La elección presidencial fue tan cerrada, que prácticamente Ecuador vivirá dos segundas vueltas. Los votos no son directamente endosables, dicen los expertos, pero hay algunos espacios en los que Daniel Noboa y Luisa González pueden ‘minar’ votos. ¿Dónde?
POR: Esteban Cárdenas Verdesoto
“No nos une el amor, sino el espanto”, escribía Jorge Luis Borges, poeta argentino, en su poema llamado ‘Buenos Aires’ en 1963. La frase parece lejana, incluso por varias fronteras. Pero, quién diría que casi 62 años más tarde, las palabras escritas con su puño y letra podrían definir tan bien la realidad actual de un país llamado Ecuador.
El país vivió unas elecciones apretadas el pasado domingo, tanto es así que lograron convertirse en las votaciones con menor diferencia entre los dos primeros lugares de todas las primeras vueltas electorales desde que se tiene registro. Con el 98,8% de las actas válidas escrutadas, Daniel Noboa ganó esta primera contienda con un porcentaje de votación del 44,17% (lo que se traduce en 4’489.948 votos) frente a un correísmo que alcanzó el 43,97% de la votación (4’470.348 votos).
Sólo 0,2% los separa uno del otro. En otras palabras, 19.600 votaron más por uno, Daniel Noboa, que por la segunda candidata, Luisa González. Si se quisiera agrupar a todos los votos que marcan la diferencia entre ambos políticos se podría llenar la mitad del estadio de la Liga de Quito, una diferencia casi imperceptible si se habla de datos macro.
Pero el camino continúa y, con los resultados, la segunda vuelta es un hecho. Y en este trayecto surge una pregunta central: ¿cómo será esta segunda vuelta y qué necesita alcanzar cualquiera de los dos candidatos para llegar a sentarse en Carondelet?
Resignación del votante
Fernanda Guachilema tiene 52 años. Su ropa luce algo percudida por el polvo y el esmog, dos elementos cotidianos en su vida diaria y, sobre todo, en su trabajo como comerciante de mote con fritada y chicharrón. Ella trabaja de lunes a viernes al lado de una parada de bus en Cumbayá, un espacio que ha visto pasar su rutina y su vida.
La mujer trabaja desde hace casi cinco años en este mismo lugar, donde ha visto crecer más a su hijos y del que ha podido sacar recursos para ayudarlos. Para ella, la política ha sido un hastío constante. “Desde Correa, Moreno, Lasso y Noboa todo ha seguido igual. ¿Y piensan que creamos que esta vez las cosas van a cambiar, porque llegue alguno? La gente tiene demasiada fe en esos políticos, mi señor”, dice con la voz acelerada.
Para ella, esta segunda vuelta será igual: “Ya van a empezar a salir los candidatos a ofrecer cosas, a insultar al otro y a todos los que votan por ellos. Yo ya he vivido varias elecciones y siempre es lo mismo”.
Guachilema cuenta que, en las urnas, ella no optó por ninguno de los candidatos que pasaron a segunda vuelta. Y, la verdad, explica que le costará convencerse de que votar por alguno sea la mejor opción.
“Yo no sé. Tengo familiares que me dicen que vote por Luisa, amigos que me dicen que vote por Noboa. La verdad a mí ninguno me convence. Pasan insultándose y atacándose en lugar de decir qué van a hacer. Y ya sabemos lo que ha hecho cada uno también. Yo no sé, señor, la verdad no tengo idea si alguno es buena opción”, dice.
Guido Reyes, de 31 años, explica que lo único que espera de esta segunda vuelta es evitar el mal peor para el país. Y es que la expectativa que ha generado cada uno de los candidatos, para él, no ha alcanzado lo suficiente como para pensar que uno puede ser mucho mejor que otro. “O siquiera que al menos pueda decirse que será una buena opción”.
“Yo sí voté por uno y en la segunda vuelta voy a votar por el mismo, pero más porque no quiero que llegue cualquiera y peor el que ya sabemos. Así que tocó darle el voto y tocará seguir con eso”, dice.
Él explica que espera que la segunda vuelta, en otras palabras, se llene más de ideas que de peleas. Pero, sincero y lamentándose, aclara que no cree que esto llegue a pasar.
Convencer a los electores
En otro espacio, en otro tiempo, Pablo Medina, politólogo y académico, explica qué ocurrió en este nuevo proceso electoral y qué tuvo que desencadenarse para que se den los resultados que hoy vemos plasmados.
“Es la primera vez desde que tenemos registros electorales que los dos primeros candidatos concentran cerca del 90% de la votación en primera vuelta. Sólo hemos tenido dos casos en los que esto ha pasado, pero han sido en procesos en los que los candidatos han ganado en primera vuelta. Esta es la primera vez que un candidato no gana directamente y se alcanza una votación así”, enfatiza el experto.
Para él, este resultado ha surgido por varios fenómenos. Uno de estos, la relación del anticorreísmo y el antinoboísmo, que ya se han visto muy marcados en la realidad del país. Una dinámica que no sólo ha causado polarización, sino que ha llevado a que provincias o cantones enteros vean en una de las dos opciones, el correísmo y el noboísmo, la posibilidad de derrotar a quien podría verse como su enemigo. De este modo, se puede decir que hay quienes votaron por González no por ser correistas o por apoyarla, sino porque vieron en ella la única opción para derrotar a Noboa, y viceversa.
Así, Medina explica que en estas elecciones se rompieron techos de la votación correísta, los mismos que se habían establecido desde 2021 y que se habían mantenido en las últimas votaciones. Para el experto, casos como el de Manabí o la misma Pichincha las elecciones de primera vuelta de 2025 superan con gran diferencia a las alcanzadas en las primeras vueltas de 2021 o 2023 por el correísmo.
Pero no sólo en este ejemplo se vio la dinámica, también el candidato “opositor” ha superado sus propios techos, de modo que ADN alcanzó a superar los techos de primera vuelta del contrincante del correísmo.
“De hecho, si se hace un análisis del techo de votaciones con las segundas vueltas se puede ver que lo que vivió el país fue casi como una segunda vuelta. Es decir, sería como tener dos segundas vueltas con los mismos dos candidatos. Si se comparan los techos de segunda vuelta del correísmo y de los opositores, las cifras tienen más sentido, aunque aún así el correísmo sobrepasa su techo de segunda vuelta en provincias como Manabí”, dice. “Por eso esta es una elección tan inusual y que deja mucho que pensar”.
Son estos mismos datos los que, según Medina, marcarán una segunda vuelta en la que los candidatos lucharán por alcanzar los votos necesarios para ganar, mismos que podrían venir de frentes como los votantes de Pachakutik, otros partidos y alianzas, nulos y blancos. Pero el escenario aún así es complejo.
“Para ganar, los candidatos necesitan alrededor de 5 millones de votos, en total viendo el escenario que ya ocurrió en la primera vuelta. Si se hace el cálculo con la votación ya obtenida, se puede ver que la Revolución Ciudadana, entonces, necesita pescar un total de 615.882 votos para ganar en segunda vuelta; mientras que ADN necesita 591.272 votos para ganar”, dice.
Para continuar, Medina aclara que en política no hay endoso de votos, por lo que decir que los votos de uno u otro político irán a una fuerza en la siguiente elección es falso. Sin embargo, se permite elucubrar: “Si consideramos que el voto, al menos, de Andrea González, Henry Cucalón, Henry Kronfle y Francesco Tabachi no irán al correísmo y pueden ir a Noboa, porque están más próximos ideológicamente y se podrían transferir; entonces estamos hablando de 401.909 que podrían ir a ADN, pero Noboa todavía debería conseguir 189.363 votos más para ganar y eso está difícil”.
Por otro lado, Paolo Moncagatta, analista político y decano de la Universidad San Francisco, explicó en un conversatorio que en el caso del correísmo se pensaría que parte del voto de Pachakutik, que representa el 5% de los electores, pasaría al movimiento. Pero, aclara, esto no es así necesariamente. Esto, poniendo el ejemplo de lo ocurrido en la elección de Yaku Pérez, cuando este voto no se endosó directamente al correísmo o a su opuesto, sino que el 30% de este total fue para el voto nulo, mientras que el resto se dispersó. Entonces, este segundo escenario también es complicado.
¿Dónde hay que ir a buscar los votos?, se pregunta Medina en este mismo espacio. “Vemos que los datos de votaciones por provincia y por cantón, junto con las votaciones históricas, nos reflejan que el correísmo tiene poco margen de maniobra para alcanzar votos en parroquias de la costa, donde incluso ya ha sobrepasado su techo en segundas vueltas. Por otro lado, en el análisis cantonal, vemos cómo hay cantones donde Leonidas Iza gana frente a los demás candidatos”.
Así, es en provincias y cantones de la Sierra Centro donde los dos políticos deberán enfocarse para ganar los votos que aún necesitan para ganar en la segunda vuelta. El experto nombra específicamente algunas de estas ciudades donde hay lo que llama votos sueltos: Latacunga, Ambato, Pujilí, Otavalo, Salcedo, Cayambe, Guamote, Mejía y Colta.
“La gran disputa electoral para la segunda vuelta está en la Sierra Centro. Es ahí donde se tiene que convencer a la gente para que voten por uno y no voten nulo”, agrega.
Para lograr esto, Moncagatta asegura que, según se vio en su último discurso, González podría tomar una posición más neutral y más amigable, incluso con su opositor, lejos del odio, de los insultos y de las confrontaciones. Una estrategia que podría ayudar al proceso de conseguir los votos necesarios. Sin embargo, por otro lado, asegura que la estrategia de Noboa es incierta. “Si quieres ganar las elecciones, no puedes llamar a la mitad del país narcotraficantes”, dice Medina.
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