Por ahora, sólo las lluvias en la Amazonía mantienen la reducción en la duración de los apagones y seguimos dependiendo del clima. Las demoras en la compra de nuevas formas de energía también pesan en la situación actual. 

POR: Juan Camilo Escobar

A pesar de las dos horas menos en los racionamientos programados para esta semana, persisten tres grandes factores que siguen impidiendo eliminar o reducir significativamente los apagones que los ecuatorianos enfrentan por novena semana consecutiva. Esa es la advertencia de Marco Acuña y Gladys Pijal, directivos del Colegio de Ingenieros Eléctricos de Pichincha, y de Luis Ayala y Jorge Sevilla, miembros del Consejo Consultivo de Ingenierías y Economía ante la crisis energética.

Estos factores son: la necesidad de lluvias suficientes para recuperar el embalse y garantizar el funcionamiento óptimo del complejo hidroeléctrico Mazar, el segundo más importante del país; la falta de resultados efectivos en la inyección de energía contratada de emergencia; y las dificultades para adquirir energía de empresas privadas en Colombia.

Los especialistas afirman que la reciente decisión del Gobierno de reducir el racionamiento diario de 8 a 6 horas para esta semana representa sólo un “alivio temporal”, derivado de un incremento en la producción de la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, la más importante del país, impulsado por las lluvias recientes en la cuenca amazónica. En resumen, explicaron, esta reducción depende exclusivamente de las condiciones climáticas en la Amazonía.

Los expertos cuestionaron que, además del anuncio de la contratación e inicio de operación de una barcaza turca con una planta termoeléctrica para generar 100 megavatios, las autoridades no han informado resultados concretos sobre las contrataciones de emergencia para adquirir o alquilar energía, a fin de cubrir el déficit estimado por el Cenace en 1.080 megavatios.

Acuña advirtió que la continuidad o no de los recortes eléctricos dependerá, en gran medida, de las lluvias y del caudal de los ríos que abastecen a las principales centrales hidroeléctricas, como el complejo Paute y Coca Codo Sinclair. “La reducción de los racionamientos hoy depende de la cantidad de lluvias. Esto es especialmente crítico porque no se ha incorporado la generación de nuevas centrales térmicas, como estaba previsto”, afirmó.

El especialista señaló que, bajo estas condiciones, es “arriesgado” asegurar que se puedan mantener los cortes en seis horas diarias o reducirlos aún más, dada la actual demanda eléctrica en el país.

“Es muy probable que en los próximos días aumenten nuevamente las horas de racionamiento, ya que se consumirán las reservas acumuladas en Mazar, cuyo embalse ha aumentado su nivel en estos días”, agregó Acuña, en referencia al complejo de tres centrales hidroeléctricas de Mazar, Sopladora y Molino, ubicado en la cuenca del Paute, en el sur del país, que cubre el 38% de la demanda diaria nacional de electricidad o 1.756 megavatios por hora.

En la práctica, este criterio técnico de Acuña se cumple al pie de la letra: el reporte gráfico de la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec) confirma que sólo con excepción del sábado, desde el viernes ya se empezó a activar una de las dos turbinas de la central Mazar, que se mantenían apagadas desde el 25 de octubre para recuperar el nivel del embalse. 

Así, en los primeros 6 días de apagado total de esta represa, su embalse se recuperó 4,11 metros, al pasar de su punto más bajo de 2.111,28 el 25 de octubre a 2.115,39 el primero de noviembre. A partir de ese día, al activarse de manera intermitente por varias horas una de sus dos turbinas, el nivel del embalse ha experimentado varias precipitaciones. Hoy, por ejemplo, cayó desde los 2.116,13 a las 08:00 hasta los 2.115,83 a las 16:00. 

Frente a este panorama, Gladys Pijal, directiva del Colegio de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de Pichincha, advirtió que la central hidroeléctrica Mazar podría tardar varias semanas en almacenar suficiente agua para suministrar energía eléctrica de forma gradual al país.

“Si Mazar no logra almacenar y generar energía, enfrentaremos nuevamente apagones de hasta 14 horas diarias”, dijo Pijal. “Esta situación es perjudicial, ya que el país necesita reactivarse, aunque sea de manera gradual”.

INYECCIÓN DE NUEVOS MEGAVATIOS

Hasta el cierre de esta nota, el Ministerio de Energía no había respondido a una solicitud de información sobre la cantidad de megavatios incorporados de emergencia al Sistema Nacional Interconectado, destinado a cubrir el déficit que ha obligado al Gobierno a racionar el servicio desde el 18 de septiembre. Esta medida marca la tercera ronda de cortes desde octubre del año pasado.

Acuña expresó su preocupación por la situación: “Una de las cuestiones que se observa en la gestión de la crisis energética es el retraso en las contrataciones. Un paquete de 140 megavatios debía haber incorporado hoy el primer grupo generador de 50 megavatios, pero actualmente no está en producción y no se ha confirmado cuándo se integrará esta nueva generación al sistema”.

Por su parte, la analista Pijal enfatizó que, en la práctica, el Gobierno no tiene opciones viables para abordar este déficit a corto plazo. “No hay alternativas a corto plazo, salvo que el presidente, Daniel Noboa, tome decisiones concretas y traiga plantas térmicas a Ecuador, poniendo en funcionamiento la generación lo más pronto posible”, afirmó.

Por ahora, el país regresa su mirada al complejo hidroeléctrico Mazar, que en teoría debería aportar unos 1.756 megavatios hora, pero que en medio de activaciones intermitentes de una de sus tres centrales y tras las primeras lluvias tras meses de sequía sólo opera “a medio gas”. Así, a las 16:00 de hoy producía apenas 865,34 megavatios hora, es decir, el 49,2% de su capacidad total

Luis Alfredo Ayala destacó la importancia de recuperar los niveles del reservorio de Mazar, pero advirtió que esto debe hacerse conforme a una planificación técnica que evite la reducción total de la operación de este complejo de tres centrales hidroeléctricas.

“Es fundamental planificar basándose en estadísticas históricas sobre el comportamiento de las lluvias en noviembre. Si se prevé una disminución de las precipitaciones, es crucial reservar el nivel del agua para los próximos días, ya que no se puede dejar a la población sin energía. Además, hay una particularidad importante: si se apaga Mazar, no se pueden detener las operaciones de las otras dos centrales, Sopladora y Molino, que son esenciales para controlar un parámetro crítico en la entrega de energía: la frecuencia. Esto significa que, al iniciar la operación de una central, la frecuencia aumenta ligeramente, pero las otras se adaptan, disminuyendo su potencia. Si se queda inoperante el complejo completo, cada ciudad dependerá de la electricidad de las empresas eléctricas disponibles en su territorio”, explicó Ayala.

COLOMBIA

Los cuatro expertos consultados coincidieron en que, por el momento, no es viable la compra de energía a empresas privadas de Colombia, a pesar de que diferentes autoridades del Gobierno de Noboa anunciaron esta posibilidad en días recientes.

Esta situación se debe a que el país vecino aún no cuenta con la normativa interna que permita el uso de su sistema interconectado, del cual varios actores tienen propiedad y derechos. 

“Colombia no le vende energía a Ecuador porque sus embalses están operando al 55% de su capacidad y temen que pueda haber racionamientos. Además, esperan que los niveles aumenten en los próximos 30 días en al menos dos tercios para poder hacer frente a posibles apagones en febrero. Es decir, la crisis es regional y es seria”, afirmó el especialista Jorge Sevilla.

La versión oficial sigue siendo que esas compras a las empresas colombianas podrían concretarse a finales de este mes. 

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