La joven hallada muerta dentro de la Unidad de Brigada Selva, en Orellana, soñaba con vestirse de camuflaje desde pequeña. En medio de las contradicciones que se van evidenciando en el proceso, su familia pide justicia. Conoce los detalles.
Desde que era pequeña, Aidita Ati quería ser militar. Así lo ha asegurado su padre, Luis Ati, quien también sirvió al Ejército y actualmente se encuentra jubilado. Consternado, él recuerda cómo su hija fantaseaba con entrar a las las Fuerzas Armadas para seguir sus pasos.
Ati tenía 25 años cuando su cadáver fue encontrado, el 29 de junio, en la Unidad de Brigada de Selva, en Orellana, donde cumplía con sus labores como subteniente de intendencia del Ejército. En la autopsia, su cadáver presentó señales de violencia y la causa de su muerte fue una asfixia mecánica por politraumatismos; lo que inició una investigación por presunto femicidio a cargo de la Fiscalía General.
Aidita era la primera de dos hermanos. Ecuador Chequea intentó obtener una entrevista con su familia para profundizar en el caso, pero nos dijeron que no darían declaraciones, precisamente por la investigación. Sin embargo, nos enviaron algunos audios con declaraciones que su padre ha dado a diferentes medios de comunicación; audios que hemos usado para esta nota. En ellos, Luis cuenta que su hija llegó a su vida tras haberse sometido a un tratamiento de tres años para poder tenerla. Por esto, la consideraba “su primer tesoro”.
“Siempre ha sido una chica alegre, educada, respetuosa, por los valores que le hemos dado. Y eso no lo digo solo yo. Eso lo dicen todas las personas que le conocieron, los que militaron con ella y fueron compañeros de ella por cuatro años en la Escuela Militar. Eso pueden decir mis vecinos del barrio, eso puede decir todo el mundo. Mi hija cumplió su sueño. El sueño de ella era servir a nuestra Patria siendo militar del Ejército”, dice.
Pero su sueño sólo duró seis años, cuatro como cadete en la Escuela Superior Militar y dos como oficial, luego de haberse graduado como subteniente.
Hoy, el caso continúa en la Justicia, luego de que la Fiscalía activara los protocolos de violencia contra la mujer. En el proceso hay cuatro militares acusados como autores y coautores: Xavier Pinoargote (mayor del Ejército), Freddy Quintanilla (mayor), John Mena (teniente) y Ángel Jiménez (subteniente). Todos ellos han rendido sus versiones y, según la Fiscalía, deberán pasar por evaluaciones psicológicas. Sin embargo, con el pasar de los días surgen más dudas.
Versiones
Las versiones entregadas a la Fiscalía no son claras, pero coinciden en puntos clave. El 30 de junio, el comandante general de la Brigada, Marco Guerrón, rindió una versión libre y voluntaria en la Fiscalía en la que detalla lo que ocurrió el día en que Ati habría perdido la vida.
Según sus declaraciones, el día del femicidio en la brigada hubo una ceremonia especial en honor a dos funcionarios que habían concretado su ascenso. Por esto, se autorizó que se realizara también un “rancho de camaradería”; en otras palabras, una comida para celebrar el hecho. Sin embargo, el comandante aseguró que este evento habría terminado a las 14:00. Luego de esta hora, las actividades normales se habrían reanudado en la Brigada. Pero esto dista de lo dicho por los cuatro implicados.
Las investigaciones de Fiscalía revelaron que la celebración no terminó a las 14:00, sino que se extendió en forma de una fiesta, en la que habría habido consumo de alcohol. Ati también habría participado de este festejo, según lo recabado, hasta alrededor de las 18:00, cuando se retiró a su dormitorio, donde fue encontrada muerta.
Cuatro funcionarios, los mismos que se encuentran investigados, la habrían acompañado. Según sus propias versiones, ellos habrían llevado a Ati a su habitación, donde le sacaron varias prendas y le aflojaron un botón del pantalón. Según el abogado de uno de ellos, esto fue para ponerla cómoda y dejarla descansar.
La versión del comandante de la Brigada también difiere en otros temas. El funcionario declaró a la Fiscalía que, luego de esto, Ati fue declarada muerta el 29 de junio a las 19:30, por la directora del Hospital Básico que funciona junto al Frente Militar, quien comunicó al padre del hecho.
Sin embargo, el cuerpo de Ati fue encontrado por una compañera en horas de la mañana, a las 06:40. Y, según los reportes, el mismo comandante habría llamado al padre poco más de dos horas después para informar su deceso; así lo informó la defensa de Ati, a cargo de la abogada Paola Montoya.
Ella, además, dijo que Guerrón habría comunicado al padre que su hija murió por asfixia provocada por su propio vómito debido al consumo de alcohol que había reportado en la tarde, del cual el comandante declaró no haber tenido conocimiento; en ese lapso, según su versión, se encontraba en una reunión.
Una vez más, esto difiere con los documentos periciales: la autopsia además de la asfixia encontró signos de violencia en Ati, como hematomas en la cara, cuello, tórax, brazos y piernas.
El informe recogido por el personal de la Dinased también reporta que en la autopsia se hallaron hematomas en los genitales, además de «un líquido de color blanquecino». Todos estos indicios han reforzado en la Fiscalía la teoría de un presunto femicidio.
Avance del proceso
El 30 de junio, la Fiscalía procesó penalmente a los cuatro militares acusados como autores y coautores por el delito; allí la institución solicitó que se dictara prisión preventiva contra los implicados. Sin embargo, la jueza especializada en Violencia Contra la Mujer a cargo del caso negó esta solicitud y dictó medidas alternativas. Esto incluyó la prohibición para salir del país y la presentación periódica ante una autoridad judicial.
Esta decisión no fue tomada con buenos ojos por la Fiscalía y la defensa de Ati. La institución criticó la medida y aseguró que se solicitó prisión preventiva porque existe riesgo procesal. La entidad alertó que los uniformados procesados desempeñan su trabajo dentro del sitio donde presuntamente se perpetró el crimen.
Luego de esto, la abogada de la familia Ati señaló que existe un alto riesgo de fuga de los cuatro militares procesados, pues ellos serían quienes llevaron a la subteniente a la habitación. Esto, recordando el caso de María Belen Bernal, quien fue asesinada en la Escuela Superior de Policía y su asesino huyó antes de que el proceso avanzara. Por esta razón, hicieron un pedido de revisión a las medidas cautelares.
Montoya contó que la jueza dictó medidas alternativas a la prisión a favor de los procesados porque los cuatro militares justificaron que “tienen un trabajo, son militares, tienen familia y una garantía económica”.
Actualmente, el proceso continúa su avance previo al fin de la instrucción fiscal, que terminaría, por plazo legal, a finales de julio.
El padre de Ati ha sido enfático en denunciar irregularidades y en la necesidad de que se esclarezca lo que ocurrió con su hija, “presuntamente violada”. Él pide justicia.
“Tengo la percepción de que en una Unidad Militar, donde están uniformados con un criterio para ingresar no es posible que se den este tipo de hechos. Para uno ingresar a las filas del Ejército y para ser miembro de las Fuerzas Armadas, cada individuo pasa un proceso de selección, que consiste en pruebas psicológicas, académicas, médicas, físicas (…) En otras palabras, tiene que estar en condiciones perfectas para poder ingresar a una escuela de formación para ejercer como profesión la parte militar. Yo fui militar y sé que en toda unidad militar hay una guardia las 24 horas, entonces no tengo lógica para explicar por qué nadie vio, nadie escuchó, nadie dijo nada”, dice Luis en audios enviados por la familia.
Y continúa: “No creo que haya un espíritu de cuerpo, no lo puedo asegurar. Yo no he hecho ninguna acusación, las acusaciones salen de los propios miembros de las Fuerzas Armadas y de la Unidad donde sucedió este macabro hecho. Después de la decisión de la jueza no he tenido ningún contacto, respuesta o conversación con el Ejército. Ellos me brindaron el apoyo para trasladar a mi hija desde Lago Agrio hacia El Coca, de ahí a Quito. Me ayudaron a que se active el seguro de mortuoria que dispone todo militar. No he tenido ningún otro tipo de apoyo”.
Por esto, pide que el caso de Aidita Ati se trate con la seriedad del caso y que, de esta forma, se evite que otra mujer pueda ser víctima de este tipo de crímenes.
Te puede interesar:
· 3 tipos de personas podrán pedir su visa a Ecuador en línea
· Emiten alerta de megaterremoto y tsunami en el norte de Chile
