El ruido se apoderó de los alrededores de los recintos electorales, con ventas ambulantes y conversaciones. Sin embargo, dentro de los recintos la jornada pasó con normalidad, sin demoras ni complicaciones. Una crónica de la jornada electoral.
El brillo resaltaba las luces de los semáforos y los postes en el negro profundo del asfalto. Los rezagos de una noche de lluvia acompañaban al vacío de las calles que, entre el rozar de las llantas de los pocos carros y motos con los charcos, emitían un susurro; el único sonido antes del amanecer.
Quito se despertó entre el frío que carcome los huesos y la expectativa de una nueva jornada electoral, en la que más de 13,6 millones de ecuatorianos acudirían a las urnas, dentro como fuera del país, para pronunciarse sobre las once preguntas propuestas por el gobierno de Daniel Noboa en esta nueva consulta popular.
La jornada inició en la sede del Consejo Nacional Electoral, en Quito. Allí, una carpa del alto del edificio, rodeada de un velo plástico puesto para contener la lluvia, recibió a autoridades de varias instituciones del Estado, incluyendo el CNE, Ministerio de Defensa, Cancillería y fuerzas del orden. El presidente, Daniel Noboa, entre las tonadas de trompetas, también ingresó al evento inaugural de las elecciones para dar sus primeras declaraciones.
“Hoy es el día en el que sepultaremos a un viejo país de violencia, angustia y pobreza”, dijo el primer mandatario en su discurso, con un terno oscuro y delante de los símbolos del país. “Hoy va a triunfar nuestro futuro. Y ese será el legado que dejaremos a nuestros hijos y a las nuevas generaciones”.
Luego de sus palabras, fue Diana Atamaint, presidenta del CNE, la que dio por iniciado oficialmente el proceso electoral: “Con este proceso electoral, los ecuatoriano estamos unidos para enfrentar con determinación la inseguridad, la violencia política y la corrupción”.
Tras la intervención de la máxima autoridad electoral, en medio de un edificio con calles cerradas y un gran contingente militar y policial, sirenas de emergencia anunciaron oficialmente la inauguración de la jornada de votación y la apertura de las mesas electorales. Con esto, Ecuador, una vez más, vió iniciar un proceso democrático; en esta ocasión: un combo que incluyó el referéndum y la consulta popular.
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El aire se tornaba espeso entre olores de carbón y humo. Gritos opacaban el ‘baile’ de pasos y recorridos de cientos de personas que, a compás desentonado, llegaban al colegio Juan Montalvo, uno de los recintos electorales ubicado en el centro norte de Quito. Las afueras de esta institución educativa sintieron lo movido de un día en el que alrededor de 12.600 personas empadronadas acudieron a votar.
“Siga el hornadito, venga por el hornadito”, se oía gritar a una voz aguda entre el ir y venir de conversaciones y personas. Al unísono se sumó el grito de un hombre: “De camarón y corvina el ceviche, vecino. Venga lleve, de camarón y corvina el ceviche”.
Jugos, comibebes, cevichochos, papas con cuero, papas con caucara, snacks, dulces; todo en un solo lugar, mientras los chanchos enteros posaban sobre bandejas en los puestos de hornado. A pocos metros, la entrada del recinto electoral recibía a quienes llegaban y salían de votar.
Esto se repitió, en menor medida, en otros recintos como el colegio Luis Napoleón Dillon, en el centro norte de Quito, donde se encontraban hasta macetas de cerámica. Lo mismo se vio en recintos como el del colegio Montúfar, en el sur de la ciudad, y el Julio Tobar Donoso, en Chillogallo. Todos estos formaron parte del recorrido realizado por Ecuador Chequea desde el inicio de la jornada.
A estas ventas se sumaron los tradicionales plastificadores de papeletas de votación. Entre estos estaba, en el colegio Dillon, Manuel Togán. Él, con arrugas profundas y tintes blancos en el cabello, contó que acudió a trabajar en las elecciones desde el triunfo de Rodrigo Borja. Para Togán, esta es una elección más en su lista.
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Ya dentro de los recintos, fueron pocos los que llegaron a espacios como el colegio Cardenal Spellman en las primeras horas de la mañana. Humberto Ayala aseguró que por motivos de trabajo prefirió ser de los primeros en acudir a votar.
Una vez entregadas las cédulas y ya en el biombo de sufragio, el tiempo de voto no se alargó en la mayor parte de los casos que Ecuador Chequea pudo observar. Este se extendió entre dos y tres minutos. Y es que, mientras en los alrededores de los recintos el ruido y la emoción se vivían entre la comida y las conversaciones, en el interior el ambiente se tornaba de apatía por el voto.
“La verdad no me demoré mucho en votar. En algunas preguntas ya tenía pensado qué votar y en otras fui viendo lo que decían”, dijo Fernanda Calvache, quien también votó en este punto y tardó menos de tres minutos en fijar las líneas en cada una de las 11 preguntas.
Pero esto no fue generalizado. Por ejemplo, Silvia Carola, de 78 años, acudió a votar al colegio Montúfar. Aunque su voto ya no es obligatorio, ella decidió ir por “cumplir con la patria”. Llegó con sus dos hijos y la esperanza de marcar una línea por lo que pueda ocurrir en el país.
Movilidad
Desde el inicio de la jornada de votación el tráfico fluyó con normalidad. Los buses en las estaciones de la Ofelia y del Trolebús no registraron mayores aglomeraciones. Lo mismo ocurrió en otras calles de la ciudad, donde, a pesar de que existieron inconvenientes como semáforos que no funcionaban, el movimiento fue fluido.
Por esto, hubo personas que prefirieron llegar hasta los recintos en bicicleta o ‘scooters’ eléctricos. Este es el caso de Chung Lee, quien subió en bicicleta desde el sector del hotel Hilton Colón hasta el colegio Juan Montalvo. “Todo fue cuesta y fue un ejercicio pesado, pero es bueno para días como estos”.
Su medio de transporte le permitió llegar hasta el ingreso del recinto electoral, aún con las calles cerradas: “Fue lo más cómodo”.
A él se sumó Gustavo Díaz, quien llegó al Colegio Luis Napoleón Dillon en su ‘scooter’ eléctrico. Sobre una superficie de metal y guiado por dos pequeñas ruedas, él pudo dejar su transporte ya dentro del recinto para ir a votar. Este no esperó más de cinco minutos entre su entrada y su salida.
“Tenía apuro y la mejor opción era venir en el ‘scooter’. Así uno viene más rápido, porque si no, con las calles cerradas y tener que buscar donde dejar el carro, no iba a alcanzar”, dijo.
Seguridad
Dentro y fuera de los recintos, uniformes verdes de diferentes tonalidades desfilaban de un lado al otro, dando guías a las personas y, según informó Byron Laica, capitán del Ejército, brindando seguridad, tanto a los electores como a los votos que se emitieron en cada uno de los espacios.
De los operativos participaron un total de 57.129 policías y 51.438 militares. Eso sí, aunque se anunció que todos los espacios contarán con registros de maletas y bolsos en las entradas, esto no se cumplió en todos los recintos.
Según el último informe brindado por el Consejo Nacional Electoral y la Policía Nacional, no se registraron mayores novedades hasta las 17:00 ni emergencias de gravedad. En el caso de citaciones, se realizaron un total de 364 por incumplimiento de la ‘ley seca’ y de personas alcoholizadas que llegaron a las urnas. Pero el dato que más llamó la atención fue el 28% de ausentismo, lo cual el propio consejero José Cabrera reconoció que les preocupa.
Además, la Policía informó que durante la jornada se realizaron 6.984 operativos. Como resultado de estos se reportaron 772 personas aprehendidas, 84 armas de fuego decomisadas, 164 vehículos retenidos, 381 vehículos recuperados y 303 armas blancas incautadas. También fueron detenidas 12 personas por suplantación de identidad.