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36,7% del agua que se consume en vasos contiene la bacteria E.Coli
septiembre 11, 2023

Las cifras más recientes establecen que Morona Santiago encabeza la lista, con un 70,2%; seguida por Orellana, con un 67,8%, y Zamora Chinchipe, con un 61,7%. Y, aunque Quito tiene las cifras más bajas, esta realidad se puede encontrar incluso en la capital. 

Inclemente y con todo su poder, el sol elevaba al mediodía de hoy la temperatura de las calles de tierra de Tenerías, uno de los barrios más antiguos de Quito, localizado en la parte alta del noroccidente de la capital ecuatoriana. Para proteger al hijo de apenas dos años del sol canicular, Jennifer Guacollante le cubre la cabeza con una capucha y le entrega un pequeño envase ‘tetra pack’ de leche.

Mientras su criatura absorbe desesperado el refresco, esta madre adolescente, de 17 años, lamenta no poder darle un jugo de frutas o un té de hierbas aromáticas que tanto le han recomendado sus mayores, para que crezca saludable.

“El agua no viene todos los días y, cuando viene, no viene tan limpia. Del ojo sale pura, muy pura, pero acá ya viene con restos de la tubería. Cuando llueve nos cortan el agua y, al siguiente día, viene sucia”, explica sobre una de las principales causas que le obligaron a evitar darle de beber agua de manantiales del Pichincha, con el sistema que la propia comunidad construyó hace 73 años.

«En los dos años que tiene le he llevado siete veces al médico. Y siempre es por el mismo problema de dolores de estómago, diarreas y cólicos que le produce el beber el agua que llega acá», comenta, mientras otro par de vecinos mueven sus cabezas, asintiendo a lo que ella dice, con gestos de gravedad en sus rostros.

Los médicos le han comentado a Jennifer que una de las causas de los recurrentes problemas estomacales de su hijo Brayan es que el agua que consume contiene la bacteria Escherichia coli.

Este caso de Jennifer es apenas uno de una gran cantidad que afecta al país, tal como lo confirmó la Encuesta Nacional Sobre Desnutrición Infantil (ENDI), que el Gobierno presentó la semana anterior.

La ENDI, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), reveló que el 36,7% del agua que se consume en vasos contiene la bacteria E.Coli, conocida por causar cólicos abdominales, diarrea y vómitos.

Estas estadísticas, en consecuencia, confirman que la presencia de E.Coli se ha convertido en un problema de salud pública en el país, ya que puede encontrarse tanto en el agua como en alimentos contaminados. 

Los resultados de la ENDI muestran que el 57,9% de los hogares consumen agua proveniente de la red pública, y de estos, el 16,8% recibe agua con E.Coli. Además, del 32% de los hogares que consumen agua en bidones, un 34,2% tienen agua contaminada con esta bacteria.

El informe puntualiza que la provincia de Morona Santiago encabeza la lista, con un preocupante 70,2%; seguida por Orellana, con un 67,8%, y Zamora Chinchipe, con un 61,7%.

Quito, en cambio, se destaca como la ciudad con menor presencia de E.Coli en el agua potable: tan sólo un 0,3% de la red pública y un 1,3% del agua en vasos presenta esta bacteria. 

Este problema de salud pública afecta especialmente a los niños y adultos mayores, quienes corren un mayor riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con la E.Coli. La ENDI revela que el 36,7% de los niños menores de 5 años consume agua contaminada con esta bacteria, lo que subraya la urgente necesidad de abordar esta cuestión en Ecuador.

En un informe publicado en el 2021, al que hace referencia la ENDI, la Unicef establece tres condiciones clave: que no contenga residuos de heces fecales, que sea de fácil acceso y que haya suficiente cantidad para el consumo

Estas últimas dos condiciones no se cumplen en Tenerías y sus barrios aledaños de Velasco y Uyachull en donde, en la práctica, hay racionamientos de agua de apenas dos horas por semana, una hora el lunes y otra el sábado, contaron a Ecuador Chequea sus vecinos.

Lo dijeron luego de recordar que el sistema de agua no es potable, sino de traslado directo desde manantiales ubicados en el Pichincha, mediante extensas tuberías que la propia comunidad tendió.

Para enfrentar este racionamiento, los vecinos han instalado sobre los techos de sus casas unos voluminosos tanques de reserva. 

José Ramos es uno de los pocos vecinos que aún viven, que ayudó a construir esta red de tuberías. “Hoy tengo 80 años. Cuando tenía siete, ayudé a mis mayores en los dos meses de mingas que se demoró poner las tuberías para traer el agua desde el ojo hasta acá. Pero hoy ya no viene, más lo que se paga y no viene el agua”, lamenta, luego de recordar que este sistema que administraba inicialmente la comunidad pasó, hace cinco años, a manos del Municipio, que instaló medidores en las casas de los vecinos y coloca cloro en el líquido para desinfectarlo.

“Tanto que ofrecen y no dan agua potable”, vuelva a recordar a numerosos equipos de campaña electoral de candidatos a alcaldes y concejales que ha visto llegar en tiempos de elecciones durante las últimas décadas.

En el barrio de la comunidad de Catzuqui de Velasco, la vecina Abigail Ramos, contó que “los vecinos de la parte baja acumulamos en los tanques hasta que el agua llegue otra vez. Los de la parte alta, a donde casi nunca llega el agua, en cambio, bajan para tomar de los tanques de las casas de sus familiares, que les toca compartir”.

RIESGO PARA LA SALUD

Consultada sobre el consumo de agua con E. Coli, la pediatra quiteña Giovanna Escobar puntualizó que este puede acarrear tres tipos de consecuencias para los niños. En primer lugar, existe un riesgo de adquirir infecciones gastrointestinales que, a su vez, provocan diarreas, resultando en una disminución de peso y una menor capacidad de absorción de nutrientes.

En segundo lugar, como consecuencia de lo mencionado anteriormente, está la pérdida de peso, la cual puede llevar a secuelas de desnutrición en niños que no reciben un tratamiento adecuado mediante hidratación, suero oral o reposición de electrolitos.

Finalmente, la tercera y más grave consecuencia es la persistencia en el consumo de agua con E. Coli, lo que puede dar lugar a casos de anemia, bajo peso y talla, así como a desnutrición crónica. Esto se debe a la deshidratación, la pérdida de peso y la disminución de la capacidad de absorber micronutrientes.

“Se llama baja de peso ‘pondoestatural’, que puede llevar a consecuencias a futuro, a una desnutrición crónica, si estas condiciones de administración o ingesta de agua no segura no son controladas”, comentó.

“El agua que no es segura, generalmente está en áreas rurales, las que tienen acceso a sus propios sistemas locales de salud. Cuando estos sistemas, de alguna manera, no pueden solventar de manera inmediata, son referidos a Quito o capitales de provincia, pero, generalmente, estos niños son atendidos en sus áreas comunitarias o de acceso inmediato”, acotó.

SOLUCIONES

En la escuela, los niños aprenden la importancia del agua a través de dos cifras que se han arraigado en el imaginario de numerosas generaciones en todo el mundo: el 60% de la Tierra es agua, al igual que el 60% del cuerpo humano. De la calidad del agua, en consecuencia, depende gran parte de la calidad de vida.

En el caso de Ecuador, como deja claro la citada estadística oficial de que el 36,7% de agua que se consume en vaso contiene la bacteria Escherichia coli, aún hay mucho trabajo por hacer para mejorar la calidad del preciado líquido.

El arquitecto urbanista Hernán Orbea, quien ha estudiado por casi 30 años la calidad de los servicios públicos en las ciudades capitales y en provincias, opinó que Ecuador ha descuidado y no ha dado la calidad que se merece la calidad del agua como “uno de los factores más importantes y radicales” del desarrollo humano.

Para definir una solución integral que pueda sostenerse en el tiempo, indicó el experto, es necesario empezar por aclarar lo que establecen las numerosas leyes y normas sobre la administración del agua. 

“Tenemos tal nivel de producción legislativa que más genera confusión que aclaración. Depende de muchísimos niveles desde el Gobierno Nacional, que constitucionalmente debe garantizar la provisión y la calidad del agua y luego, los distintos entes subnacionales, como los consejos provinciales, que manejan riego, turismo y vialidad. Y, finalmente, en la provisión, los gobiernos autónomos y descentralizados, que establece un régimen de provisión y distribuyen”, comentó.

En consecuencia, indicó Orbea, dada la importancia y la necesidad para el país de este tema, se debería impulsar que los diferentes sectores de la sociedad pongan en marcha un gran acuerdo nacional para garantizar la provisión del agua y su calidad.

Similar criterio expresó la directora de la Red de Ambiental de la Universidad UTE, Sonia Leiva, quien sostuvo que, previo a definir las medidas técnicas, se debe profundizar en las investigaciones que establecieron la presencia del E. Coli en el agua que consumen los ecuatorianos.

Sostuvo que se requiere involucrar a actores de la Salud Pública, Ambiente y gobiernos locales, para estudiar las causas que puedan existir, no sólo para la contaminación del agua con E. Coli, sino también otro tipo de posibles contaminaciones, de acuerdo con las realidades que tienen las diferentes provincias del país.

“Sabemos que puede haber contaminación fecal, pero esa bacteria habita en el tracto digestivo de mamíferos. Entonces, cómo esa contaminación llega al agua. Hay que tomar medidas, en el caso del uso del agua en la agricultura”, sugirió.

PRIORIDAD

Según el representante en Ecuador del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) y exministro del ambiente, Tarciso Granizo, el reciente informe que confirma la contaminación del agua crefleja el escaso interés que tienen los políticos que llegan a los gobiernos locales sobre la calidad del agua.

Granizo expresó esta preocupación después de manifestar su inquietud por los problemas de acceso al agua potable en las escuelas públicas. «Es sumamente grave que los niños se encuentren en lugares donde no tienen acceso a agua segura para beber. Si no logramos proporcionar un acceso del 100% al agua potable para toda la ciudadanía, este Estado ya es fallido, lo cual también se refleja en otros aspectos».

«A los gobiernos locales, en lugar de construir canchas de baloncesto y aceras, lo primero que deberían priorizar es garantizar un suministro adecuado de agua potable. Los presupuestos deben dar prioridad al agua potable y, luego, al tratamiento de aguas residuales, ya que nadie trata las aguas servidas, que finalmente desembocan en quebradas y ríos», añadió.

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