No sólo los actuales operativos del conflicto armado inciden en la mayor cantidad de decomisos. Expertos recuerdan que desde el 2019 se incrementó la producción del alcaloide en el sur de Colombia.
El clorhidrato de cocaína, una de las drogas más traficadas en el mundo, ha experimentado en los últimos años un crecimiento en las incautaciones al pasar de 179 toneladas en el 2022 a 197 en el 2023. Y, solo en lo que va del año ya se ha incautado casi la mitad de todo lo incautado en el 2023.
Así lo reflejan las estadísticas de la Policía, que puntualizan que entre el 1 de enero y el 21 de abril se incautaron 83,9 toneladas de clorhidrato de cocaína, que representan el 42,4% del total incautado de la misma sustancia ilícita el año anterior.
Además, la cocaína ocupa el primer lugar de todos los tipos de droga incautadas en el transcurso de este 2024, lo que representa el 92,3% como en años anteriores. En el 2023 representó el 89,6% de todas las incautaciones de todos los tipos de drogas y en el 2022 el 88,9%.
En segundo lugar de incautaciones, en lo que va del 2024 como en años anteriores, se encuentra la marihuana. Durante el primer cuatrimestre de este año, ya se ha incautado el equivalente al 26,4% de todo lo confiscado de esta sustancia ilícita en el año anterior, y el 31% del total del 2022.
Con una marcada diferencia en volumen, la marihuana ocupa el segundo lugar entre todas las drogas incautadas tanto en el transcurso de este año como en años anteriores. Así, las 5,16 toneladas incautadas en el primer cuatrimestre del 2024 representan el 5,67% del total de drogas confiscadas, el 26,44% de toda la marihuana incautada en el 2023 y el 31% de lo incautado en el 2022.
La pasta base de cocaína y la heroína ocupan el tercer y cuarto lugar, respectivamente, entre las drogas más incautadas, con un ligero decrecimiento en los últimos tres años. Las 3,3 toneladas incautadas en el 2023 representan el 63,15% de las 5,2 toneladas del 2022. Mientras que las 1,78 toneladas incautadas en lo que va del año representan el 53,7% de las 3,32 toneladas del mismo tipo de sustancia incautada durante todo el año anterior.
Frente a estas cifras, expertos consultados comentaron que la persistente presencia de estas drogas en el mercado ilícito recuerda la necesidad de esfuerzos más efectivos, no sólo a nivel nacional, sino en conjunto con países amigos y organismos internacionales para combatir el tráfico, pero también el consumo de drogas.
En todo caso, insistieron en la necesidad de establecer con claridad las causas del fenómeno de la producción y el consumo, para que, en consecuencia, las estrategias que se definan sean viables y permitan obtener resultados concretos en medio de contextos cada vez más complejos debido a la penetración de cárteles transnacionales de narcotráfico en Ecuador que operan con aliados en la política, economía empresarial y hasta en la justicia.
Por ello, insistieron en la necesidad de establecer con claridad las causas del fenómeno de la producción y el consumo, para que, en consecuencia, las estrategias definidas sean viables y permitan obtener resultados concretos, especialmente en medio de contextos cada vez más complejos debido a la penetración de cárteles transnacionales de narcotráfico en Ecuador, que operan no sólo con organizaciones criminales, sino también con aliados en la política, la economía empresarial y hasta en la justicia.
El directivo del Observatorio Ecuatoriano del Crimen Organizado, Renato Rivera, destacó que el aumento en las incautaciones responde principalmente a dos factores. Por un lado, un factor externo vinculado al crecimiento de la producción en el país vecino del norte y por otro lado, dos factores internos: los operativos militares y policiales realizados en el marco del conflicto armado interno y el aumento del consumo local que comenzó durante la pandemia de Covid-19.
Aumento de la producción
Según las investigaciones sobre el fenómeno de la producción de cocaína realizadas por este observatorio, esta se incrementó con el surgimiento de nuevos actores dedicados a esta actividad ilícita después de que el gobierno de Colombia y el grupo insurgente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmaran un acuerdo de paz en el 2016.
En Ecuador ingresa aproximadamente el 70% de esta producción, del cual, a su vez, alrededor del 30% se queda en el país para el consumo local, según el Observatorio.
“El aumento de la producción de clorhidrato de la cocaína en los enclaves productivos, en la concentración de cultivos ilícitos y de laboratorios, en el sur de Colombia incide en el crecimiento en las incautaciones en Ecuador”, comentó Rivera
“Si se miran los datos de Putumayo, en Colombia, el cultivo y la cosecha de hoja de coca en el margen de los 10 kilómetros de frontera con Ecuador ha incrementado, lo que supone que la producción de cocaína está cada vez más cerca a territorio ecuatoriano. Esto daría cuenta como hipótesis que Ecuador podría tener cultivos incipientes de hoja de coca, pero también de la producción de clorhidrato de cocaína”, manifestó.
Sobre el consumo y la prevención
Además de las considerables diferencias en los volúmenes de incautaciones entre cocaína y marihuana —con la primera abarcando un 92,22% de todo lo decomisado en lo que va del año, y la segunda apenas alcanzando un 6,3%—, el mercado y el consumo de ambas drogas también son diferentes.
Así, mientras la cocaína ingresa principalmente desde Colombia y se destina en su mayoría a mercados en el extranjero, la marihuana, casi en su totalidad, se cultiva y produce localmente, como sucede en casi todos los países del mundo, según indica un informe del Observatorio Ecuatoriano del Crimen Organizado.
El representante de dos clínicas de rehabilitación para personas con problemas de adicción a alcohol y drogas, llamadas ‘La Gracia de Dios’, ubicadas en Guayas, José Segarra calificó de preocupantes las estadísticas oficiales de incautaciones. Lo dijo tras recordar las complejas y dolorosas consecuencias personales, familiares y socioeconómicas que tienen las adicciones.
Luego de recordar las normativas sanitarias que regulan los tratamientos en Ecuador, Segarra dijo que “el tiempo máximo para la rehabilitación de un paciente es de seis meses sin importar el tiempo que haya consumido. Lo que importa es el tiempo de calidad que el paciente viva dentro de las instalaciones”.
Durante estos seis meses de rehabilitación, no existe un solo tratamiento, sino tratamientos diferenciados en tres sesiones diarias, adaptados a la situación individual de cada paciente, indicó el representante de las clínicas de rehabilitación. Estas sesiones están a cargo de profesionales de la salud de distintas áreas, como psicología, psiquiatría, neurología, medicina, trabajo social, nutrición, terapia emocional y terapia vivencial.
El primer paso y más difícil, agregó, es el de la decisión de ingreso a rehabilitación. Solo el 1% lo hace por voluntad propia mientras que el 99% por intervención de familiares, incluso con engaños.
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