Las fisuras en el océano son estudiadas por científicos hace décadas. No hay ningún sustento para decir que la salida de fluidos causará un fuerte terremoto. Ningún desastre natural se puede predecir, pero la desinformación sí se puede combatir. 

POR: Karen Mantilla Ulloa

Los desastres naturales, como terremotos, deslaves y lluvias extremas, han sido un blanco fácil para que los desinformadores ataquen. Su único propósito es crear miedo, y pánico en sus seguidores. 

Desde el 11 de abril, en distintas redes sociales, como Facebook, Twitter y TikTok, han circulado publicaciones falsas que, con titulares dramáticos, y sin dar mayor información, captan la atención del consumidor. Estamos hablando del supuesto descubrimiento de una grieta en el fondo del Océano Pacífico y la afirmación de que, como resultado de esto, vendría un gran terremoto de 9 grados en Chile, Perú, Ecuador o Colombia. Si ve un post como estos, no caiga en la trampa. Esto es falso, la afirmación carece de sustento científico y, sobre todo, le recordamos a los lectores que es imposible predecir un terremoto o cualquier evento natural. 

Este contenido se ha replicado en varias páginas que se dedican a desinformar. Las publicaciones están en Facebook, Tiktok y Twitter. En las tres redes sociales han colocado el mismo titular y la misma descripción, lo único que cambia es la imagen, una es más alarmante que otra. Si hablamos de su alcance, va más allá de miles de reproducciones, likes y compartidos. 

Pero, ¿de dónde nace está información? 

En los videos y publicaciones se asegura que hay un estudio que avalaría el supuesto terremoto. En una búsqueda realizada por la herramienta de Google, pudimos encontrar que el 10 de abril, la Universidad de Washington publicó un artículo que habla sobre la “falla de Cascadia y cómo ésta podría ofrecer pistas sobre los peligrosos terremotos”. Sin embargo, en ningún momento se refiere a predicciones. 

Los expertos aseguran que se descubrieron filtraciones de líquido cálido y químicamente distinto, que se disparaba desde el lecho marino, a unas 50 millas de Newport, Oregón, en Estados Unidos. Las observaciones sugieren que el manantial proviene del agua a 2,5 millas por debajo del lecho marino, en el límite de la placa, lo que regula la tensión en la falla en alta mar.

Los investigadores creen que este fluido proviene directamente de la zona de mega empuje de Cascadia, o límite de placa, y ayuda a controlar la acumulación de tensión entre dos placas.

Llegaron a este descubrimiento porque las fallas geológicas, los terremotos y todo evento natural es un constante análisis; por ejemplo, estos indicios se dieron en 2015 y desde ahí ha estado en constante monitoreo. 

De hecho, hay otra investigación publicada por la revista la Science Avances, que concluyó que el líquido contiene una gran cantidad de litio y boro, lo que, a su vez, permite pensar en que, al escaparse el lubricante tectónico, las placas pueden moverse de forma brusca. 

En ninguno de los dos estudios sobre el Océano no se establece que habrá un terremoto. Hasta ahora no existe evidencia concluyente para alarmar a los países ubicados en el denominado ‘Cinturón de fuego del Pacífico’, que incluye a países sudamericanos como Ecuador, Chile y Perú. Como lo dijimos anteriormente, las investigaciones alrededor de la grieta continuarán y se ratifica que no hay manera científica de predecir un terremoto.    

La respuesta del Instituto Geofísico (IG) 

Ecuador Chequea se contactó con expertos del Instituto Geofísico, entidad que se encarga del monitoreo de la actividad sísmica y volcánica en Ecuador. Ellos aseguraron que los análisis realizados por la Universidad de Washington y la Revista Science, sobre la fuente de proveniencia de los fluidos, no establecen ninguna relación de causa-efecto para la generación de un terremoto de fuerte magnitud.

Desde la entidad se publicó un informe desmintiendo las publicaciones que se han hecho virales. La entidad aclaró que la salida de fluidos en el fondo marino ha sido frecuentemente reportada desde hace varias décadas. 

Dicen que los fluidos han sido observados tanto en las zonas de expansión, donde nueva corteza oceánica se está generando y la circulación de fluidos genera las conocidas fumarolas negras.  

En el 2013, la BBC, realizó una investigación sobre las fumarolas negras, que se encontraban a casi cinco kilómetros de profundidad y que lanzaban chorros de agua caliente a 400 grados Celsius. En ese entonces, los científicos dijeron que estos descubrimientos ayudan a resolver cómo evoluciona la vida y no crearon ninguna alerta sobre posibles terremotos. 

Sobre la salida de fluidos 

El IG menciona que la salida de fluidos ha sido observaba en sitios donde la corteza oceánica está siendo consumida. A estas se las conoce como zonas de subducción, lo que quiere decir que una corteza oceánica ingresa por debajo de otra placa. 

Un ejemplo de esto es lo que ocurre frente a las costas de Ecuador. Aquí la Placa de Nazca se sumerge debajo de la placa Sudamericana. Entonces, por un lado, Nazca lleva sedimentos que se pueden ir acumulando y comprimiendo; a este acto se le denomina el prisma de acreción. La compresión causa compactación de los sedimentos y, a su vez, sobrepresión de los mismos.  

Esta es una de las formas por la que los fluidos son expulsados desde el interior de los sedimentos, generando una especie de chimenea, por la que salen los fluidos. 
La salida se la puede reconocer a través, por ejemplo, de imágenes de las campañas de batimetría, que se realizan con ecosondas multihaz 

Imagen multihaz obtenida durante la Campaña de Geofísica Marina HIPER, realizada frente a las costas de Esmeraldas-Ecuador en marzo de 2022.

Estudios sobre las fallas oceánicas de Ecuador

En el 2022, frente a las costas de Ecuador, existió un proyecto denominado ‘La misión científica HIPER’, que llevó a cabo una campaña geofísica marina, en la que se detectaron varias zonas de salida de fluidos con el uso de una sonda ‘Multihaz’.

En el estudio, se llegó a conocer que el agua subduce con los sedimentos, en la corteza oceánica sumergida donde se ha infiltrado a través de fallas y en los minerales que contienen la molécula de agua. 

Los expertos dicen que hasta ahora no saben cómo circula esta agua y qué papel juega en el desencadenamiento o no de los terremotos. 

Además, afirman que, en los últimos años, se ha invocado al agua para explicar varios fenómenos sísmicos, incluidos los terremotos lentos. Pero esto sigue siendo una hipótesis por verificar.

En la actualidad, los nuevos estudios están apuntando a que la presencia de fluidos generaría deslizamientos lentos (duraciones de días, semanas o meses) sobre las fallas, lo que implica que no se tendrían sismos de fuerte magnitud. 

Por lo que se concluye que no hay ningún sustento para decir que la salida de fluidos es un precedente para la ocurrencia de un fuerte terremoto. 

Análisis de un experto 

El experto en Geología y Geoquímica Theofilos Toulkeridis menciona que lo que se ha descubierto no es nuevo, dice que sobre las fisuras en el océano se han hecho miles de estudios durante décadas. 

Él asegura que es absurdo que esto pueda relacionarse con un terremoto. “Han tomado una interpretación totalmente distinta a lo que significa, hay fisuras, pero no pueden causar grandes terremotos”. 

Toulkeridis, asegura que esto sólo intenta crear miedo en la sociedad y hay que tratarlo como desinformación. 

Las audiencias “ociosas”

Tania Orbe, docente de la carrera de Periodismo Multimedios en la Universidad San Francisco de Quito, explica que la desinformación nace cuando los ciudadanos buscan una respuesta, pero la buscan de manera rápida. Eso hace a las audiencias “ociosas”.  

Asegura que la desinformación se da justamente en los temas que nos afectan directamente: sismos, deslaves, lluvias, pero todo en un nivel extremo. “Las audiencias no se dan la tarea de hacer una búsqueda real, lo hacen porque quieren la información en tres segundos”, afirma Orbe. 

Además, dice que, estar todo el tiempo en el celular, hace que la información llegue muy rápido y muchas veces se tiene la necesidad de “publicarlo primero”, sin antes hacer un trabajo de búsqueda para contrastar si lo que se va a publicar es real.  

Orbe recomienda a los usuarios una alfabetización digital y autoeducación, porque no todo se puede conseguir respuestas ‘flash’. “Darnos la tarea de buscar, analizar, ver lo que han compartido medios con credibilidad, eso nos hace mejores ciudadanos”, asegura.  

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