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Baños: aún no hay respuestas para los afectados por los deslaves 
junio 19, 2024

Los habitantes de Quilloturo y El Placer, amenazados por riesgos de nuevos deslizamientos, esperan su reubicación o reconstrucción mientras se refugian en albergues locales. Los niños de la escuela del sector no atienden a clases, al borde del cierre del año escolar. 

POR: Juan Camilo Escobar

Los sobrevivientes del deslave de una montaña sobresaturada por los aguaceros invernales, que la madrugada del domingo sepultó nueve casas del caserío de agricultores de Quilloturo, en la vía de entrada a la Amazonía, lograron finalmente enterrar a sus muertos la noche del martes.

Fueron tres días de desesperación, por rescatar los cuerpos bajo toneladas de lodo y piedras que redujeron a escombros sus hogares, y por salir a la ciudad para sepultarlos, una vez que los operadores de palas mecánicas y volquetas retiraran espesas capas de lodo, de más de tres metros de altura, que obstruían la vía.

Los féretros llegaron a la iglesia central de Baños en camiones y camionetas, donde también iban de pie, aglomerados, los deudos. La misma noche del martes, tras su entierro en el cementerio de la ciudad, el dolor comenzaba a desencadenar la incertidumbre sobre el futuro en los sobrevivientes.

Se trataba de decisiones que no podían tomar en ese mismo instante, y quizás no puedan hacerlo en un par de días o semanas, cuando ya sea demasiado tarde para evitar que sus hijos se pierdan el tramo final de clases, exámenes y actividades de fin de año escolar.

Tampoco era una preocupación por un futuro lejano, sino por las decisiones inmediatas para reiniciar su trabajo en el cultivo de frutas del que depende su sustento diario, en los campos que ahora permanecen cubiertos de lodo.

Era incertidumbre de toda una comunidad para reconstruir, no sólo sus casas y sus campos, sino sus vidas mismas.

Los habitantes de las comunidades vecinas de Quilloturo, que recibió el impacto directo, y de El Placer, que aunque no fue afectada quedó abandonada por el temor a nuevos deslizamientos de mayor magnitud, se refugiaron en las iglesias católica y evangélica de la vecina parroquia turística de Río Verde. Los vecinos, de manera espontánea, donaron alimentos, vestimenta, calzado e incluso juguetes.

A ambos albergues, según informó el presidente de la Junta Parroquial de Río Verde, William Murillo, llegaron al menos 700 personas, de 362 familias. El funcionario sostuvo que con un informe técnico del impacto social y a las infraestructuras gestionará ante diferentes ministerios una respuesta oportuna. Similar respuesta dio el alcalde de Baños, Marlos Guevara, respecto de la ayuda que se requerirá al Gobierno nacional para la reconstrucción.

Estos, sin embargo, son los dos primeros pronunciamientos oficiales cuyos resultados, en la práctica, aún están por verse. Pero, de la urgencia de esa respuesta, dan cuenta los testimonios de los padres de los 40 niños que hasta antes de la tragedia estudiaban en la escuela de la vecina parroquia de El Placer. No sólo esta escuela, sino decenas de casas de esta parroquia quedaron abandonadas ante el temor de que la montaña se siga sobresaturado de agua y que produzca un nuevo deslizamiento de mayores proporciones.

Xavier Freire, morador de El Placer y padre de una de las cuarenta estudiantes de la escuela, recordó cómo su hija le había descrito con alegría los días del «fin de año». Ahora, con la incertidumbre marcando sus palabras, dijo: «No sabemos qué haremos, dónde nos reubicarán, si será en Baños o en Río Verde».

«La gente ya no quiere regresar por el temor de que la montaña vuelva a deslizarse. Tendremos que correr con los niños en los brazos. Y no podemos estar todo el día en la escuela porque trabajamos en el campo. Entonces, tendrán que quedarse con las abuelitas. No sabemos qué hacer», dijo Freire.

«Nuestras casas no sufrieron daños, pero somos vecinos de Quilloturo, somos parte de la misma comunidad. A simple vista, hay derrumbes en la parte alta de la montaña. Con una nueva lluvia, podría volver a deslizarse y sepultar el caserío. Nadie sabe», añadió con su voz quebrándose por la pérdida de familiares y amigos que fallecieron en las casas vecinas.

Los niños de esta escuela se enteraron del deslizamiento cuando regresaban del paseo de fin de año a las playas y fueron acogidos en un albergue en Baños, recordó la vicealcaldesa, Nelly Rivera, antes de anunciar que ha presentado una propuesta a las autoridades para reubicar la escuela en terrenos municipales en Baños.

“La Alcaldía está hablando con el Gobierno para la reubicación de El Placer y de Quilloturo. Esperemos, porque ese fue el ofrecimiento de un representante del Gobierno para la construcción de las viviendas, con el compromiso de que el Municipio proporcione el terreno”, manifestó la Vicealcaldesa.

“Todos deberíamos unirnos para hacer este pedido frontal al Gobierno, para que no sea que vengan y se tomen una foto. Esta es una propuesta que no se concreta de la noche a la mañana y que hay que trabajarla. Hay dos terrenos en Baños, pero hay que ver si es factible”, comentó.

Luego de cuatro días del deslizamiento, las familias afectadas permanecen en tres albergues, dos en Río Verde y uno en Baños. 

Rosa Herminia Ganán, moradora de El Placer, se encontraba ayer en uno de los albergues de Río Verde y comentó: “A las tres de la mañana todo era un estruendo, casi bajo la montaña recto a mi casa. Desperté a mi esposo y salimos corriendo porque mi casa está cerca a la carretera”.

“Mi casita, como todas las de El Placer, está en riesgo porque arriba la montaña está cuarteada. Con este riesgo todos estamos jodidos, no sabemos cómo podemos volver, cómo podemos reubicarnos. Decimos gracias por la comidita y por las ayuditas que están llegando (a los albergues) pero las autoridades todavía no nos dicen nada de la reubicación. Ahorita no podemos hacer nada con este riesgo”, expresó Ganán.

Tampoco podía hacer nada Margaríta Mariño, una más de las agricultoras de Quilloturo cuyos campos de naranjilla, mandarinas dulces y tomate de árbol se perdieron por completo con el lodo que bajó de la montaña: “Se nos acabó todo lo que teníamos, hasta nuestros animalitos. Ya se fue todo en el deslave, por eso pedimos a las autoridades que, por favor, nos vengan a ayudar, ya sea con la reconstrucción o con la reubicación”.

Hasta el cierre de esta nota, las autoridades confirmaban que el número de personas fallecidas por los derrumbes de este fin de semana ascendían a 14 y que existe una cantidad indeterminada de desaparecidos. Así mismo, se confirmó que continuaba interrumpida de manera indefinida la vía Baños-Puyo, de acceso a la Amazonía, mientras concluyen los trabajos de remoción de escombros que permanecen en esta estratégica carretera

Ataúdes donados

Parte de los ataúdes fueron donados de forma espontánea por vecinos y propietarios de ferreterías de Baños. Karen Pazmiño, joven propietaria de una de estas ferreterías, organizó la colecta de estas y otras donaciones apenas se enteró de la tragedia el domingo. En la mañana del lunes, las camionetas cargadas con estas donaciones fueron de los pocos vehículos autorizados a pasar desde Baños hacia el Puyo por la Policía.

Lucas y Aedes, dos perros especializados en la detección de personas bajo escombros, se unieron el martes a la jornada de búsqueda y rescate de cadáveres entre los escombros de las casas sepultadas por el deslizamiento. Estos dos perros forman parte de una unidad especial de los Bomberos de Quito y estaban alerta ante cada movimiento de las grandes palas mecánicas.

Impacto en el turismo

En estos días, la vocación turística de la parroquia de Río Verde ha sido suspendida para atender a los cientos de damnificados por los deslizamientos, quienes han sido albergados en las dos iglesias del pueblo. Los numerosos deslizamientos en la vía Baños-Puyo han impedido la llegada de turistas a las famosas cascadas y al río de aguas verdes, así como a los numerosos restaurantes y tiendas de artesanías.

Una empresa constructora privada ha destinado 4 excavadoras, 9 volquetas y una cargadora, junto con sus respectivos operadores, para sumarse a las labores de remoción de escombros en la zona cero.

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