La película ecuatoriana Chuzalongo se estrenará mañana en los cines de todo el país. Conoce más sobre la historia de este personaje, la base del film y la importancia de verla. ¡No te la puedes perder!
POR: Esteban Cárdenas Verdesoto
De él solo se han oído rumores. Algunos lo describen con unas orejas muy grandes; cuentan que incluso se le salen de los hombros. Otros dicen que es un ser peludo y hasta narran cómo lo han visto caminar con los pies al revés.
Pero, si en algo coinciden todos, es en su estatura. Es pequeño, muy pequeño; dicen que mide un metro o hasta un poco menos. ¿Un gnomo o un duende? Muchos no saben si su tamaño es porque es un niño, por su mirar tan inocente y delicado, aunque a veces su pelo y malicia lo hacen ver más como un hombre enano.
Pero si de algo se puede estar seguros, es de que esta criatura se ha materializado en relatos, leyendas contadas de abuelos a padres y de padres a hijos en la zona andina de Ecuador. Cuentos que narran que en lo profundo de los ojos de agua o las quebradas solitarias, sobre todo por las noches, acecha su pequeña figura y gran maldad.
Nadie conoce su nombre, aunque todos lo han bautizado como ‘Chuzalongo’; una palabra que en kichwa cuenta todos sus rostros: ‘chuza’, que significa pequeño y ‘longo’, que se traduce como niño o joven. Así lo han llamado por años.
Hoy, esta misma figura toma una nueva forma. Esta vez captada por cámaras y ambientada en los 1800, una época en la que la Revolución Liberal comenzaba a forjarse y en la que las desigualdades entre los latifundistas y los indígenas eran muy marcadas. Hoy, la historia del Chuzalongo vuelve a salir encarnada en la película del cineasta ecuatoriano Diego Ortuño, que busca plasmar la leyenda, dirigida hacia todas las generaciones y en la pantalla grande. Faltan apenas horas para el estreno de ‘Chuzalongo’, que será mañana, 31 de octubre en los cines del país. Aquí te contamos más.
Una nueva historia
En esta ocasión, el ‘Chuzalongo’ cobra la forma de un niño pequeño. Con rostro y mirada angelical. El personaje irá sacando poco a poco la maldad en el interior de un pueblo andino y una hacienda cercana. Allí, la figura acechará a mujeres solitarias, hostigándolas y levantando la preocupación de quienes habitan en la comunidad.
Nicanor, un cura que sirve en este espacio, será quien investigue el caso de una de las mujeres asesinadas por el Chuzalongo. Incrédulo, el religioso se meterá de lleno en la trama y las muertes alrededor de la leyenda que le cuentan los indígenas acerca de esta figura inverosímil. Todo esto, mientras la revolución y el esclavismo vivido por quienes son llamados indios complica cada vez más su trabajo y mientras la desesperación de los comuneros busca frenar con las muertes y desapariciones.
‘Chuzalongo’ es una película que busca transportar a las audiencias y las generaciones al miedo vivido por las comunidades andinas acerca de este personaje, en una trama que se vale de la fantasía, el misterio y el terror. Esto, con el objetivo también de que la leyenda no muera en medio del mar de conocimiento perdido por las nuevas generaciones.
Mantener viva la leyenda
Grace Serrano Carmona, quien fue productora de la película, cuenta cómo este film, en su creación, se basa en una de las interpretaciones dadas por la cosmovisión andina a la figura del Chuzalongo. Para alcanzarlo, la construcción de la película, que inició en 2018, pasó por un arduo proceso de investigación de campo y de visitas a comunidades en las que la figura de este ser era habitual.
Ella misma cuenta cómo antes de este proyecto no conocía tanto sobre esta leyenda. Pero la inmersión en su historia le llevó a comprender que “el Chuzalongo es una leyenda que aún vive”. “Esta se basa, primero, en una reafirmación sobre esta magia y visión andina que nos hace muy nosotros y, luego, en un proceso muy lindo de poder tener la oportunidad de hablar de esto que nos hace muy nosotros pero que a la vez también es muy latinoamericano y muy universal”.
Para ella, esta propuesta es una forma de mantener viva la leyenda y la esencia de la cosmovisión andina, una que representa a Ecuador pero que también se puede ver reflejada en toda la región e incluso ser adaptada a un entorno mucho más global. Esta película, explica, es su aporte para que la leyenda pase de la cosmovisión oral al lenguaje cinematográfico, todo con el objetivo de que las nuevas generaciones, que han ido olvidándola, también la conozcan y la vuelvan a poner en el imaginario colectivo.
La película, filmada en haciendas de Cayambe y el valle de Los Chillos, en Quito, es justamente su principal apuesta. Esta, sin embargo, ha sido ya galardonada y reconocida en varios espacios nacionales e internacionales, “una garantía de la conexión de la historia y el público”.
Seis festivales ya han visto este largometraje: Fantaspoa, un festival brasileño realizado en abril de este año en Portoalegre; Macabro, festival de terror y fantasía organizado en México en agosto; Corrosivo Film Fest, un evento levantado en Costa Rica; y tres festivales realizados en el país: Festival Internacional de Cine (en Guayaquil), Festival Internacional de Cine Friki Parte II (en Quito), y el Festival de Cine Ecuatoriano Kunturñawi (también en Quito).
De hecho, en Macabro la película ganó un galardón como el Mejor Largometraje Iberoamericano del encuentro, un premio que Serrano destaca con voz firme pero alegre.
La película, además, resulta de una coproducción Ecuador, Perú, España y Canadá; un hecho que le ayudó a ganar presupuestos internacionales para su grabación.
Todo este trabajo, además, ha llevado a Chuzalongo a ser elegida en representación de Ecuador entre las 17 películas que compiten por el premio al mejor largometraje iberoamericano, un logro por sí solo.
Serrano asegura que todo esto asegura que esta será una película que envolverá a quien la vea en una trama de suspenso y fantasía andina.
“Chuzalongo es importantísima porque, primero, abrimos el camino al cine de género, que en Ecuador no se hace mucho. Además, es una película de alta calidad y que va a cumplir ese acuerdo implícito del espectador con su película cuando vemos el género que tiene. Tenemos acuerdos que queremos que se cumplan, que se dejen llevar por esta historia y que esto se cumpla. Es importante que las nuevas obras tengan la oportunidad de ser vistas”, así invita ella a ver esta obra en la gran pantalla.
Chuzalongo se proyectará desde este 31 de octubre en Multicines, Supercines, Cineplex y Ocho y medio. Además, parte de su distribución incluirá circuitos de cine rural itinerante para mostrar el film en otros espacios, lejos de las ciudades y más cercanos a la leyenda.
Una nueva conexión
Para Fernando Miño, sociólogo e historiador, este tipo de propuestas son importantes en un entorno en el que las dinámicas comunicacionales han cambiado y las tradiciones orales se han ido perdiendo o han ido desapareciendo.
Para él, leyendas como la del Chuzalongo y otros ejemplos, plasman parte de la cosmovisión andina y de las formas de establecer normas o acuerdos entre las comunidades, algo que ya no se mantiene.
“Antes estas leyendas se transmitían a través de la oralidad y así se mantenían vivas. Pero con el desaparecimiento de este factor también desaparece la misma historia, por lo que llevar estas leyendas a otros lenguajes que permean más en las nuevas generaciones es clave para garantizar que estas sigan vivas”, dice.
Así, asegura, estas propuestas son extractos de la historia de las sociedades y de las comunidades llevadas a un público más grande y más global. “Una forma de mantener la historia”.
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MÁS SOBRE LA LEYENDA DEL CHUZALONGO
De él se cuentan muchos secretos. Dicen que sus pasos rondaban las casas de mujeres y de cabello largo. Una vez dentro, cuando nadie lo veía o escuchaba, abusaba de ellas hasta el cansancio.
Dicen también que, una vez, una joven desafió las advertencias de su abuelo y se aventuró a las montañas al amanecer. La mujer, que además era hermosa, quería quemar la paja del páramo para alimentar al ganado y evitar el castigo que le había impuesto el capataz de la hacienda a su padre.
Así exploró el páramo, hasta que una danza de pajas que se sintonizaba con el viento llamó su atención. A su lado, conejos y aves comenzaron a correr, pero la curiosidad y el hipnotismo de la situación la dejó allí, parada y perpleja. En el trance, sacó una vela de cebo y unos fósforos de una bolsa de muchos colores. Pero algo la tocó antes de encender el fuego.
Al voltear la cabeza no vio a nadie y decidió volver a su labor, aunque pronto su camino se vería frenado por una pequeña figura. Un hombre de baja estatura vestido con poncho, shigra y un sombrero imponente le dirigía una amplia sonrisa y le advertía sobre quemar la tierra, la ‘pachamama’. Este encuentro los llevó a conversar y el pequeño hombre ganó la confianza de la joven.
La joven no volvió a su casa esa noche y sus padres, al darse cuenta, empezaron a buscarla. En el páramo no había señales de ella, ni en el pueblo. No había pistas de su paso, hasta que un día después la mujer apareció por el sendero con una sonrisa grande pero misteriosa y con una mirada particularmente brillante.
Al relatar su historia, la comunidad escuchó atentamente cómo había pasado la noche con un hombre pequeño que, repetidamente, le había hecho feliz. La comunidad, una vez terminada la historia, purificó con rituales a la muchacha, usando agua fría, ortiga y ataduras. Su familia buscó día y noche al responsable, pero la joven había quedado embarazada por el encuentro.
Una noche, en su casa tocó la puerta, justamente, un hombre pequeño con un gran sombrero. Su figura entró al hogar y al cuarto donde estaba la joven. Poco después, ella desapareció para nunca más ser vista. Su abuelo, al escuchar todo, supo quién era el culpable: el ‘Chuzalongo’. Y, aunque todos siguieron buscándola hasta ese entonces, el consejo del anciano fue parar y dejar todo allí. Buscarla sólo lo haría cobrar una nueva vida.
Esta es apenas una de las tantas historias que narran el paso de este personaje por el mundo de los vivos. Aún en zonas como Chimborazo, se narra que este hombre sigue haciendo sus andanzas y que cada vez que un niño albino nace, no es más que parte de la descendencia del Chuzalongo.
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SOBRE EL DIRECTOR:
Diego Ortuño estudió cine en la Universidad San Francisco de Quito. Se especializó en Dirección de fotografía en Cuba y en Cine Documental en Barcelona.
Ha dirigido dos largometrajes documentales: ‘Camino a la meta’ y ‘Bienvenido a tu familia’.
También se destaca su cortometraje ‘Huaca’, que participó en más de 20 festivales y ganó premios nacionales e internacionales.
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