En tres grandes centros comerciales no se observó una gran afluencia de consumidores. Sin embargo, en una cadena de supermercados se verificó el poder de esta convocatoria con miles de consumidores que aprovecharon la oferta 2×1 en artículos de primera necesidad.
POR: Juan Camilo Escobar
En la víspera, los noticieros de televisión mostraban imágenes de gente ingresando masivamente a dos conocidas cadenas de supermercados de Quito y de Guayaquil, tras esperar en extensas hileras. Algunos, incluso testimoniaban que madrugaron para aprovechar descuentos especiales de 2×1 en artículos de primera necesidad en el marco de la versión ecuatoriana del ‘Black Friday’.
Hoy, último viernes de noviembre, en el día exacto que dicta esta tradición comercial originaria de Estados Unidos, la llegada de consumidores no fue superior a la habitual en tres grandes centros comerciales en el norte de Quito, según constató Ecuador Chequea.
Desde las mismas puertas y accesos principales a estos sitios se notaba el esfuerzo de sus responsables para captar la atención de la gente y para animarle a que ingrese.
Así, el negro y blanco se imponía en el ambiente con globos y letreros que decían «aprovecha los descuentos por Black Friday. Hoy todo menos 20% por Black Friday. Hasta 50% en nuestros black days». Estos anuncios se veían en cadenas de boutiques, calzado y de electrodomésticos.
Pese al afán de visibilidad de las ofertas, el movimiento no era similar al que se observó en la víspera en los noticieros. Consultados sobre esta situación, el administrador de uno de estos centros comerciales y el responsable de marketing de otro, explicaron que, a diferencia de lo que sucede en el Black Friday de Estados Unidos, las réplicas locales, con una gran cantidad de denominaciones, no se limitan a un solo día sino que empiezan con anticipación, incluso desde inicios de noviembre y se extienden, incluso, hasta mediados de diciembre.
Ambos responsables coincidieron en destacar que este año, estas estrategias de atracción de clientes han sido más importantes y, sobre todo, indispensables que en años anteriores para reactivar las ventas que disminuyeron significativamente en dos momentos críticos para el país: a inicios del año por el recrudecimiento de la violencia criminal -que obligó al Gobierno a reconocer la existencia de un conflicto armado interno-, y a partir de septiembre por la crisis energética con apagones prolongados.
«No es un solo día, sino una temporada, pero sí esperamos que en lo que queda de la jornada y el fin de semana llegue nuestra clientela en más cantidad», dijo el administrador de uno de estos centros comerciale, tras recordar que «por los apagones, la gente ya no se queda o ya no viene mucho en la noche, porque aquí podemos tener luz, pero hay temor de regresar a casa con rutas oscuras».
Consultados de manera indistinta, responsables de cadenas tanto locales como extranjeras de electrodomésticos, ropa, calzado, perfumes y artículos tecnológicos, respondieron que la temporada sí ha representado un incremento en las ventas en comparación con meses anteriores.
«Mire usted, el precio original de la keratina es de 45 dólares y mientras dura la temporada del ‘black’ es de 39 dólares», señaló el responsable de uno de los locales de una cadena francesa de perfumes mientras indicaba en el monitor de su sistema interno otros ejemplos representativos de descuentos.
«Aunque en nuestros dos locales de Quito la asistencia sí se incrementó, no se compara con la de nuestros locales en Guayaquil, que solo ayer vendieron lo que se vende en al menos seis días», agregó el responsable de la perfumería, luego de calificar esta temporada como «un alivio frente al bajón general de ventas en todo el país, todo por los apagones».
A pesar de la llegada de algunos clientes indicaron que vinieron a comprobar si efectivamente hay o no precios especiales con descuentos significativos. Dos de los consultados cuestionaron que «sólo es publicidad» y otros cuatro, en cambio, indicaron que encontraron, efectivamente, precios más asequibles.
“Es lo mismo, no he comprobado nada especial en 7 locales que vine a ver power banks”, dijo Carlos Castillo.
Walter Camino, en cambio, dijo que “después de tanto recorrer sí encontré una consola (de videojuegos) a 100 dólares menos. Entonces sí es verdad, pero hay que buscar bien”
El ‘black friday’ un imán para atraer clientes
A pocas cuadras de estos centros comerciales, pero en la misma zona comercial, en cambio, no había la menor duda del poder de convocatoria de esta estrategia comercial: una gran cantidad de gente se aglomeraba tanto en torno a las perchas de artículos de primera necesidad como en las cajas de pago de una cadena de supermercados.
Al ver semejante cantidad de gente, Julio Fonseca, jefe de atención al cliente, recordó que en la víspera, la gente hizo fila de espera desde las seis de la mañana y, a diferencia del año anterior, la demanda de artículos de primera necesidad con una promoción de 2×1 ya no representa el 70%, sino el 50% de la demanda. La otra mitad corresponde, dijo, a mercaderías de todo tipo con descuentos de entre el 20% y el 70%.
En medio de una de las extensas filas frente a las cajas de pago, Juan José García comentó: “Sólo vine a curiosear, a ver, usted sabe, si en verdad hay descuentos. Y sí, me llevo una balanza con 25% de ahorro”.
Otros cuatro clientes consultados, todos con carritos de compra rebosantes de aceites, atunes, quesos, mayonesas y, sobre todo, grandes cantidades de papel higiénico y servilletas, también coincidieron en señalar que se trata de una oportunidad para ahorrar en las compras más indispensables.
“Usted sabe que hay desconfianza por tanta publicidad engañosa, pero esto de aquí, con 100% de certeza, le puedo decir que es una oportunidad de solo una vez en el año. Lastimosamente, esto no se repite”, dijo Claudio Vivas. “Me voy con las compras para tres semanas para tres familias”, aseveró.
Consultada esta tarde sobre estos movimientos comerciales de temporada, la Cámara de Comercio de Quito, evitó emitir un comentario. Sin embargo, en pronunciamientos recientes el organismo gremial ha lamentado que cada hora de apagón representa al menos 12 millones de pérdidas en facturaciones no realizadas.
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