Más de la mitad de los centros de este tipo se encuentran en esta región del país. Es la zona en la que la actividad tiene mayor influencia.

Pese a que no hay una estadística detallada sobre el desarrollo del turismo comunitario en el país, algunas cifras entregadas a Ecuador Chequea por parte del Ministerio de Turismo muestran el peso que tiene esta actividad. Por ejemplo, se puede concluir que la Amazonía es la región en la que esta actividad tiene mayor influencia.

En Ecuador están registrados 39 centros de turismo comunitario, de los cuales 20 están en cuatro provincias de la Amazonía. Es decir, el 51.28% de los centros de turismo comunitario del país se encuentra en esta región.

Desde el 2015 al 2022, las actividades relacionadas al turismo han logrado recaudar un total de $1.100,92 en toda la Amazonía. Orellana fue la provincia que generó más ingresos por turismo con un total de $305.000.

Le sigue la provincia de Sucumbíos con $279.000, Napo con $183.000, Pastaza con $137.000, Morona Santiago con $105.000 y Zamora Chinchipe con $90.000.

Centros turísticos comunitarios

San Virgilio es una comunidad ubicada en Pastaza en el kilómetro 35 de la vía Puyo – Arajuno y es un centro de turismo comunitario. Su nombre fue colocado en honor al patriarca de la familia que, junto con su esposa fueron los primeros en poblar la comunidad.

El proyecto turístico fue denominado como Akangau, debido a un ave representativa de la zona, que suele posarse en lo más alto de los árboles para reunir a todo tipo de aves alrededor de ese árbol. El ave los atrae con su particular canto, en el que se escucha: “akangau, akangau, akangau”.

Los comuneros de la zona son los encargados de enseñar la comunidad en la que resaltan la cultura kichwa y protegen la naturaleza que rodea el sitio. Desde ahí, realizan presentaciones artísticas, bailes típicos, historias autóctonas y eventos tradicionales como la toma de guayusa o ayahuasca. Esta es una bebida típica de la Amazonía, la cual se realiza a manera de un ritual para purificar el cuerpo y tomar energía para las labores. En la comunidad se ofrece un hospedaje único, el que permite desconectarse de la realidad para conectarse con la naturaleza.

En San Virgilio, las personas de la comunidad brindan su bebida típica que está hecha a base de uva de monte fermentada. María Santi prepara el plato de comida que acompaña a esta bebida refrescante.

Las personas de la comunidad aseguraron que se encuentran preocupados, pues en los últimos 3 años la actividad turística en la zona disminuyó. Este decrecimiento lo atribuyen a la pandemia. Sin embargo, pese a la crisis que esta ha significado aseguran que trabajan para fortalecer el turismo de la zona.

Las gotas de lluvia se escuchan mientras caen sobre las hojas de los árboles que rodea a la comunidad, mientras la lluvia nos invade, caminamos con Wilfrido Santi, comunero de San Virgilio hasta llegar a su casa. Allí, nos espera su esposa quien utiliza el barro para la elaboración de las tradicionales mokawas. El barro es recolectado de los ríos, con el que luego se forma una masa que es almacenada para su uso.

En la cabaña principal, se encuentra María Santi quien esa las artesanías fabricadas por ella. Los precios de los productos van desde los $2 hasta los $20. Santi detalla que estos objetos se los pueden obtener en el lugar como un recuerdo.

Al finalizar el recorrido de la comunidad nos ofrecen la comida típica de la zona, un delicioso maito de pescado acompañado de yuca, ensalada y arroz, este plato es cocinado en la hoja de plátano que aporta su sabor único y exquisito.

Tras la visita a Pastaza, viajamos hacia el sur a la provincia de Morona Santiago, que es una de las provincias con gran variedad de flora y fauna, considerada como un paraíso por descubrir. Esta provincia está compuesta por doce cantones: Palora, Gualaquiza, Huamboya, Pablo Sexto, Taisha, Morona, Sucua, Logroño, Méndez, San Juan Bosco, Tiwintza y Limón Indanza, que limita con la frontera de Perú.

En Morona Santiago conviven culturas como: shuar, achuar, mestizos y macabeos. Allí, llegamos al centro Yampimkia, ubicada en el cantón Sucúa. Patricio Pinchupa, director de este proyecto afirma: “Yampimkia es un tigre, dueño de la selva que cada agosto del año baja y visita este lugar, no nos hace ningún daño porque no le molestamos, en honor a ellos a mi primer hijo le pusimos su nombre y luego de ello decidimos poner el mismo nombre a nuestro lugar turístico”.

Desde hace aproximadamente cinco años Patricio junto con su familia emprendieron este proyecto turístico, que ofrece varios servicios como: senderismo, rituales ancestrales, música, danza, artesanía, gastronomía, entre otros.

En estos cinco años han contado con apoyo de universidades extranjeras y organizaciones sociales que han ayudado a los proyectos de reforestación. Y, su mayor fuente de ingresos está enfocada hacia los turistas.

Yampimkia, es un lugar paradisiaco que cuenta con una cabaña y que, al llegar un huésped, se realiza un ritual de bienvenida, el que consiste con echar el humo del tabaco para limpiar su espíritu de los malos aires. En el proceso se observa un líquido entre negro y verdoso, que se debe inhalar con el fin de causar estornudos para despojarse de las malas energías

Los precios de los paquetes turísticos $30 para turistas nacionales y $150 para turistas extranjeros. Aproximadamente cada 3 o 5 meses, llegan a Yampimkia dos o más estudiantes de universidades extranjeras de Chicago, Estados Unidos y Francia, quienes se aventuran a conocer la Amazonía ecuatoriana.

Luego del ritual de bienvenida, se puede realizar un recorrido en un sendero que permite divisar un sin número de árboles y plantas que se encuentran en cuidados y reforestación. En Yampimkia está prohibido la caza de animales, pues en el lugar se puede observar varias aves insignias de la zona. Además, se puede disfrutar del majestuoso y cristalino río Kunkints o atreverse a balancearse en el ´columpio de la muerte´.

Yampimkia y San Virgilio son un pedacito de naturaleza que nos regala la Amazonía ecuatoriana.

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