba alta para el promedio nacional; una cifra elevada para un país que no cultivaba coca ni elaborada sustancias a gran escala, pero aún distante de los niveles que se alcanzarían después.
Un año más tarde, ese número se duplicó y alcanzó las 119 toneladas, volviendo a romper récords en el país. Esto, a pesar de que en 2018 volvió a aparecer un descenso progresivo, con 94 toneladas ese año y apenas 69 en 2019. Esto, según Claudia Navas, experta en seguridad, dio una falsa impresión de control y reducción del crimen. Sin embargo, la calma no duró. En 2020, en plena pandemia, la curva empezó a subir de nuevo con un total de incautaciones de 76,77 toneladas y en 2021 ya superaba las 100 toneladas.
Fue a partir de ese punto cuando las incautaciones se dispararon. En 2022, Ecuador decomisó más de 246 toneladas de droga; en 2023, la cifra se mantuvo sobre las 243; y en 2024 rompió su propio récord: 302,86 toneladas, según los registros oficiales. Es decir, en apenas tres años, el país duplicó las incautaciones, consolidándose como uno de los países con más toneladas incautadas de droga en la región y en el mundo.
El comportamiento mensual refuerza la tendencia. De enero a mayo de 2025, Ecuador ya había destruido 84,86 toneladas de droga, con picos marcados en marzo y mayo, cuando las cifras rozaron las 30 toneladas en cada uno de esos meses. Aunque hay una ligera disminución con respecto al mismo periodo de 2024, cuando se destruyeron casi 99 toneladas, los números siguen ubicando al país en una dimensión operativa que hace apenas una década era impensable.
Además, del total anual, los registros muestran cómo la presión del narcotráfico ha dejado huella mes a mes. En enero de 2024, por ejemplo, se destruyeron más de 32 toneladas de droga. Y en marzo de 2023, 26,6 toneladas. La progresión refleja no sólo la intensidad de los operativos, sino también el volumen creciente de droga que circula por territorio ecuatoriano. “La cocaína ya no sólo pasa por aquí: se almacena, se procesa y se consolida en los puertos para su envío al mundo”, explica Navas
Asimismo, gran parte de esta droga incautada tenía como destino su exportación. Según datos del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado, los destinos de estas exportaciones han sido diferentes y han llegado incluso a países como Pakistán, Israel, Malasia, Malawi, entre otros, ubicados en los diferentes continentes desde 2020.
Además, cabe destacar que, según los reportes oficiales, el 87,6% de la droga que se decomisa y se destruye corresponde a cocaína, seguido por el 7,9% de marihuana y el 4,2% de pasta base de cocaína. El resto de drogas, con menor presencia, también constan en la lista.
Las cifras, que en principio podrían interpretarse como un éxito de las fuerzas de seguridad, también tienen otra lectura. Para los analistas, lo que revelan no es únicamente la capacidad del Estado para frenar el narcotráfico, sino la magnitud de una red que ha ganado territorio, logística e influencia. Porque, si se decomisa más, es también porque circula más.
¿Acciones efectivas?
Ecuador ha alcanzado niveles de incautación que lo ubican como uno de los países con mayor cantidad de droga decomisada en el mundo. Sin embargo, estos resultados no pueden entenderse únicamente como una muestra de eficacia estatal. Para el experto en seguridad Daniel Pontón, “todo el mundo trata de presentarlas como grandes éxitos del gobierno en la lucha contra el narcotráfico”, pero insiste en que deben analizarse en un contexto más amplio.
Ese contexto incluye una producción creciente de cocaína en Colombia y Perú, así como una demanda mundial que no ha disminuido. “La producción estimada de cocaína, en toneladas métricas, ha crecido. No sólo la hoja de coca, sino la cocaína en sí”, explica Pontón. Y agrega que el mercado se ha vuelto más potente, con un movimiento económico mucho mayor. En ese escenario, Ecuador se ha convertido en un punto estratégico de salida, especialmente hacia Europa y Asia.
Según el experto, el crecimiento de las rutas que atraviesan el país es evidente. “Ecuador incauta cantidades altas como las que reportaba Colombia”, afirma. “Eso demuestra el crecimiento de las rutas por Ecuador. Más que Perú y mucho más que Bolivia. Y eso, en un país que no es productor, representa una afectación mayúscula para la seguridad del Estado”.
Aunque reconoce el trabajo policial y los avances tecnológicos que han permitido elevar los niveles de incautación, Pontón recuerda que estas cifras siguen siendo sólo una fracción del total que circula. “Siempre se habla de que hay un porcentaje que se incauta frente a otra que sale. Según los reportes de la ONU, se dice que más o menos se incauta entre el 20, el 30 y el 40% de la cocaína”.
Esto genera lo que él llama una paradoja. Y es que al aumentar la efectividad en las incautaciones, también se estimula una mayor producción para abastecer la demanda global. “Si uno es más efectivo frente a la incautación de cocaína, de alguna u otra forma obliga a los productores a producir más. Eso también puede explicar por qué ha crecido la producción en la región”, concluye.
Así, el crecimiento de las incautaciones no puede separarse del crecimiento de la red criminal transnacional que opera en el país. Detrás de cada tonelada decomisada hay rutas que se afianzan, estructuras que se adaptan, bandas que disputan el control y un Estado que, aunque ha respondido, sigue enfrentando limitaciones para contener un problema que se ha vuelto estructural.
Te puede interesar:
. ¿Qué tan cerca está Ecuador de la energía nuclear?
. Gremios piden diálogo con el Gobierno y la Asamblea
. Es falso: Dominique Serrano no ha dicho que la gente que le critica no tiene trabajo



