Ni el presidente, Daniel Noboa, ni su Gobierno han ofrecido evidencias de lo expuesto durante la cadena de anoche. Aparentemente, se basa en un informe exploratorio del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sin embargo, la cifra es una aproximación estadística; la única constancia que muestra el estudio es de entre 2 y 17 hectáreas. Conoce los detalles.
POR: Esteban Cárdenas Verdesoto
“Según informes satelitales obtenidos con asistencia internacional, existen 2.000 hectáreas de plantaciones de coca en suelo ecuatoriano”. Con esta frase inició su mensaje el presidente, Daniel Noboa, en una cadena nacional difundida a las 20:00 de ayer en cadena nacional. Un mensaje presidencial que dejó sin ninguna evidencia; evidencia que tampoco han entregado ministerios, ni FF.AA., ni Policía.
Un mensaje que dejó más preguntas que respuestas: ¿dónde están esas hectáreas? ¿desde cuándo se han ido sembrando? ¿quiénes son los responsables? ¿Desde cuándo se ha determinado su existencia?
En su mensaje, Noboa continuó: “Se estima que estas plantaciones iniciaron hace aproximadamente tres años, basados en informes de expertos. (…) El pasado les abrió las puertas para que nos convirtamos en un país productor. Hoy, estamos encargándonos de cerrárselas. Vamos por su financiamiento. Este viernes 11 de octubre las Fuerzas Armadas ya empezaron operaciones en sus plantaciones y continuaremos luchando por proteger nuestro territorio. 2.000 hectáreas serían en realidad un golpe de $320 millones a grupos narcoterroristas relacionados con organizaciones criminales internacionales”.
Las preguntas continúan: ¿qué expertos determinaron esto? ¿Cuáles son los resultados de esas operaciones de las FF.AA. a las que hace referencia el Presidente.
El cierre del corto discurso de Noboa fue una advertencia: “Quiero dirigirme a los grupos terroristas en este momento. Este es el recordatorio de que, por más que lo intenten, este ya no es su país”.
Lo cierto es que todavía nadie ha ofrecido las respuestas a estas y otras preguntas. Las FF.AA. anunciaron que se referirían al tema mañana, en Manabí, pero, más allá de eso no ha trascendido evidencia alguna de las plantaciones.
Sin detalles
Ecuador Chequea pidió las respuestas a esas preguntas al Ministerio de Defensa, al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, a la Policía Nacional y a la Secretaría de Comunicación de la Presidencia. Sin embargo, la mayor parte de estas entidades no respondieron al pedido. La Policía informó que este tema será manejado directamente desde las Fuerzas Armadas y el Comando Conjunto remitió a la rueda de prensa que se realizará mañana en Manta, sin brindar mayores declaraciones.
Según una nota de Infobae, las declaraciones de Noboa se basan en un “informe de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley, del Departamento de Estado de Estados Unidos, que documentó la existencia de estos cultivos” a través de imágenes satelitales. Este mismo portal publica el informe que habría tomado Noboa para hablar del tema. Este lleva como título: ‘Informe geoespacial de cultivos ilícitos en la frontera norte de Ecuador”.
El texto, que lleva el logo de la Agencia Estadounidense, expone tres hallazgos principales. El primero detalla que en 2024 “se evidenció la presencia de entre dos y 17 hectáreas de hoja de coca en Carchi, Esmeraldas y Sucumbíos”. Además, detalla que estos hallazgos representan cerca de 2.000 hectáreas de cultivos ilícitos en territorio nacional; pero este dato se alcanza a través de observaciones y aproximaciones estadísticas.
Asimismo, el informe detalla que, tomando como referencia la capacidad de producción de los enclaves productivos del sur de Colombia, “se estima que la frontera norte de Ecuador tiene la capacidad anual de producir 61,5 toneladas de clorhidrato de cocaína”.
Por último, otro de los hallazgos revela que las incautaciones de cocaína en la frontera norte representan el 9,3% del total nacional en 2023, “cuya relación se concentra esencialmente en centros urbanos”.
El estudio detalla que, como parte de su metodología, se utilizaron imágenes satelitales tomadas por Copernicus, de control Europeo, entre enero y marzo de 2024. Por esto, explica que estos datos son preliminares y que el país deberá realizar un nuevo informe de monitoreo de cultivos ilícitos de hoja de coca, así como establecer puntos operacionales de control móviles en la frontera norte del país.
Así, se aclara también que para identificar este tipo de cultivos se analizaron variables como el uso de suelo, cortes de vegetación, tala de árboles (lo que implicaría intervención humana). También se llevó a cabo una clasificación de las posibles plantas de coca a partir de la observación de la vegetación característica de estos cultivos, “que se distingue por su color verde fosforescente, el cual puede variar según la región y el estado de crecimiento de la planta”. Y una vez más detalla que este es un informe exploratorio, no definitivo.
La misma investigación demuestra, sin embargo, que el 50% de los cultivos ilícitos se concentran en la franja de 10 kilómetros de la frontera norte. El documento también habla sobre los actores criminales involucrados en este territorio. Estos son: Segunda Marquetalia, Comando de Frontera, Estado Mayor Central, Ejército de Liberación Nacional, Choneros, Águilas, Gángster, Patones, Tiguerones y Lobos.
“Ecuador, por su ubicación estratégica cerca de Colombia y Perú y su acceso al Océano Pacifico, juega un papel crucial en el tráfico internacional de cocaína, según la DEA y la Estrategia de Control Internacional de Narcóticos”, dice el texto. “Estos hallazgos dan cuenta de aproximadamente 2.000 hectáreas de cultivos ilícitos en Ecuador, lo que llevaría al país a ser catalogado como mayor productor de drogas ilícitas”, lo que lo coloca en los países con más de 1.000 hectáreas de cultivos de esta planta.
El documento también analiza la capacidad de producción, a nivel estadístico, por cada una de las provincias, según lo hallado. En su registro, Esmeraldas registra un área productiva de 714.04 hectáreas, con un número de cosechas anuales de 3,9 y una producción de alrededor de 5,34 toneladas por cosecha. En el caso de Carchi, el área productiva es de 713,91 hectáreas, con la misma cantidad de cosechas anuales y una capacidad productiva de 1,3 toneladas por cosecha. Y Sucumbíos reportó un área productiva de 1.114,04 hectáreas, 4,3 cosechas anuales y una capacidad de producción de 8,34 toneladas de producción por cosecha. En total, toda esta producción significaría 61,5 toneladas por año.
Nada nuevo
Fernando Carrión, analista y experto en seguridad, asegura que los descubrimientos dados en el informe y expuestos por Daniel Noboa no son nuevos. Para él, este fenómeno es el resultado de un proceso que ha venido creciendo desde el cambio de siglo, “pero más a partir de mayo de 2020, año en el que el mundo vio una sobreproducción de cocaína. En este tiempo, Colombia incrementó su producción en un 43% y Perú la duplicó”. Este momento histórico significó también un aumento en la producción de cocaína en el país.
“El problema es que Ecuador siempre se definió como un país de tránsito de droga o una plataforma de exportación. Y sí, pero no solo eso. Ecuador, desde finales de siglo y a raíz del Plan Colombia, se convirtió en un productor de cocaína. Es decir, que en el país se produce cocaína desde hace rato, que es un factor más importante que los cultivos. En ese entonces, el efecto globo permitió que las organizaciones que fueron perseguidas en Colombia se expandieran a Ecuador y a Venezuela”, dice.
Además, otro punto importante sería la dolarización, que convirtió al país en un punto clave para el lavado de dinero. La suma de estos factores, convirtió a Ecuador en el lugar perfecto para cumplir la cadena de producción y venta de cocaína.
“Hay que recordar que desde hace unos seis o siete años que va en la misma línea. Además, Ecuador empieza a ser un país de consumo y consume bastante. Esto porque las estructuras criminales internacionales dejan de pagar a las locales en dólares y pagan en droga. Esto hace que las estructuras tengan que monetizar, creando un mayor mercado interno. Y todo va sumando. Esta cifra de cultivo se ha mantenido en los últimos años”, dice.
Por otro lado, Mario Pazmiño, analista en seguridad y narcotráfico, aclara que “Ecuador, desde 2012, es ya un país de procesamiento, en menor escala, pero es un país de procesamiento”.
“Lo que dice el Presidente es que además de ser un país de procesamiento somos un país productor. Esto quiere decir que estamos sembrando cocaína y que está necesita el siguiente paso, es decir laboratorios y cristalizaderos; algo que el país ya tenía”, dice.
Eso sí, el experto detalla que la cantidad de hectáreas de las que se habla en Ecuador es mínima. Esto, debido a que las 2.000 hectáreas hacen frente a las 234.000 hectáreas registradas en Colombia y las 120.000 hectáreas reportadas en Perú. “Estamos hablando de cantidades pequeñas, pero así comenzaron otros países y esto puede incrementar si no se para a tiempo”.
Los expertos, además, coinciden en que gran parte de estos cultivos se encuentran en la frontera norte, sobre todo en zonas como Sucumbíos y Esmeraldas. Por esto, aseguran, el siguiente paso es detectarlas y destruirlas.
¿Qué hacer?
La preocupación se eleva y pone en la discusión una nueva pregunta: ¿Qué sigue para evitar la expansión desmedida de estos mercados en el país?
Ante esta pregunta, Pazmiño es claro: “Hay que hacer un rastrillaje en todas estas zonas y proceder a la erradicación de todos los cultivos de coca que están en esas provincias. Segundo, hay que configurar una fuerza de tarea conjunta para la frontera norte y para la frontera sur, con el objetivo de taponar la producción y las plantaciones. Esas son dos acciones inmediatas”.
El analista, además, habla sobre una militarización temporal de puertos para evitar la salida de droga desde el territorio. “Hay una contaminación tremenda en los puertos ecuatorianos”.
Por último, Pazmiño nombra una cuarta acción. Está, asegura, debería estar enfocada en el cambio de modelo de patrullajes por presencia disuasiva permanente en la que la fuerza pública patrulla las 24 horas del día en territorio, especialmente en las zonas de santuario”.
Para él son en estos factores en los que el país debe poner énfasis. “Si se va a empezar a atacar, hay que atacar todas las fases”.
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