Julissa Ibáñez tiene 21 años y es estudiante de veterinaria y zootecnia de la Universidad de Guayaquil. Ella se contagió de COVID-19 a finales de diciembre del año pasado. En un inicio presentó síntomas como dolor de espalda, cansancio, tos seca e insomnio. Sus síntomas afortunadamente no avanzaron más, a pesar de padecer asma.
Las personas que tienen entre 18 y 26 años de edad y que se contagian de la COVID-19 normalmente tienen síntomas leves como los de Ibáñez o son asintomáticas. Víctor Manuel Álvarez, presidente del Colegio Médico de Pichincha, argumenta que si bien estos jóvenes no padecen los síntomas comunes del virus, son portadores y contribuyen a la transmisibilidad del virus. Además Álvarez confirma que en Ecuador existen personas dentro de ese grupo etario internados en Unidades de Cuidados Intensivos.
Desde el inicio de la pandemia, hasta el 3 de mayo de 2021, en el país se registran 57.744 contagios de jóvenes entre 15 y 24 años, según datos de la Dirección Nacional de Vigilancia Epidemiológica del Ministerio de Salud.Este es el tercer grupo etario con menos casos de COVID-19 confirmados, seguidos por personas entre 25 y 34 años que ascienden a 140.499 casos.
La epidemióloga Andrea Gómez explica que “el riesgo de contagio de los jóvenes es similar al de los otros grupos de edad, es decir, varía de acuerdo con la exposición al virus”. La especialista ejemplifica que el riesgo de quienes trabajan en casa es menor a quienes laboran fuera del hogar; o quienes trabajan en cuidados intensivos con pacientes COVID-19 tienen más riesgo frente a quienes están en otras áreas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha advertido que todos los grupos de edad se pueden contagiar y, además, ser un factor de propagación del virus que pone en riesgo a poblaciones más vulnerables. Según el organismo, la afectación de la COVID-19 no depende solo de la edad de las personas sino también de las condiciones de salud preexistentes. “Esas condiciones sumadas al COVID-19 sí son factores de riesgo que pueden resultar en enfermedades graves y admisión en cuidados intensivos”. Según la OMS “cualquier persona, a cualquier edad, puede enfermar de COVID-19 y presentar un cuadro grave o morir”.
Es decir que la edad no representa por sí sola un factor determinante para presentar cuadros graves de COVID-19, concluyó así la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en un informe publicado en agosto de 2020. Lo que sí representa un factor de riesgo es tener cuadros de salud subyacentes. El informe recalca que “los adultos en edad laboral, es decir, las personas de 15 a 64 años también son vulnerables, (…) muchos de ellos viven con una o más afecciones de salud subyacentes”.
De acuerdo al Plan Vacunarse implementado por el Gobierno Nacional, las personas de 18 años en adelante serán vacunadas en la Fase 2. Actualmente está en marcha la Fase 1, la misma que está prevista culmine el próximo 20 de mayo de 2021.
Algunos jóvenes han optado por viajar a Estados Unidos y vacunarse en ese país. Una de ellas es Milkha Moreira, estudiante universitaria ecuatoriano-estadounidense, quien fue vacunada contra la COVID-19 a inicios de abril en Washington. Ella cuenta que el requisito para acceder a la vacuna es pertenecer a grupos que trabajan fuera de casa.
Tras recibir la primera dosis, la joven de 23 años no padeció efectos secundarios, aunque sintió fatiga apenas una hora después de la inoculación. Ella considera también que los jóvenes deberían vacunarse, debido a que están “más expuestos” a contraer el virus y por estar más “en contacto” con personas a su alrededor. Moreira deberá esperar 28 días para la inyección de la segunda dosis contados después de la primera inoculación.
Los especialistas concluyen que controlar al virus empieza por frenar el contagio y en eso pueden ayudar personas de todas las edades. Ibáñez, por su parte, recomienda a otros jóvenes “ser más consciente” y “seguir los protocolos”, para evitar más contagios.
Este reportaje fue realizado por Manuel Novik y Luis Villacís, estudiantes de periodismo de la Universidad San Francisco de Quito