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viernes, diciembre 5, 2025
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Ciberdelincuentes incrementan el uso de ‘deepfakes’ para estafar

Páginas usan la imagen de figuras reconocidas —incluidos periodistas— para estafar con supuestas plataformas de inversión a los usuarios. Publican videos falsos, manipulados con inteligencia artificial, para buscar a sus víctimas. Conoce sus estrategias y cómo no caer en su trampa. 

POR: Esteban Cárdenas Verdesoto

El video tiene su rostro y su voz, sus facciones y sus palabras. Mónica Almeida, periodista de investigación, supuestamente aparece en un estudio de Teleamazonas, con el logo del medio de comunicación. Aparentemente, se oye su voz promocionar una presunta nueva plataforma financiera que rinde frutos casi impensables para quienes invierten, con ganancias de cientos de miles de dólares semanales. Todo parece real. Sin embargo, detrás de todo el aparataje parece estarse fortaleciendo una estafa, una que cobra cada vez más fuerza en los espacios digitales. 

“En las últimas semanas hemos notado un creciente interés en Ecuador por una nueva plataforma financiera, respaldada por entidades gubernamentales. Muchas personas mayores de 40 años han mostrado interés en saber cómo esta herramienta puede ayudarles a mejorar su situación económica”, se oye decir supuestamente a la periodista en cámaras, antes de pasar a lo que pareciera una entrevista con Isabel Noboa, quien es presentada como una de las promotoras de la plataforma que se menciona. 

“Lo primero que hay que señalar es que se trata de una plataforma con acceso limitado, principalmente para mantener su estabilidad y calidad de sus resultados. Concretamente, quienes deseen participar pueden hacerlo con una inversión inicial cercana a los $90 mil, con la posibilidad real de obtener ganancias superiores a los $900 mil semanales. Sé que esta cifra puede llamar la atención, pero es una proyección realista y alcanzable. Es algo similar a obtener un ingreso extra, como un ajuste salarial o una jubilación anticipada, mejorando así la situación financiera personal”, continúa la falsa voz de Isabel Noboa. 

Se dice que la plataforma no está relacionada con criptomonedas, con esquemas piramidales o inversiones especulativas; sino que este espacio estaría realizando inversiones sistematizadas en mercados regulares. Se dice también que quienes entran cuentan con una garantía sobre la inversión, la que permite, si no se gana lo prometido en la primera semana, acceder a la devolución de la inversión. Así, se dicen muchas cosas, con un link que lleva a una supuesta página en la que se puede realizar la inversión. Pero, ¿es esto realmente algo efectivo? O, si quiera, ¿seguro? 

Ecuador Chequea ha verificado esta y otras publicaciones similares. Todas detectadas como falsas. En este caso, Teleamazonas no ha publicado la supuesta entrevista ni información vinculada a la supuesta plataforma. Mónica Almeida ha aclarado que no ha dado estas declaraciones ni ha hecho mención a este espacio en ningún medio de comunicación y, sobre todo, se ha identificado que los videos fueron realizados con inteligencia artificial. 

De hecho, Almeida es una de las personas que ha denunciado ya la existencia de este tipo de contenido en redes sociales. Ella explica cómo amigos y familiares le enviaron el video, preguntando acerca de la veracidad de la plataforma. Por esto, la periodista pidió a las personas cercanas que denuncien la publicación. Sin embargo, asegura, el video continúa circulando y engañando. 

“El problema de fondo es que los dueños de estas redes sociales no hacen lo suficiente al respecto. Meta ya debió haber bajado la cuenta, pero no lo hacen ¿por qué? Porque su principal objetivo es publicitario, entonces como le han pautado publicidad esa cuenta sigue vigente. Meta sabe que publica cosas falsas y estafas, pero no hace lo suficiente para contrarrestar esto. Es lamentable. Y lo mismo ocurre con Twitter (X)”, dice la periodista. 

Así como ella, otras figuras del oficio también han sido víctimas de estas estafas, a través del uso de su imagen. Este es el caso de Isabela Ponce, también periodista y directora editorial de GK, quien asegura que familiares mayores de 50 años le escribieron a publicar sobre una publicación que, bajo la misma lógica, promocionaba este tipo de plataformas de inversión. Ella, al igual que Almeida, denunció el post en redes sociales. Amigos y familia lo han visto y lo han seguido reportando, pero sigue ahí. “Parece que su target es de personas mayores, quizá de 50 años para arriba”. 

Ella recomienda a los usuarios de redes sociales que duden, que nunca compartan, que vean la cuenta de origen de este tipo de publicaciones y consultar o verificar con la persona involucrada; sin olvidar el reportar este tipo de publicaciones. 

Pero, pese a esto, estas estafas continúan vivas en redes sociales. ¿Qué son, cómo identificarlas y cómo no caer en estos engaños? Aquí te lo contamos. 

Phishing y estafas

Lo que enfrentan Mónica Almeida, Isabela Ponce y otras figuras públicas en Ecuador no es un hecho aislado, sino parte de una tendencia global que ha adoptado nuevas y más sofisticadas formas: el phishing impulsado por inteligencia artificial. Aunque la palabra “phishing” suele asociarse con correos electrónicos fraudulentos que buscan robar contraseñas o información bancaria, el concepto ha evolucionado y abarca actualmente cualquier tipo de engaño digital diseñado para que una persona entregue sus datos o dinero, creyendo estar interactuando con una fuente legítima.

La Organización de Estados Americanos (OEA) define el phishing como una forma de “fraude digital que busca engañar a las personas para que revelen información personal, financiera o credenciales de acceso, haciéndose pasar por entidades confiables a través de medios electrónicos”. Tradicionalmente, esto se hacía mediante correos o mensajes SMS que simulaban ser del banco, una institución del Estado o incluso una red social. Sin embargo, en los últimos años, esta técnica se ha combinado con el uso de videos manipulados con inteligencia artificial, conocidos como deepfakes, dando lugar a una nueva variante de estafa mucho más sofisticada y persuasiva.

Según Carlos Gómez, experto en seguridad digital, en este tipo de fraude, los estafadores utilizan software de IA para clonar el rostro, la voz y los gestos de figuras públicas reconocidas, como periodistas, empresarios o políticos, y los hacen “aparecer” en supuestos noticieros, entrevistas o mensajes promocionales. 

En esos videos, la figura suplantada recomienda invertir en una plataforma financiera que promete ganancias exageradas en tiempos reducidos, a menudo presentando supuestos respaldos de entidades gubernamentales o asegurando retornos garantizados.

Según un reporte de Sumsub, empresa global de verificación digital, los fraudes de este tipo crecieron en un 1.530% entre 2022 y 2023, con especial incidencia en América Latina y Asia. Estos engaños se difunden principalmente a través de redes sociales como Facebook, Instagram, TikTok y YouTube, muchas veces utilizando incluso anuncios pagos, lo que les permite llegar a públicos masivos con apariencia de legitimidad.

Lo que los convierte en phishing, más allá de la forma en que se presentan, es que el objetivo central es siempre el mismo: obtener los datos personales y financieros de la víctima o lograr que transfiera dinero bajo engaños. Para ello, el video suele estar acompañado de un enlace que redirige a una plataforma fraudulenta donde se solicita registrarse, entregar datos bancarios o hacer una inversión inicial. A partir de ahí, los estafadores pueden vaciar cuentas, suplantar identidades o desaparecer con los fondos invertidos.

Como explica ESET Latinoamérica, una empresa especializada en ciberseguridad, este tipo de phishing se caracteriza por tres elementos clave:

  • Uso de ingeniería social (aprovechan la confianza que genera una figura pública).
  • Simulación de plataformas confiables (páginas que imitan bancos, medios de comunicación o fondos de inversión).
  • Urgencia emocional o económica (promesas de ganancias rápidas, seguridad total o respaldo institucional).

En Ecuador, casos recientes han involucrado a periodistas como Mónica Almeida y presentadores de noticieros como Ecuavisa, así como figuras como Jefferson Pérez o Isabel Noboa. Ninguna de estas personas ha autorizado ni participado en las campañas que circulan con sus rostros o voces, y en todos los casos, los videos han sido detectados como falsificaciones creadas mediante inteligencia artificial.

El experto asegura que lo “alarmante es que muchas de estas estafas, al camuflarse como entrevistas reales o segmentos de noticieros, logran vulnerar incluso a usuarios que creen tener buen criterio digital”. Y como toda estrategia de phishing, una vez que se entrega la información o el dinero, la recuperación suele ser “imposible”.

¿Cómo operan las estafas? 

Detrás de estos videos manipulados con inteligencia artificial se encuentra una maquinaria digital cuidadosamente diseñada para simular legitimidad, generar confianza y persuadir emocionalmente a sus víctimas. Así lo detalla también Gabriela Izurieta, experta en seguridad digital. “El objetivo es que parezca que la recomendación proviene de una fuente confiable, cuando en realidad todo está orquestado por redes de ciberdelincuentes que operan desde el anonimato”.

El proceso de estas estafas sigue un patrón metódico que ha sido documentado en múltiples informes internacionales, entre ellos el reporte de la empresa de ciberseguridad Kaspersky y el informe técnico de Interpol sobre amenazas emergentes en América Latina, publicado en 2024. En ambos documentos se describe cómo los estafadores combinan técnicas de suplantación digital, manipulación emocional y difusión masiva para lograr su cometido.

El primer paso suele ser la creación del deepfake. Con el uso de herramientas de inteligencia artificial accesibles en la web, algunas incluso gratuitas. “Los estafadores pueden clonar la voz, los gestos y el rostro de cualquier persona a partir de videos públicos”, dice Izurieta. “Hoy basta con un par de minutos de audio y video en línea para replicar digitalmente a una persona con mucha fidelidad”. 

Una vez generado el video, los estafadores lo incrustan en una narrativa convincente, normalmente ambientada en un set de noticias o en lo que parece una entrevista profesional. En el caso de Ecuador, los montajes han utilizado incluso logos de medios reconocidos como Ecuavisa o Teleamazonas, lo que refuerza la credibilidad del contenido ante quienes lo ven por primera vez.

El segundo paso consiste en la distribución masiva del video. Para ello, los delincuentes crean cuentas falsas en Facebook, Instagram, TikTok o YouTube, donde publican el contenido acompañado de textos persuasivos. Muchas veces, incluso pagan por publicidad, lo que hace que el algoritmo de estas plataformas promueva los videos como si se tratara de contenido legítimo. Según el informe de Global Action on Cybercrime de 2023, sólo en Latinoamérica se detectaron más de 35.000 anuncios pagados en redes sociales vinculados a estafas de inversión con perfiles falsificados y vídeos manipulados con IA.

A continuación, aparece el gancho financiero: un enlace adjunto al video que dirige a una supuesta plataforma de inversión. “Estas páginas están diseñadas con sumo cuidado, imitando el lenguaje, la estética y las funcionalidades de sitios reales de bancos o fondos de inversión. Algunas utilizan incluso certificados de seguridad SSL auténticos y dominios que aparentan ser institucionales”, dice la experta.

Una vez dentro del sitio, el usuario es alentado a realizar una inversión inicial, que puede ir desde $100 hasta montos mayores, como los $90 mil que se mencionan en el video falso con Isabel Noboa. Todo con la promesa de obtener rentabilidades del 500% al 1000% en menos de una semana. A esto se suma la oferta de “garantías”, “reembolsos si no se gana” o “bonificaciones especiales para los primeros registrados”.

Estas estrategias se complementan con interacciones automatizadas: chats atendidos por supuestos “asesores financieros”, correos de seguimiento y dashboards internos que muestran falsas ganancias en tiempo real para motivar nuevas inversiones. Como explica el informe técnico de ESET Latinoamérica de 2024, en algunos casos las víctimas creen haber ganado dinero en la plataforma e incluso reciben pequeños “retiros”, como forma de ganarse su confianza. Pero todo forma parte de la manipulación: una vez que la víctima invierte montos más altos, el sitio desaparece, el asesor no responde y el dinero se pierde.

El último eslabón del fraude es la desaparición sin rastro. Las plataformas no están registradas legalmente, operan desde servidores ubicados fuera del país, muchos en jurisdicciones sin tratados de cooperación judicial, y utilizan criptomonedas o procesadores de pago intermediarios para dificultar el rastreo. Según datos del informe regional de Interpol, menos del 5% de los casos de estafas digitales con IA logran ser judicializados en América Latina, debido a las brechas legales y la rapidez con la que estas redes criminales migran y mutan de identidad digital.

La experta, entonces, destaca que estas estafas no son producto de improvisación, sino de un ecosistema tecnológicamente avanzado que combina IA, ingeniería social, publicidad digital y anonimato financiero para defraudar a usuarios desprevenidos. Como señala Carlos Gómez, “estas redes operan con una lógica empresarial: invierten en herramientas, marketing y apariencia profesional, porque saben que la confianza es su materia prima y el engaño, su modelo de negocio”.

Estrategia conocida

La estafa que circuló en Ecuador con los rostros de Mónica Almeida e Isabel Noboa no ha sido la única en su tipo. Casos similares han sido reportados en varios países de América Latina, donde se ha replicado la misma estrategia.

En Perú, por ejemplo, la excandidata presidencial Verónika Mendoza fue víctima de un video deepfake en el que supuestamente promocionaba una “nueva oportunidad financiera respaldada por el gobierno”. El video circuló ampliamente en Facebook y TikTok antes de que la propia Mendoza lo desmintiera públicamente. Poco después, otro video falsificado mostró al entonces presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, apoyando el mismo tipo de plataforma. Ambos contenidos, según verificaciones de medios como Ojo Público, fueron creados con herramientas de inteligencia artificial y distribuidos desde cuentas falsas con anuncios pagados.

En México, ocurrió algo similar. A finales de 2024 se difundió un video de Claudia Sheinbaum, actual presidenta, supuestamente recomendando una inversión en energía con altos retornos financieros. La grabación imitaba un segmento del noticiero Milenio TV y contenía logotipos y animaciones gráficas para simular profesionalismo. Aunque fue desmentido por el gobierno de la Ciudad de México, muchos usuarios lo compartieron antes de que se eliminara. Según reportó Animal Político, la estafa también usaba dominios falsos como “energia-sheinbaum.org” y prometía retornos “superiores al 800%”.

En Colombia, el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, fue víctima de un deepfake que lo mostraba explicando cómo invertir con respaldo del banco central. El video incluía supuestas cifras de crecimiento económico y beneficios para los usuarios que participaran en la plataforma. El Banco emitió un comunicado oficial desmintiendo la información, y advirtió que estos contenidos buscaban “confundir a los ciudadanos utilizando técnicas de manipulación digital avanzadas”.

Todos estos casos tienen un punto en común: lograron engañar a personas reales antes de ser desmentidos. En algunos países, los afectados fueron ciudadanos de clase media o adultos mayores que buscaron estas inversiones como alternativa a la crisis económica o a la falta de oportunidades laborales. Así lo reportaron también medios locales. 

Grupos de riesgo ante estas estafas

En este sentido, la pregunta clave es: ¿quiénes caen con más frecuencia en este tipo de estafas? La respuesta no es simple, pero diversos estudios coinciden en que hay grupos particularmente expuestos. Un informe publicado por ESET Latinoamérica en 2024, basado en más de 8 mil casos documentados en la región, identifica al menos cuatro perfiles de alto riesgo:

Mayores de 45 años, especialmente quienes no crecieron con la tecnología digital. Este grupo suele tener menor formación en ciberseguridad y en muchos casos desconoce la existencia o el funcionamiento de los deepfakes. Además, tienen una mayor tendencia a confiar en figuras públicas tradicionales, como periodistas, políticos o empresarios. 

Usuarios con necesidades económicas urgentes, como desempleados, con deudas o en situaciones precarias. Estas personas buscan alternativas rápidas y “milagrosas” para mejorar su situación financiera, lo que los hace más propensos a aceptar propuestas con promesas exageradas. Gómez agrega que “las estafas digitales con IA apelan a la urgencia emocional: resolver la pobreza, pagar una deuda, jubilarse antes. Y mientras más desesperada sea la situación del usuario, más fácil resulta el engaño”.

Inversionistas inexpertos o novatos, que no tienen un conocimiento sólido del funcionamiento de los mercados financieros y que desconocen las señales típicas de una estafa: rentabilidades garantizadas, reembolsos asegurados o plataformas sin regulación clara. Según datos del estudio de Kaspersky sobre fraudes financieros en América Latina, el 73% de los usuarios que cayeron en estas trampas no había hecho antes ninguna inversión real o formal.

Seguidores o simpatizantes de la figura suplantada, quienes tienen una conexión emocional con la persona que aparece en el video. La confianza depositada en esa figura pública se convierte en un factor de vulnerabilidad. Así lo señala el experto también: “Si alguien admira profundamente a quien ve en una pantalla, lo que diga esa persona le parecerá creíble sin cuestionamiento. Eso es exactamente lo que explotan los delincuentes”.

Aunque estos perfiles representan los grupos más expuestos, nadie está completamente a salvo. “La calidad de los deepfakes mejora constantemente y el discurso de estos videos se adapta con precisión al contexto cultural, económico y social de cada país. Por eso, incluso personas jóvenes o familiarizadas con la tecnología pueden ser víctimas si bajan la guardia”, dice Izurieta.

Como concluye el reporte de Interpol sobre amenazas emergentes, “la combinación de tecnologías de suplantación con ingeniería social no sólo está diseñada para engañar a los menos informados. Está diseñada para engañar a todos. Y eso la hace particularmente peligrosa”.

¿Cómo estar preparado? 

La rapidez con la que se difunden estas estafas, el perfeccionamiento de los videos deepfake y la facilidad con la que se manipulan plataformas digitales hacen que la prevención sea hoy la herramienta más efectiva para combatir este tipo de fraudes. Por eso, organismos internacionales, empresas de ciberseguridad y entidades de verificación recomiendan una serie de acciones concretas para protegerse. Aquí te damos una lista de cómo prevenir caer en esto. 

Desconfía de ganancias poco creíbles: Si una supuesta inversión ofrece retornos del 500%, 800% o más en pocos días, es casi seguro que se trata de un fraude. Como advierte ESET Latinoamérica, “los estafadores apelan a la urgencia para captar a sus víctimas. Ninguna plataforma financiera legítima puede garantizar ese tipo de beneficios en tan poco tiempo y sin riesgo”. En otras palabras: si parece demasiado bueno para ser cierto, probablemente no lo es.

Verifica la fuente original: Muchos de los videos fraudulentos circulan sin ningún vínculo verificable a una fuente oficial. Antes de confiar en lo que dice un video o una publicación busca si ha sido publicado en canales oficiales de la figura pública involucrada; y comprueba si medios de comunicación reconocidos han difundido esa misma información. Si el video está ambientado como una entrevista o un noticiero, entra directamente a la web del canal que supuestamente lo emitió y verifica si existe. Para Gómez, “verificar la fuente es la primera línea de defensa frente a cualquier contenido manipulado”.

No hagas clic: Una de las formas más comunes de propagación de estas estafas es mediante el reenvío entre familiares o amigos. No compartas enlaces o videos sin estar seguro de su legitimidad. Los estafadores cuentan con que las personas repliquen el contenido por confianza, sin hacer preguntas. Desconfiar de cualquier publicación que invite a invertir urgentemente, y que incluya links a sitios que no sean de dominio conocido, es clave para cortar la cadena del engaño.

Mira los detalles: Aunque los deepfakes son cada vez más realistas, aún es posible detectar fallas. Según el informe de Deepware Scanner, los videos generados con IA pueden presentar movimientos labiales ligeramente desincronizados con la voz; parpadeo anormal o expresiones faciales rígidas; cambios extraños en la iluminación del rostro o en los contornos de la cara; o una voz que suena plana o monótona, sin las inflexiones naturales del habla. Estos indicios no siempre son evidentes, pero prestando atención es posible detectar que algo no está bien.

Revisa el dominio: Muchas de estas estafas utilizan páginas que imitan visualmente a bancos, fondos de inversión o instituciones gubernamentales. Pero el dominio web suele tener errores o estar levemente modificado. Nunca entregues información personal o financiera en sitios con dominios sospechosos o poco claros.

No hagas pagos a la ligera: Ninguna plataforma legítima pide adelantar dinero sin documentación formal, ni promete reembolsos garantizados si no ganas. Estas son tácticas típicas de estafa. Para los expertos, este tipo de estrategias están diseñadas para crear una falsa percepción de seguridad que convenza a la víctima de realizar un primer depósito. 

Estos consejos no garantizan una protección total, pero reducen significativamente las posibilidades de ser víctima de este tipo de fraude. En una era donde ver ya no es sinónimo de creer, la verificación se convierte en una necesidad básica, tanto como lo es la contraseña de un correo o la clave del banco. No caigas en la trampa. 

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Pablo Terán
Pablo Terán
Webmaster en Ecuador Chequea. Profesional en Comunicación Social, experiencia-26 años. He trabajado en diferentes medios de comunicación, entre ellos Diario La Hora, por 18 años. Fui Editor de Sociedad, Quito e Interculturalidad. Tengo, además, una maestría en Psicología Holística.

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