Manabí y Los Ríos son las provincias más golpeadas por el temporal invernal. El Inamhi anticipa un leve descenso de precipitaciones hasta la próxima semana. Sin embargo, explica que aún hay condiciones para que continúen las lluvias de menor intensidad en la Costa.
POR: Juan Camilo Escobar
Al menos 49 personas han muerto y más de 235.000 han resultado afectadas por las intensas lluvias registradas en Ecuador entre el 1 de enero y el 7 de mayo, según el más reciente informe de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR).
Durante este periodo se reportaron 3.184 eventos adversos relacionados al clima en las 24 provincias del país, con impacto en 208 cantones y 812 parroquias. Las provincias más golpeadas por las lluvias son Manabí, Los Ríos, Guayas, El Oro y Loja.
Manabí lidera la lista con 90.252 personas impactadas, seguida por Los Ríos (52.356), Guayas (45.514) y El Oro (25.376). En total, se contabilizan 45.072 damnificados y 190.542 afectados. Además, se reportaron 61.270 viviendas afectadas y 803 completamente destruidas, junto con daños en 147 kilómetros de vías, 65 puentes dañados y 30 destruidos.
Entre los eventos más frecuentes destacan los deslizamientos (41,8%) e inundaciones (36,6%). También se registraron colapsos estructurales, socavamientos, vendavales, aluviones y granizadas.
La respuesta humanitaria incluyó la entrega de 274.279 bienes por parte de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) y 128.422 adicionales por instituciones del Sistema Nacional Descentralizado de Gestión de Riesgos (SNDGIRD). Estos insumos comprenden kits de alimentación, higiene, abrigo y utensilios para cocinar y dormir.
Actualmente, se encuentran habilitados 37 alojamientos temporales donde están refugiadas 768 personas. Las autoridades han declarado emergencias locales en 68 cantones y 16 parroquias, y se mantienen activas alertas roja, naranja y amarilla en diversas provincias.
El pronóstico del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) para hoy es que continuarán las lluvias de intensidad variable, especialmente, en el interior de la región Litoral, la Amazonía y las estribaciones de la cordillera.
Un técnico del Inamhi indicó que, aunque las precipitaciones han disminuido en la zona Litoral y ya no se presentan con la misma persistencia que durante el evento extremo de 22 días consecutivos de lluvias registrado en febrero, las altas temperaturas en amplias zonas del océano Pacífico frente a la costa ecuatoriana siguen generando condiciones propicias para la evaporación y la acumulación de humedad, lo que mantiene la probabilidad de nuevos episodios de lluvia.
Sin embargo, el pronóstico prevé que la intensidad de las precipitaciones irá disminuyendo de manera paulatina en la zona centro-sur del Litoral a partir del fin de semana y durante la próxima semana. Sin embargo, no se descartan lluvias puntuales de corta duración en áreas específicas.
Uno de los cantones más afectados por el temporal invernal es Mocache, donde las lluvias provocaron el colapso de un tramo del malecón el pasado 22 de abril. El aumento del caudal del río habría debilitado la estructura, según autoridades locales.
El área afectada permanece cerrada al tránsito peatonal y vehicular mientras se evalúan los daños. En marzo ya se había retirado un puente metálico del mirador por fallas estructurales.
En las zonas rurales del cantón, agricultores han reportado pérdidas en cultivos de ciclo corto, lo que agrava la situación económica de numerosas familias. Algunos residentes han optado por evacuar hacia viviendas de familiares o casas de acogida ante el riesgo de nuevos colapsos.
CRITERIO
Consultado sobre este tema, el experto en gestión de riesgos, Christopher Velasco, advirtió que el aumento sostenido de personas e infraestructuras afectadas durante cada temporada invernal pone en evidencia la urgente necesidad de que los gobiernos locales y la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos adopten un enfoque preventivo y proactivo, en lugar de continuar con una respuesta reactiva.
Velasco recalcó la importancia de establecer una política pública integral de gestión de riesgos basada en dos componentes clave: primero, el fortalecimiento del control municipal sobre el uso del suelo, con el objetivo de prevenir el asentamiento de población en zonas expuestas a amenazas naturales; y segundo, la conformación de fondos permanentes, tanto locales como nacionales, destinados a la mitigación de riesgos, no sólo ante inundaciones, sino también frente a deslizamientos y otros eventos asociados a fenómenos hidrometeorológicos.
“Una de las cosas importantes que debemos entender, antes de estimar la vulnerabilidad física de las edificaciones frente a eventos, es la necesidad de contar primero con registros administrativos municipales que nos indiquen cuánta población habita en los territorios, cuántos asentamientos existen y con qué características”, explicó.
Velasco advirtió que, en ciudades como Quito, se estima que el 75 % de las edificaciones han sido construidas de forma informal. “Pero si queremos hacer estudios más profundos sobre los riesgos, no contamos con datos oficiales, ni en Quito ni a nivel nacional, sobre los impactos reales de los fenómenos naturales”, concluyó.
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