El número de casos positivos de COVID-19 en Ecuador, de acuerdo a los registros oficiales, no se había reducido desde que el pasado 29 de febrero de 2020 la entonces ministra de Salud, Catalina Andramuño, confirmó la presencia de la primera paciente. Pero la mañana de este 6 de mayo las cifras presentadas por el Gobierno mostraron, por tercera vez, una variante desconcertante: de golpe, había 2641 pacientes menos.
Hace dos días, el lunes 4, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional inició una transición del aislamiento social al distanciamiento productivo. Esta situación está acompañada de un sistema de semáforo, en el que según el color (rojo – amarillo – verde) cada cantón puede retomar ciertas actividades. También implica un cambio en la estrategia de comunicación oficial. Las cadenas que se realizaban a diario se transmitirán tres veces por semana: lunes, miércoles y viernes.
El lunes el reporte informativo del avance de la emergencia transcurrió con normalidad y ese se confirmaron 31.811 casos positivos a escala nacional. La cifra implicó un crecimiento respecto al día anterior, como había sucedido regularmente. El martes el Ministerio de Salud Pública (MSP) no presentó la infografía en torno al contagio ni dio explicaciones sobre ese vacío.
Luego de 24 horas sin información oficial, el COE difundió datos ‘sorprendentes’: el número de casos positivos era de 29.240. Es decir, ¿se empezó a aplanar la curva de transmisión del nuevo coronavirus? La pregunta resulta de que se restaron más de 2.000 personas al registro. Pero no.

La explicación que ofreció el MSP fue que se había identificado “registros duplicados de muestras asociadas a los resultados de laboratorios de segundas y terceras muestras”. Es decir: se había ‘limpiado’ la matriz. En cadena nacional, el viceministro Xavier Solórzano aseguró que el manejo de bases de datos es constante, por ello la depuración es rutinaria. “Uno de los problemas que enfrentamos es que el sistema de vigilancia epidemiológica que utiliza el país data de hace algunas décadas y tiene limitaciones tecnológicas”.
🔴Informamos a la ciudadanía que las variaciones que se registran en el boletín de cifras de #COVID19 se deben a la validación constante que identifica registros duplicados de muestras asociadas a los resultados de laboratorios de segundas y terceras muestras. 1/3
— Ministerio de Salud Pública 🇪🇨 (@Salud_Ec) May 6, 2020
El funcionario admitió que el sistema no está preparado para la pandemia. “Teníamos la base de datos producida por el laboratorio que hace el procesamiento de muestras y del otro lado tenemos los registros de la base de datos del sistema de vigilancia epidemiológica. Al juntarlas se encontró que hubo duplicaciones”.
Esto se debería a que las limitaciones no permitían registrar más de una prueba por persona. Los exámenes para descartar COVID-19 deben realizarse más de una vez para confirmar el estado de la persona. “Los más de 2.000 casos corresponden a personas que se hicieron tres o cuatro veces en el transcurso de su enfermedad”, aseguró Solórzano.
Esta no es la primera ocasión en que las cifras saltan irregularmente en el registro oficial. El 23 de abril, en cadena nacional la ministra de Gobierno, María Paula Romo, informó que había 11.183 diagnósticos y 12.200 descartes. Sin embargo, durante la misma cadena, el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, dio otro número, dispar con el de la presidenta del COE. Entonces explicó que en Ecuador se había podido detectar 22.160 casos de COVID-19. Esto implicó que, en menos de 24 horas, aumentaron más de 10.000 contagios. Sí, es confuso.
¿La razón? El Ministro de Salud detalló que, hasta el miércoles 22 de abril, 23.856 tests estuvieron rezagados en los laboratorios. Estos se realizan diariamente y debían pasar por el Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública (Viepi). Por lo tanto, la información no estuvo en la infografía publicada y hubo una demora en la actualización. Esto significa que, hasta el 21 de abril, tampoco era pública la dimensión de la expansión del virus en en el país.
Pero la confusión no termina allí. El 24 de abril el COE nacional informó que no daría cifras hasta el lunes 27. La medida llamó la atención, pues a estadística se había difundido a diario desde el 13 de marzo. Tras dos días sin data, el Gobierno confirmó 23.240 contagios y 663 muertes por COVID-19. Pero en el mapa que compartió aparecían menos casos en las provincias, los cuales sumaban 15.004.
Y ahí se aseguró que desde ese momento en las provincias solo se registran los pacientes confirmados a través de pruebas PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa), los tests de diagnóstico que permiten detectar un fragmento del material genético de un patógeno, en este caso la COVID-19. O sea, no se incluye la información que arrojan las pruebas rápidas.
Así, en al menos tres ocasiones las cifras oficiales preparadas por el Gobierno han sufrido variaciones que desconciertan. Y el resultado de esas imprecisiones genera desconfianza.



