El debate en el Pleno giró alrededor de los intereses políticos y personales para direccionar los concursos de selección de autoridades.
Que en las sesiones del Pleno del Consejo de Participación Ciudadana (CPC) sus autoridades se griten, se interrumpan, se cuestionen, se lancen indirectas sobre la conducta ética, se apaguen los micrófonos no es nada raro.
Ocurre en este Consejo presidido por Sofía Almeida y ocurrió en el que presidió el cura José Carlos Tuárez, primero, y luego Christian Cruz Larrea.
Pero en la sesión de hoy —que fue virtual— el organismo tocó fondo, el Pleno terminó en un debate casi de cloaca, sin el más mínimo respeto por nadie, con denuncias de lado, ‘sacándose los cueros al sol’, como se dice popularmente.
Todo se generó por el cambio del orden del día mocionado por el consejero Hernán Ulloa, para que se trate la reforma al reglamento para el concurso de selección del Contralor General del Estado, documento aprobado en julio de 2021 con votos de la mayoría de ese entonces —Almeida, David Rosero, Javier Dávalos e Ibeth Estupiñán— y que ha sido cuestionado por la minoría: Hernán Ulloa, María Fernanda Rivadeneira y Francisco Bravo.
En la votación de la moción no se activó el micrófono de Estupiñán, cuyo pronunciamiento se ha vuelto decisivo, ya que ha inclinado la balanza hacia la minoría. Por eso se esperaba que apoyara la moción de Ulloa. La consejera denunció que había sido sacada del Zoom, que la habían botado de la sesión virtual.
Alerta 🇪🇨 | En la sesión ordinaria #3 del Pleno del #CPCCS no se me permitía ingresar, luego se me sacó del zoom y finalmente se me bloquea pare que no ingresé a la sesión y no ejerza mi votación en relación a analizar aportes ciudadanos al reglamento del concurso de #Contraloria pic.twitter.com/F7R1DTbHII
— Ibeth Estupiñán Gómez (@IbethEstupinan) January 26, 2022
“Considero que estas prácticas son bajas. Considero importante apoyar la incorporación al orden del día”, manifestó Estupiñán, quien dio su voto a través de la conexión de la consejera Rivadeneira, con lo que se aprobó la moción.
En la continuación de la sesión tuvo que intervenir por teléfono y apeló a la presidencia de Almeida por no permitirle, dijo, ejercer su derecho al voto ni presentar mociones por algún “miedo o temor” de la Presidenta del organismo.
‘Confesionario’ público
Apelada la Presidencia de Almeida y bajo la conducción de Rosero (vicepresidente), el Pleno se convirtió en un confesionario público, donde los consejeros ventilaron sus graves diferencias no sólo políticas o de gestión, sino personales.
“Basta de vulneración de derechos, basta de manipulación política”, gritó Estupiñán sumamente exaltada. Y se destapó. Pidió a Almeida y a Rosero que renuncien; declaró que había votado por ellos para que presidan el organismo porque le fueron a pedir apoyo personalmente, pero que en el trayecto se ha dado cuenta de que “tienen intereses oscuros”, por lo que se separó de la mayoría.
Acusó a la administración de Almeida de querer tomarse por asalto el Consejo para cumplir con acuerdos y componendas; de falta de transparencia en las actividades financieras. “Sofía, basta de mentiras, basta. Este es el momento de honrar nuestra descendencia dejando en alto las funciones que ejercemos”, dijo.
Por su parte, Rivadeneira opinó que es vergonzoso que el país sea testigo de las actuaciones de Almeida, que generan, a su criterio, un repudio nacional. “Creo que no se puede caer más bajo de lo que hoy día ha caído Sofía Almeida, actuaciones que dan repudio”, aseguró.
Más conflicto
Almeida no se quedó atrás. “Siento vergüenza ajena por estas actuaciones”, manifestó, al tiempo de asegurar que lo que buscan es desprestigiarla y difamarla, con el objetivo de cooptar la presidencia y manejar de acuerdo con sus intereses personales los concursos de selección de autoridades.
Y cuestionó el trabajo de sus detractores. De Rivadeneira dijo que tiene el problema de siempre: hablar mal de las personas, porque así le han comentado; y que está obsesionada por la Presidencia del organismo, un cargo que no ha obtenido por más que buscó respaldo en varias organizaciones políticas. “Ya supérelo, consejera”, le pidió.
A los cuatro consejeros que le cuestionan les recordó que tienen problemas legales, especialmente Estupiñán, por lo que buscan direccionar los concursos para cumplir acuerdos políticos que les saquen de esos conflictos. “Consejera, nadie le puede arreglar su problema”, le dijo en referencia a una investigación por presunta concusión.
A su turno, Bravo manifestó que él también siente vergüenza, pero por las actuaciones de Almeida, a las que calificó de impresentables porque quiere dirigir el Consejo, aseguró, como si fuera una finca o su propiedad privada.
Y le comparó con el cura Tuárez, pero sin sotana, por lo que le recomendó que mejor se vaya a la casa en vez de actuar a nombre de su familia. Esto en referencia a que el tío de la presidenta es Luis Almeida, asambleísta y alto dirigente del PSC; mientras que su padre, Pedro Almeida, sería el que toma las decisiones en el CPC según el portal 4 Pelagatos.
Para Bravo, todas las autoridades del país que han sido gobernadas por la familia, han caído. Citó el ejemplo del exalcalde de Quito Jorge Yunda. “Usted es una mujer joven, formada, creo que es inteligente. Pero todos los funcionarios y dignatarios que han metido al seno de sus administraciones a su familiares, han caído”, reiteró el consejero.
En tanto que Dávalos, del grupo de Almeida y Rosero, consideró que la actuación de los exminoría no busca más que tomarse el Pleno del Consejo y la Presidencia.
La apelación a la Presidencia, para esta sesión, se aprobó con cuatro votos a favor, una abstención (Rosero) y uno en contra (Dávalos).
Rosero se quedó como Presidente encargado de esta sesión con el objetivo de analizar otros procesos de selección. Se declararon en sesión permanente para trabajar hasta evacuar todos los puntos. Hubo un receso para el almuerzo, pero Rosero postergó la reinstalación de la sesión por haber sufrido una calamidad doméstica. Volverán a encontrarse este jueves a las 11:00.
El antecedente
El ambiente en el organismo se volvió más denso desde el 29 de diciembre de 2021, cuando la mayoría que imponía sus votos (Almeida, Dávalos, Rosero y Estupiñán) perdió el respaldo de Estupiñán que se alineó con la minoría.
Desde entonces, Almeida no ha dudado en suspender bajo cualquier pretexto las sesiones cuando ha estado en riesgo la aprobación de sus propuestas.
El 5 de enero suspendió la sesión donde se iba a aprobar el reglamento para designar al Superintendente de Compañías.
En plena transmisión, con la señal al aire en buenas condiciones, Almeida, al comprobar que la minoría se iba a imponer nuevamente con el voto de Estupiñán, suspendió la sesión argumentando que el Departamento de Tecnología le había informado que la sesión no se estaba transmitiendo en vivo por las plataformas digitales. Cuando sucedía todo lo contrario.
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