Cuidar los ecosistemas es parte fundamental para que esta especie no desaparezca. Un experto hace un llamado para que se creen políticas para cuidar y protegerlos.
Ecuador es uno de los países con mayor biodiversidad del mundo y según expertos, enfrenta severas presiones y amenazas a sus ecosistemas naturales. Aunque esta riqueza ha atraído a científicos de otros países, lo que han hallado puede ser sinónimo de esperanza o desilusión, como lo que sucedió con la rana ‘Pristimantis ruidus’ o ‘Cutín de Molleturo’.
La primera vez que los científicos vieron a la ‘Cutín de Molleturo’ fue hace 100 años, en 1922, cuando el naturalista George Henry Hamilton Tate, que nació en Londres visitó Ecuador. Entonces, capturó 16 especímenes de ‘Pristimantis ruidus’, nombre científico de la rana.
Esta es una especie de rana endémica de Ecuador y fue encontrada en Molleturo, en Azuay. Esto, durante una expedición para el Museo Americano de Historia Natural; sin embargo, la especie fue registrada científicamente en 1979 por John Lynch.
Mapa de Ecuador que muestra la distribución de las ‘Pristimantis ruidus’ en Azuay. A la izquierda, una vista ampliada del área. Tomado de: Esri, Maxar, Earthstar Geographics.
Esta especie de rana nunca más fue vista. Por un momento, se pensó que esta había desaparecido. Un siglo después, esta pequeña rana fue vista de nuevo. Esta vez, dos especímenes de ‘Pristimantis ruidus’ posaron para los científicos aproximadamente a 6 km al noreste en el bosque de Molleturo.
El hecho sucedió en noviembre del 2022 en la Reserva de Conservación Quitahuaycu, ubicada en Azuay.
Fueron captadas por los científicos Juan Sánchez-Nivicela, Diana Székely, Luis Salagaje, Nicolás Astudillo-Abad, Jaime Culebras, Ernesto Arbeláez y Paul Székely, de acuerdo a lo detallado en una publicación científica que fue expuesta en la revista Zoosystematics and Evolution el 13 de agosto de este año.
Se encontraron dos ranas que son hembras y se caracterizan por tener una piel rugosa, acompañada de varias verrugas bajas redondeadas y el dorso tiene forma de W. Sus tímpanos no visibles externamente y por la falta de crestas craneales, corresponden a las mismas características de la rana encontrada en 1922.
Según los científicos, el sexo y la madurez de estas especies se determinaron inspeccionando los órganos sexuales a través de una incisión dorsolateral y las características externas. Así se determinó que eran “hembras maduras”.
‘Pristimantis ruidus’, ambas hembras. Fotografías: Jaime Culebras y Juan Sánchez.
Los expertos señalan que esta vez, evaluaron las relaciones filogenéticas,que permitieron revelar a ‘Pristimantis ruidus’ como miembro del subgénero ‘Huicundomantis’ , que es una especie con una distribución restringida o que está próxima a extinguirse en el páramo de la misma región montañosa.
En su informe, los expertos detallan que el redescubrimiento de esta especie es sinónimo de que se necesita urgentemente implementar medidas efectivas de conservación y monitoreo para los pocos de los ecosistemas que quedan en el oeste de Ecuador. Estos enfrentan amenazas constantes de toda índole y al parecer no todos son conscientes de que allí se alberga una diversidad de especies que permanece insuficientemente estudiada.
Las primeras ranas descubiertas en 1922 fueron encontradas bajo rocas. Los científicos dicen que esto podría deberse a que en el pasado, las búsquedas de anfibios se realizaban sólo de día por la dificultad de trabajar de noche y varias especies del género ‘Pristimantis’ suelen refugiarse bajo rocas o vegetación durante el día.
¿Qué es la ‘Pristimantis ruidus’?
Está considerada en peligro de extinción o posiblemente extinta, según la escala de conservación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Además, enfatizan que esta rana debería mantenerse con está categorización, debido a su pequeña área de distribución y el poco número de individuos. Sin embargo, recomiendan que ya no se la considere posiblemente extinta, debido al reciente descubrimiento de las dos ranas.
La ‘Pristimantis ruidus’ tiene una muy baja detectabilidad. A pesar de los intensos esfuerzos de búsqueda realizados por diferentes grupos de investigación en el área, su presencia fue pasada por alto durante el último siglo y en todo ese tiempo han podido encontrar a sólo dos.
“Sospechamos que sólo habita áreas densamente forestadas con quebradas y zonas húmedas, por lo que la especie está restringida a las partes mejor conservadas del ecosistema, Bosque siempreverde montano de Cordillera Occidental de Los Andes”, aseguran.
Las características de las ranas hembras son:
- Tienen la cabeza más ancha que larga.
- Hocico corto.
- Sus fosas nasales están orientadas a la parte superior.
- Tienen unos pocos tubérculos maxilares pequeños.
- Los dedos están sin almohadillas redondeadas.
- Poseen una lengua más ancha que larga.
- Sus verrugas son redondeadas.
- En sus brazos tienen crestas bajas.
- Patas con crestas bajas y oblicuas.
- Su piel es como la piel de tiburón.
- Los machos miden de 25.8 a 31.1 mm y las hembras de 37.1 a 39.8 mm.
Rana hembra adulta. Fotografías: Jaime Culebras y Juan Sánchez.
¿Qué significa este redescubrimiento?
El biólogo Juan Manuel Guayasamín explicó a Ecuador Chequea que este redescubrimiento permite a los dedicados a esta materia hacer más trabajo de campo, porque aún hay áreas que necesitan ser exploradas y que no se puede descuidar el trabajo de campo.
“El primer gran mensaje es que se necesita hacer mucho trabajo de campo, para explorar y seguir descubriendo y redescubriendo la biodiversidad del Ecuador”, enfatizó Guayasamín.
Además, hay que darle otra lectura a este redescubrimiento y es la protección de la especie.
“La protección es un tema que es común en el país y eso implica que tengamos una diversidad muy grande. En las ranas por su sensibilidad y por todas sus características, pueden estar amenazadas y este es el caso de esta especie y de la gran mayoría de ranas. Están sometidas a las presiones del medio ambiente, en la caza o la minería. Es por eso que estamos en la obligación de cuidar ese hábitat”, detalla el experto.
Además, hace un llamado a las autoridades a crear e invertir en infraestructura y personal en las áreas protegidas que si bien existen están abandonadas.
“Hay que tener un buen control de las áreas protegidas, para que así primero se pueda crear consciencia de que los animales importan. Esto, a través de los años se ha ido deteriorando, lo que hace que no se hable y se desconozca del tema”, dijo Guayasamín.
El biólogo considera que con este redescubrimiento se vuelve a confirma que no se pueden seguir explotando nuevos ecosistemas para la minería o para los grandes cultivos, cuando aún no se puede descubrir toda la riqueza natural que hay en zonas con baja intervención humana y más aún cuando se habla de un espécimen tan pequeño como la rana.
“La mejor manera de proteger el ambiente es regular la minería que existe en estos ecosistemas. Estamos siempre en esa lucha como científicos y como biólogos que estamos en este país, es muy importante documentar la biodiversidad y tratar de cuidarla y protegerlas”, dijo Guayasamín.
En esto también concluyen los científicos que encontraron a las ranas quienes aseguran que, la especie enfrenta una variedad de amenazas para su población, sobre todo de origen humano como la deforestación en favor de tierras de pastoreo y la industria maderera, además de las múltiples concesiones mineras alrededor de la zona.
Este análisis menciona que el estado de conservación de los bosques de Molleturo, sólo tienen una conservación del 30% y lo catalogan como uno de los ecosistemas más “degradados y fragmentados del Ecuador”, por lo que la vida de las ranas corre peligro.
Los científicos hacen un llamado a que se creen políticas públicas para conservar sus bosques, ya que según el documento, actualmente no se cuenta con un plan de manejo ni está incluida en la política ambiental nacional de Ecuador, por lo que hace que toda el área sea altamente vulnerable a la pérdida y destrucción de la cobertura vegetal natural.
“La situación se agrava por la presencia de numerosas concesiones mineras en toda la zona, así como por la proliferación de la minería ilegal. La parroquia Molleturo presenta uno de los índices de pobreza y desigualdad más altos del país, lo que hace que la zona sea aún más susceptible a una rápida destrucción y la consiguiente pérdida de calidad ambiental”, recalcan los científicos.
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