El bloque oficialista logró captar la presidencia y cargos clave de la Asamblea con una mayoría momentánea que incluyó votos de sectores opositores divididos, pero ¿podrá mantenerse en el tiempo?
POR: Hugo Constante
La elección de autoridades de la nueva Asamblea evidenció lo complejo que será la relación de fuerzas en los próximos cuatro años y el peso que tendrán los asambleístas “independientes” para definir las votaciones del Pleno. La bancada de ADN que logró en las urnas 66 legisladores, al arranque de la nueva Asamblea se integró oficialmente con 68. Se le unieron Pablo Jurado, quien llegó por Construye; y Edwin Jarrin, representante de Morona Santiago por una alianza entre Sociedad Patriótica, Partido Social Cristiano y Democracia SÍ. En cambio la Revolución Ciudadana se mantiene con 66 legisladores, a pesar de su intento por formar dos bancadas para lograr dos cupos en el Consejo de Administración Legislativa (CAL).
Son las dos únicas bancadas legalmente constituidas. La Asamblea se completa con 17 legisladores de minoría que pertenecen a distintas organizaciones políticas como Pachakutik, con nueve legisladores; Partido Social Cristiano, con cuatro; y otros cuatro legisladores de diversos sectores.
El miércoles, entre sustos y apuros, el oficialismo tuvo que recurrir a ellos con negociaciones de último minuto para lograr la mayoría parlamentaria con la que pudo captar todos los puestos de dirección de la Asamblea y, a su vez, dejar sin espacios de poder al correísmo.
La votación de esos 17 legisladores, en uno u otro sentido a lo largo de la elección de las siete autoridades y del secretario y prosecretario, fue la que finalmente pesó en los resultados favorables para el oficialismo, la que inclinó la balanza, por lo que se prevé que esa sea la tónica en el transcurso de los próximos meses.
Para el asambleísta del correísmo, Franklin Samaniego, el oficialismo logró un acuerdo “pegado con babas” que considera no se mantendrá en el tiempo. Por su parte, la jefa de la bancada oficialista, Valentina Centeno, manifestó que seguirán dialogando con todos los sectores para mantenerse como la primera fuerza política de la Asamblea.
Para el especialista en temas legislativos, Gonzalo Armas, si bien el oficialismo logró consolidar una mayoría inicial, el mantenerla dependerá de la habilidad para gestionar alianzas, mantener la cohesión interna y responder eficazmente a las demandas del país. “La política ecuatoriana es conocida por su volatilidad, por lo que la adaptabilidad y el diálogo serán esenciales para la estabilidad legislativa en los próximo años”, dijo Armas.
‘Se comieron entre ellos’
El oficialismo cumplió su parte para lograr su primer objetivo y en ese camino desnudó la fragilidad interna de Pachakutik y del Partido Socialcristiano, que terminaron por votar divididos.
El oficialista Niels Olsen logró la presidencia de la Asamblea con 80 votos a favor, entre estos los de Edmundo Cerda, Manuel Choro, Carmen Tiupul, Fernando Nantipia, José Nango y Cecilia Baltazar, todos ellos de Pachakutik. Pero sus coidearios Mariana Yumbay, Álex Toapanta y Dina Farinango se abstuvieron.
Esta división de posturas podría ser comprensible si se toma en cuenta que de todas maneras Olsen es del oficialismo, de una agrupación distinta a Pachakutik. Sin embargo, los asambleístas de este movimiento no dudaron en “ponerse” el pie. Nango fue mocionado para la segunda vicepresidencia de la Asamblea y entre los votos a favor tuvo los de Nantipia y Cerda. Sin embargo, sus compañeros del movimiento: Yumbay, Toapanta y Farinango se abstuvieron; mientras que Choro, Tiupul y Baltazar votaron en su contra. A Nango le faltaron tres votos para alcanzar la segunda vicepresidencia de la Asamblea.
Ese cargo fue para Tiupul y sus compañeros del movimiento votaron así: Yumbay, Choro Toapanta y Farinango en abstención. Nantipia, Cerda, Nango y Baltazar, a favor.
Similar división se dio entre los cuatro legisladores socialcristianos. En la elección de Mishel Mancheno (oficialista) como primera vicepresidenta de la Asamblea, los legisladores del Partido Social Cristiano, Alfredo Serrano, Samuel Celleri y Johny Terán votaron a favor. Pero Otto Vera, de esa misma agrupación se abstuvo.
En la elección de Tiupul como segunda vicepresidenta, Serrano, Terán y Vera se abstuvieron. Mientras que Celleri votó a favor. Este último el legislador ya labraba su camino al lado del oficialismo y obtendría su recompensa: la segunda segunda vocalía del CAL aunque sus coidearios Serrano, Terán y Vera votaron en su contra. El PSC prácticamente perdió un legislador.
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